Las salas de El Semáforo ofrecen una muestra del cine cubano, del 20 al 30 de octubre.
La comedia «Nada» ganó el Coral a la Ópera Prima en La Habana y participó en el Festival de Cannes.
Ampliamente valorada alrededor del mundo, la producción audiovisual cubana se ha visto en Costa Rica a retazos. La guerra fría -que las próximas elecciones en Estados Unidos mantienen caliente- nos ha alejado durante cuatro décadas de unos vecinos que habitan la mayor isla del Caribe y donde componen su enorme y diversa riqueza cultural.
No es necesario dilucidar la complicada trama de poder que pone a Cuba en veremos, sea por la dictadura o por el embargo y la amenaza extranjera, para saber que su música, su danza y su literatura, y en especial el cine que ha producido su legendario Instituto de Arte y Cultura Cinematográfica (asombrosamente libre) son un formidable patrimonio de la humanidad.Es un acontecimiento hallar aquí ese cine que pese a los crecientes conflictos políticos y penurias económicas de Cuba conserva su alta calidad. Son siete títulos, muy diferentes, todos notables. La muestra es un banquete.
UN PROGRAMA PARA EL REGUSTO
«La vida es silbar» (1998), de Fernando Pérez (Hello Hemingway), es vista como una obra maestra, de extraordinaria riqueza y complejidad. Una joven misteriosa procura despertar en tres amigos (una bailarina, un músico y una asistente social) el milagro de la felicidad en una Habana mágica, donde la mayoría teme palabras e ideas. Pletórica de símbolos e insinuaciones, es un sagaz canto a la libertad que reclama el placer de vivir y rescata los logros en medio de la desolación. Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance, Premio Goya, galardonada en Rotterdam, Berlín y Lima, Bolivia e Italia. Su humilde autor, pese a más de medio centenar de premios cosechados, vino invitado a la X Muestra en 2001. Su último documental «Suite Habana» recién inauguró el Festival de San Sebastián.
«Madagascar» (1994), también de Fernando Pérez y escritor premiado por Casa de las Américas. Una chica sueña con abandonar sus estudios e irse para el África; su madre no la comprende. Honda reflexión ontológica, sobre la necesidad de ilusión y comunicación humanas. Gran Premio de Friburgo, Premio Especial de La Habana, laureada en Troia y Biarritz.
«Vampiros en La Habana» (1985), del genial animador Juan Padrón, autor de los populares Filminutos, de Quinoscopio y del personaje Elpidio Valdés, ganador de más de un centenar de premios. Parodia de los filmes de gángsteres. Vampiros mafiosos, de varias nacionalidades, tratan de robar una fórmula mágica que les permita vivir a la luz del día. Tercer Coral en La Habana, Medalla Brassens y Primer Premio en Burdeos.
«Paraíso bajo las estrellas» (1999), elegante y hermosa coproducción cubano española con notable música de José María Vitier, dirigida por Gerardo Chijona (Adorables mentiras). Sissy quiere ser artista del mítico cabaret Tropicana (al que alude el título), igual que su madre. Sin embargo, su padre, un camionero, se opone rotundamente. Se lucen magníficos actores como Thais Valdés, Vladimir Cruz, Enrique Molina y Daisy Granados. Mejor Banda Sonora, Mejor Música y el más popular en el Festival de La Habana. Presentada en el Sundance.
«Un hombre de éxito» (1986), brillante como toda la obra de Humberto Solás (Cecilia, El siglo de las luces). Describe mordazmente, en La Habana de los años 30, el ascenso de un joven ambicioso y sin escrúpulos. Nominada al Oscar, ganó en Cartagena y la Habana, Makhila de Plata en Biarritz.
«Nada» (2002), de Juan Carlos Cremata, dramaturgo, profesor, que proviene de la Escuela de San Antonio de Los Baños. Carla trabaja en el correo. Sus padres la inscriben en la lotería de las visas estadounidenses, pero ella no tiene ninguna esperanza. Un día, de casualidad, descubre una manera anónima de ayudar a los demás. Con esta comedia ganó el Coral a la Ópera Prima en La Habana y participó en Cannes. Premiada en Nápoles, San Juan, Miami y Santa Cruz. Nominada al Goya.
«Yo soy, el son de la salsa» (1996), de Rigoberto López, cuenta de los orígenes del son cubano en las montañas de Oriente que llevan a la salsa, popular música bailable alrededor del mundo. El documental triunfó en Gramado, Bahía, Lérida, San Juan, La Habana, Chicago y Nueva York. Aparecen Héctor Lavoe, Celia Cruz, Tito Puente y otras luminarias.
CINE SUGESTIVO
Este ciclo de cine se exhibirá en El Semáforo, ubicado junto a la línea del tren, entre la Calle de la Amargura y el Liceo Vargas Calvo. Sus salas abrigas el cine más extraño y sugestivo de la ciudad. El techo elevado, tapizado de afiches; la decoración iconoclasta con alusiones cinéfilas por doquier; la comedera sabrosa a bajo precio, y un amplio salón amigable donde se encuentra o pasa casi cualquier cosa. El sitio, siempre en construcción, es único y aún no ha sido realmente descubierto por los vecinos universitarios y josefinos. Dos salitas para DVD mantienen una cartelera latinoamericana que, con altibajos normales, es de gran interés para todo el que sepa que el mundo no sólo es «rápido y furioso». Lo que valen Silvio Caiozzi, Arturo Ripstein, Enrique Gabriel y otros artistas que de cuerpo entero, o solo con sus obras, alumbran este atrevido invento que la pareja mexicana Retes-Elizarrarás vino a vestir de rojo, verde y amarillo, dando vía al asombro, la denuncia febril, el relieve erótico, y más, en pantalla y fuera de ella. Ahí mismo, cómo no, será este maravilloso despliegue de filmes cubanos. Para consultas llame al 253-9126, donde el cine no hollywoodense es el que atiende.