Cavilaciones de un militante

El 16 de abril de 2011, el profesor Gerardo Contreras cumplirá 50 años de ser un orgulloso militante comunista, dado que desde que era

Te diste cuenta que  y Cavilaciones ya se pueden adquirir en las diferentes librerías.

El 16 de abril de 2011, el profesor Gerardo Contreras cumplirá 50 años de ser un orgulloso militante comunista, dado que desde que era niño se afilió al partido Vanguardia Popular bajo el auspicio de los aires campesinos y revolucionarios de la Turrialba de entonces.

Ahí el niño respiraba cada día lo que significaba el compromiso con una patria mejor y hoy, casi medio siglo después, plasmó ese pensamiento en dos nuevos libros: Cavilaciones y Te diste cuenta que.

Ambas producciones literarias, de quien fuera catedrático de historia en la Universidad de Costa Rica, dado que recientemente se jubiló, dejan traslucir la lucha que para Contreras no acabará nunca y que siempre debe estar presente en su quehacer intelectual.

“Estos dos nuevos libros los inscribo dentro de mi permanente deseo
de estudiar y reestudiar, pensar y repensar lo que sucede a mi alrededor
en este mundo carcomido hasta la médula por el capitalismo salvaje.

Por eso, trato de que mis letras sean un instrumento crítico en las actuales condiciones histórico concretas”.

Cavilaciones es un texto que se hermana con la poesía, mientras que Te diste cuenta que se inscribe más en la corriente del ensayo.

“Me siento muy cómodo cuando escribo en tales géneros literarios. Y cuando puedo recurro al cuento”.

En los dos libros hay un “notorio esfuerzo por rescatar la memoria histórica;
eso es lo que explica que cualquier artículo, poesía, ensayo, o cuento  que yo
escriba siempre tendrá ese ingrediente”.

Para Contreras, por ende, es natural que su ideología – cultivada en las aulas universitarias, pero sobre todo en el “campo de batalla” de la calle –, impregne sus creaciones literarias.

En los textos más recientes puede aparecer un poema dedicado a un reconocido militante de la izquierda, como otro que cuestiona directamente, por ejemplo, a George Bush hijo.

 “Cuando hablo de rescatar la memoria histórica lo hago desde la concepción de la historia no oficial: una historia  no oficial que ayude al proceso de emancipación de los pueblos.

No es que los jóvenes tiendan a pasar esto por alto; no, es que no se los enseñan.  Si les enseñan algo es totalmente distorsionado, vale decir, la historia oficial, la historia para memorizar, la de aprender algo hoy y olvidarlo mañana, eso con el objetivo político-ideológico de no enseñarlos pensar y razonar”.

LA MEMORIA

Quienes han seguido las diversas publicaciones de Contreras notarán que ya sea en el cuento, en la novela o en la poesía se filtran siempre imágenes de su niñez de militante en la bucólica Turrialba, donde creció abrigado al calor de su tío, al que visitaban Carlos Luis Fallas (Calufa), Luisa González, Adolfo Herrera García (Fofo), Emilia Prieto, Manuel Mora y Arnoldo Ferreto, entre otros.

“Para mí  la vida es un eterno recuerdo, y en mi caso se da la circunstancia
de que recuerdo muchas cosas desde cuando tenía cinco o seis años. Y si
a eso le agregamos que tengo la vocación de historiador, entonces,  mezclo
estos elementos, a veces de manera muy consciente y otras de forma inconsciente. No hay duda de que me ayuda en el oficio de permanente aprendiz de historia”.

Contreras, de 56 años y quien fuera profesor en la Cátedra de Estudios Generales de la UCR, se siente orgulloso de que en su literatura se palpe directa o indirectamente su visión de mundo, puesto que a él se le podría endosar aquello que afirmaba de sí José Saramago: “Yo soy un comunista hormonal”.

“Ya decía José Ortega y Gasset: ‘Yo soy yo y mi circunstancia’.  Traigo esto a referencia, porque me crié en hogar comunista, pero comunista de verdad, de vivir y sentir la lucha de clases, no como mera categoría dialéctica marxista, sino que viendo y viviendo la explotación del género humano”.

Por eso casi al tiempo que de la imprenta salían Cavilaciones y Te diste cuenta que, ya en el cuaderno de notas a mano que lo acompaña siempre, este viejo militante de la izquierda y de la vida empezaba a extraer los primeros recuerdos para los que serán sus memorias de 50 años de lucha en las diferentes trincheras que le ha tocado defender.

“Ser comunista no es solo ser poseedor de un carné que lo acredite a  uno como militante, sino que para mí es,  ayer, hoy y siempre, tener una actitud ante la vida y estar en vigilia permanente por la búsqueda de plenitud como ser humano”. 

 

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