Entrevista al coreógrafo cubano

Coreógrafo Pepe Hevia: «Siempre regresamos, siempre revivimos»

Universidad conversó con el cubano Pepe Hevia, luego de un ensayo nocturno de «Regresión»

En el hermetismo casi absoluto del Teatro Montes de Oca, UNIVERSIDAD conversó con el cubano Pepe Hevia, luego de un ensayo nocturno de Regresión.

En ese espacio íntimo −semejante al útero donde el bailarín y coreógrafo regresa una y otra vez−, compartió parte de los recuerdos y experiencias que lo hacen un creador laborioso y sensible de la danza.

Hevia habló de sus motivaciones, penas, amores y forma de abordar el proceso formativo y creativo durante el montaje de la obra que estrena Danza Abierta de la UCR este jueves.

 La coreografía se llama Regresión, ¿por qué?

−Siempre he sido muy autobiográfico. Este viaje, tan vertiginoso que llevo, me acerca cada vez más a mi infancia; lo que no tengo solucionado viene de ahí y lo construido a partir de ahí lo arrastro para toda la vida. No quiero desprenderme de lo que arrastro, ni siquiera de lo más cruel, porque es lo que me hace tener más fuerza, ser mejor, valorar lo bueno que encuentro. En esta obra hay pasajes míos con mi abuela, con mi padre y mi madre. Ella murió hace siete años y no he podido superarlo, y me doy cuenta que el camino no es borrarlo, sino aprender a convivir con ese dolor, que me hace crear, bailar y cuidar la danza, aunque esté agotado. Regresión es por eso, porque siempre regresamos, siempre revivimos, siempre volvemos a conectarnos, y en este momento estoy cada vez más consciente de dónde vienen mis historias, de lo peor y lo mejor que tengo. Somos lo que nos marcó en esos primeros años de la vida. Escucho la voz de mi abuela, de mi madre. En estas ciudades, en que las comidas son muy parecidas, veo un plato con frijoles y los maduros al lado, y automáticamente estoy con mi abuela, oigo su voz, su olor; es como una regresión total. Me hace feliz, porque me doy cuenta que está ahí tatuada, que no se me ha ido toda esa gente.

Regresión es por eso, porque siempre regresamos, siempre revivimos, siempre volvemos a conectarnos, y en este momento estoy cada vez más consciente de dónde vienen mis historias, de lo peor y lo mejor que tengo.Pepe Hevia, coreógrafo cubano-español

Y en la interrelación con los muchachos, ¿qué te devuelven ellos al ser tu propuesta tan autobiográfica?

−Les cuento mucho de todo esto, pero siempre les digo que el bailarín baila sus historias, no la historia del coreógrafo que solo forma parte del proceso donde ellos empiezan. Creo que ellos están jóvenes y están recibiendo un bombardeo de cosas que les estoy exigiendo, porque la fisicalidad que yo trabajo es de muchos matices; hay momentos muy técnicos y hay momentos que son muy teatrales, de una gestualidad muy simple. Ahí el sentido de grupo es muy importante, porque si todos se emocionan mucho, lo que llega afuera es una lluvia insoportable de emoción. Algo que les pido es que tienen que saber no solamente la parte que están bailando, sino quién está detrás; si es un solo, un dúo, para que sepan qué contraste o similitud tiene con el suyo. Intento que ellos sepan el viaje completo que hay en escena, desde la parte física hasta ese viaje interno.

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En la coreografía hay un énfasis en la no dramatización, en el movimiento suave, ¿lírico?

−Les digo que no es expresionista. El expresionismo bien hecho es muy complicado y es muy fácil llegar a su caricatura. Por ejemplo, hay una parte donde todo el elenco baila en parejas, y esto tiene que ver con que no he sido muy afortunado en amores. Sin embargo, desde hace cuatro años tengo una pareja. Admiro a las personas que duran muchos años, un amor de verdad. Hay unos viejitos que se tocan y yo me muero, que llevan 50 años juntos y están plenos; yo me alucino con eso. Entonces, ese momento coreográfico quiere decir encontrar la media naranja, esa cosa eterna; por eso ese baile es pequeño, casi no están haciendo nada, pero hay mucha intensidad.

En relación con la música, se siente una tensión entre lo clásico, lírico y sonidos más electrónicos, incluso momentos específicos de canciones populares. ¿Por qué?

−La música es más narrativa, porque soy muy abstracto a nivel coreográfico −con algunos símbolos muy directos−. La música es la que narra más, mientras que el cuerpo sugiere más; los muchachos saben que esa música es un texto que tienen que entender, porque esa fusión de sonidos de trenes antiguos con trenes de ahora, de la lluvia −porque esta ciudad la conecto con la lluvia y con los trenes− y esa lluvia que cada vez que he venido a coreografiar de repente parece que se va a caer el mundo y ese ruido en los tejados. Por eso hay ese paisaje todo el tiempo, que va describiendo; es más narrativo, donde fusiono música clásica con música tradicional cubana, con sonidos muy electrónicos, que connotan relaciones frías, falsas. Ese paisaje sonoro lo construyo con una consciencia de la dramaturgia tremenda, que me ayuda a entender lo que estoy coreografiando.

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