Cuando la monumentalidad está en lo pequeño

El Museo de Arte Costarricense (MAC) exhibe el Museo de la miniatura, una colección de 87 obras visuales en pequeño formato de artistas nacionales.

Margarita descansa sobre un sillón, plácida. Es una mujer hermosa, de caderas anchas, piernas y brazos gruesos, con su pelo negro colocho que le cae sensual sobre los hombros. A esa Margarita nadie le narra un cuento de princesas, tampoco ella espera a deshojar ninguna flor; se ama a sí misma y está segura de ser amada, en su monumental pequeñez.

“¡Descansa Margarita!” es el título de la escultura de Leda Astorga, una de las artistas visuales con una obra en la exposición del Museo de la miniatura, que el Museo de Arte Costarricense (MAC) del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) tiene abierta hasta el 7 junio de este año.

La escultura de la voluptuosa mujer es una de las 87 obras que forman parte de esta colección, concebida en 1989 por el reconocido artista visual “Rafa” Fernández, que de nuevo se muestra como parte del patrimonio del MAC.

“El Museo nace con la idea de que fuera itinerante, de llevarlo a la gente que no puede venir”, explicó Alma Fernández, directora del MAC. En aquel momento, el artista plástico hizo una selección de pintores y escultores y les entregó el trozo de madera y el lienzo para controlar el tamaño y que se facilitara el transporte de las obras donadas por sus creadores.

Esta característica de las dimensiones pequeñas de las creaciones hace que la colección sea fácil de montar, en diferentes espacios y maneras.

Posteriormente, el Museo de la miniatura pasó a manos del MAC y, a finales de los años 90, la institución hizo una segunda convocatoria, con el fin de actualizar la colección.

En el 2004, el MAC realizó la tercera convocatoria “tratando, de nuevo, de que no faltaran ciertos nombres en la colección”, recordó la directora Fernández.

La exposición abierta hasta junio reúne por primera vez a los artistas participantes en las tres invitaciones y es el preámbulo del cuarto llamado a crear, para ser parte del Museo de la miniatura.

La colección está conformada por 64 pintores y 23 escultores; “revisando las tres décadas que han pasado, una puede ver cuáles son los vacíos, los artistas que hacen falta; es así como el Museo hará la invitación para completarla”, expresó Fernández.

Una vez realizada la cuarta edición, el objetivo no es solamente que el Museo viaje dentro del país, sino que salga al exterior. “Yo sueño que sea una colección que pase por todo Centroamérica, que genere otros museos de las miniaturas itinerantes, porque he estado investigando y no existen”, destacó.

A su parecer, existe una tendencia en los artistas visuales de crear grandes formatos, pero descubren –en el caso de los que no lo trabajan− que la monumentalidad no está solo en el tamaño; “el artista que posee ese talento se da cuenta que puede hacer una joyita”, opinó.

Fernández considera que para lograr estas creaciones los artistas visuales deben cambiarse el “casete”, pues son diferentes los instrumentos y pinceles utilizados; “pero ves inmensidades. Podés ver una fotografía de la pieza e imaginarte que es muy grande y te sorprende encontrar una obra de 13 x 20 centímetros con un detalle impresionante”.

Leda y Margarita

Leda Astorga comparte la placidez y belleza de sus esculturas. Además, tiene un fino sentido del humor y de la vida que se refleja en cada una de las obras que crea. Ella pertenece a la primera “camada” de artistas visuales que participaron en aquella convocatoria del maestro Fernández.

Leda creó a “¡Descansa Margarita!” hace unos 28 años. “Me gusta la escala natural, de 1,80 metros, pero también me encantan las miniaturas y los medianos formatos; es decir, no tengo preferencia”, comentó mientras servía unas chorreadas y té de jazmín, temprano por la mañana en su casa, que es también taller y museo íntimo.

La mayoría de las esculturas miniatura –que caben en la palma de la mano− las crea en concreto y sólidas, aunque luego de encontrarse con un libro maravilloso de recetas de escultura aprendió a hacer las piezas huecas.

A Margarita la modeló en arcilla, luego hizo un molde en yeso (un negativo) y un positivo en concreto. “Es un proceso muy laborioso, por eso ahora las hago en plasticina, para evitarme un paso”, detalló. Por lo general, utiliza arena de mármol o carbonato de calcio (piedra molida) y cemento blanco, para hacer una especie de atol que chorrea sobre los moldes.

“Es la misma técnica que la de construcción, porque tengo que usar varilla metálica; es igual que hacer una casa, para amarrar bien el concreto. Soy como un albañil”, dijo riendo.

La pieza que forma parte del Museo es de una edición de varias esculturitas que fue trabajando a lo largo del tiempo y de la cual conserva la suya. “Todas quedan tan diferentes que después no sé cuál es la original y cuál es una réplica”, comentó Astorga.

Según recuerda, “¡Descansa Margarita!” es muy parecida a una señora vendedora de copos que se paraba siempre frente a la Escuela Metálica, en el centro de San José, en un parque que ella le llamaba de las hamacas.

Leda iba con su hija pequeña para que jugara en un tobogán enorme. “Esa señora era descomunal, con un delantal pequeñito y unos brazotes que se le partían como bollos de pan; siempre tan alegre y feliz, vendiendo sus copos, y yo me enamoré de esa señora. ¡Ay, qué señora tan bonita!”.

A Leda le gustaba el espíritu de la vendedora, ya que era muy simpática. Fue así como estas personas con esas formas le interesaron y a partir de ahí empezó a desarrollar la temática que la ha hecho famosa.

Otra de las cualidades de Leda es el uso del color, que en “¡Descansa Margarita!” se expresa con vivacidad. Es como una doble obra a partir de la escultura y la pintura, en donde prepara el “lienzo”, después lo pinta de blanco y luego con óleo o acrílico, para insuflarle vida y humor a sus personajes.

A propósito de los colores que imprimen una rúbrica a sus esculturas, Leda contó que en el examen de quinto año de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, el jurado la aplazó por las 25 obras realizadas: “Me dijeron que las esculturas no se podía policromar, que no podían ser gordos y que no podían tener humor”.

Ahora ese estilo tan personal de Leda Astorga forma parte de la colección del Museo de la miniatura del MAC, en donde resalta, entre las bellas obras que la componen, sus colores llamativos y rasgos humorísticos, en consonancia con su propia visión del mundo.

Miniaturas monumentales

Qué: Exposición Museo de la miniatura*.

Dónde: en el MAC, ubicado en el parque La Sabana.

Cuándo: hasta el 7 de junio.

Horario: de martes a domingo, de 9 a.m. a 4 p.m.

Entrada gratuita.

*Los interesados pueden hacer solicitudes al MAC para llevar el Museo de la miniatura a otros espacios; para tales fines, la institución hace un estudio de la seguridad, el espacio e iluminación, para no poner en riesgo la exposición.

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