Cultura guanacasteca redescubre su pasado

Para los músicos Max Goldemberg y Olman Briceño, la cultura guanacasteca va mucho más allá de la imagen del sabanero y las corridas de toros.

Para los músicos Max Goldemberg y Olman Briceño, la cultura guanacasteca va mucho más allá de la imagen del sabanero y las corridas de toros.

En Guanacaste, la cultura es hija de varias madres. Por los caminos empolvados de las costas, lomas y llanuras de esta mágica provincia, se han encontrado muchas sabidurías y leyendas de pueblos indígenas, afromestizos, turcos y españoles.

Estas tierras fueron testigo de una época donde la guitarra acompañaba con pasión a cantantes que en solares, cantinas y tranqueras se posaban para dar serenata y saciar las gargantas de los enamorados nocturnos, con canciones como “Amor de temporada”, de Héctor Zúñiga, o “He guardado”, de Arístides Baltodano.

En el mes de julio, Guanacaste se convierte en un recuerdo oficial: la anexión del Partido de Nicoya, ocurrida el 25 de julio de 1824, es un momento político para conmemorar el mito del “Guanacaste eterno”, de la hacienda ganadera, los bailes folclóricos y la marimba.

Pero, como afirman los músicos Max Goldemberg y Olman Briceño, la cultura guanacasteca no está congelada en el pasado de la hacienda, sigue viva cantando los nuevos problemas de la región. Celebrar las raíces, la tierra y la naturaleza no se hace en un solo día, sino que se celebra todo el tiempo.

Para hurgar más profundo en las raíces de esta cultura, UNIVERSIDAD conversó con estos músicos para conocer sus historias y opiniones alrededor de estas fechas conmemorativas:

Max Goldemberg Guevara:“Soy un enamorado loco por la naturaleza”

¿Cómo fue tu acercamiento con la música?

–Provengo de una familia que tiene trayectoria artística. Mi abuelita Isolina –La Chola a la que le cantaba Malpaís y que era maestra rural a inicios de siglo− tenía acceso a la cultura. Las maestras eran figuras importantísimas de la enseñanza; tan famosa era la maestra como lo es hoy el alcalde.

Adán Guevara, hijo de mi abuelita, también fue compositor. Tuve la suerte de que Adán fuera mi tutor cuando estuve en la escuela. Nosotros estábamos en una casa de artes y ahí me comenzaron las primeras inquietudes por verlo a él cantar.

¿Cuál fue la enseñanza más grande que te dejó tu tío Adán Guevara?

−Mi tío era un gran educador. Lo ingrato y lo injusto es que mi tío nunca fue considerado educador por el Ministerio de Educación, porque en aquellos tiempos era mucha la persecución que había contra los comunistas y él había adoptado esa ideología. Pero para mí siempre fue el tío que puso las bases en nosotros.

¿Cómo influye el hecho de ser de Nicoya en tus creaciones musicales?

−Creo que el entorno en el que te desarrollás tiene mucha influencia en tu expresión. Soy un enamorado loco por la naturaleza. Tanto que esta finquita que heredé la dejé que se enmontañara otra vez; en estos momentos hay hasta venados. Ya ha retornado toda la fauna. Adoro estas lomas y bosques, pájaros, congos y todo lo que encontramos aquí.

¿Que pensás de que se tienda a asociar la cultura guanacasteca con algo del pasado?

−Eso es un error muy común, sobre todo en estas fechas que se festeja la Anexión. Si usted escucha mi música, se da cuenta que está tan viva como el hoy. Acabamos de hacer un par de piezas; una se llama “Amor digital” y la otra “Sin señal”, sobre lo típico que le pasa a nuestros jóvenes, que viven pegados al celular y no pueden comunicarse si no tienen señal. Esto te habla de lo actual del desarrollo del arte, porque estamos hablando de problemas de hoy.

¿Qué papel tiene hoy el músico en la cultura guanacasteca? Hay gente que dice que el músico es tan indispensable como el sacerdote o el médico.

−Creo que ha cambiado para bien. Ahora nuestra juventud tiene más acceso a la formación profesional, mejor oportunidad de desarrollarse y más acceso a la tecnología.

Seguro por los años que ya tengo en esto soy considerado para muchos jóvenes como un norte, y eso me llena de mucha satisfacción y mucha pena, porque digo: ¿cómo es posible que yo, que no soy nada profesional, sea considerado referente para músicos estudiados? Pero luego me doy cuenta de que hay cosas que aporto con la experiencia. Me encanta compartir con gente mucho más joven que yo.

 

 

Max Goldemberg Guevara

Nació el 3 de marzo de 1944 en Liberia. Su familia es de Nicoya.

Discípulo y sobrino del músico Adán Guevara y tío de los músicos Jaime y Fidel Gamboa.

Friso

 

 

 

Olman Briceño está trabajando en su nuevo material “Cuerpos de Luz”, dedicado al amor y la espiritualidad.
Olman Briceño está trabajando en su nuevo material “Cuerpos de Luz”, dedicado al amor y la espiritualidad.

Olman Briceño:“Somos la conexión más fuerte que existe con Mesoamérica”

El músico y cantautor Olman Briceño, nacido en 1982, ha evolucionado como artista al lado de personas como Guadalupe Urbina, Carlos Rodríguez y Max Goldemberg, entre otros.

Es fundador del movimiento de las Peñas Culturales y de la GuanaRed (Red de Gestión Cultural Comunitaria). Sus influencias musicales pasan por la nueva trova cubana, el rock y la música mesoamericana. También es profesor de Psicología Social en la Sede Guanacaste de la Universidad de Costa Rica.

¿Que pensás de que se tienda a asociar la cultura guanacasteca con algo del pasado?

−Creo que no es un error asociar la cultura guanacasteca con el pasado, el problema es qué tipo de pasado. Normalmente, lo que se resalta como valores guanacastecos son los de la hacienda ganadera: el sabanero, las corridas de toros, la gallardía de los hombres que redundan en estereotipos muy machistas.

La cultura guanacasteca es mucho más amplia y tiene una gran carga de ancestralidad. Desde las hibridaciones mesoamericanas que se dieron entre los chorotegas, los zumos, los corobicíes, pasando por los afromestizajes de la colonia, los turcos, hasta llegar a que hoy nuestras costas están llenas de gente de otros países.

¿La cultura oficial nos ha querido mostrar otra historia?

−Sí. Comprender la historia de Guanacaste es ir mucho más allá de ese pasado idealizado que busca resaltar unos valores que son políticamente adecuados a algunos intereses. Guanacaste es mucho más que eso, conocer los pasados negados de nuestras culturas nos da una imagen más clara del presente.

Somos la conexión más fuerte que existe con Mesoamérica; pienso que eso nos tiene que dar a entender la diversidad cultural que habita en nuestro país. La parrandera, el quijongo y la marimba son expresiones de ese pasado mestizo.

¿Cómo expresás esas mezclas en tus canciones?

−Mis canciones reflejan ambas líneas: tanto la parte ancestral como el presente de la naturaleza y la visión de una humanidad que tenga valores más respetuosos y sensibles con lo que nos rodea.

Las canciones tienen la particularidad de que trascienden el tiempo y el espacio, y nuestras canciones van en esa línea. La canción es un puente entre el pasado y el futuro.

Tenemos que redescubrir nuestro pasado para poder comprender el presente; creo que la música tiene ese poder para conectarnos con nosotros mismos y trascender todos esos estereotipos, que hacen que la gente se acuerde de Guanacaste porque es una efeméride. Uno celebra su tierra, sus orígenes y su naturaleza todo el tiempo.

Los Unto

Los Unto es el nuevo proyecto musical de Max Goldemberg Guevara.

Para conocer más de dónde viene ese nombre, UNIVERSIDAD le pidió una explicación: “En la Hacienda Vieja no teníamos mucho acceso a la medicina veterinaria. Entonces los venenos que se empleaban para curar el ganado eran hechos en la misma hacienda y se llamaban ‘unto’. Eran básicamente cebo de ganado derretido con chile picante, limón, etc., y hacíamos nuestros propios revoltijos.

“Solíamos andarlo en un cacho de vaca que llamaban ‘cacho de unto’. Todavía nuestra gente de los topes usa cachos huecos, pero llenos de guaro. Yo quise recuperar esa palabra, porque para mí tiene un gran significado de lo que fue la Hacienda Vieja”, afirmó.

 

 

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