Debravo regresa con “Obra Poética”

La Editorial Costa Rica presenta este 13 de agosto “Obra Poética”, de Jorge Debravo, una edición de más de 600 páginas que recopila el

La Editorial Costa Rica presenta este 13 de agosto “Obra Poética”, de Jorge Debravo, una edición de más de 600 páginas que recopila el material de doce libros de poesía del escritor turrialbeño.

En estos momentos, circula una edición de lujo de tapa dura y la obra ve la luz además en el contexto del  aniversario número 45 de la muerte del poeta, ocurrida tras un accidente el 4 de agosto de 1967.

Juan Durán, miembro del consejo directivo de la Editorial Costa Rica, expresó que esta publicación obedece a “una vieja preocupación” de la Editorial e informó que los libros incluidos son “Milagro abierto” (1959) —fue el primero con la Editorial Costa Rica e incluye algunos tomos publicados de manera artesanal en Turrialba—, “Devocionario”, “Poemas terrenales”, “Digo”, “Resucitado vengo, amor, cantando”, “Otros poemas”, “Nosotros los hombres”, “Canciones cotidianas”, “Los despiertos”, “Vórtices”, “Guerrilleros” y “El grito más humano”.

La publicación incluye como anexo un ensayo de Debravo sobre su poesía, titulado “Mi posición”, otro ensayo de Joaquín Gutiérrez —que sirvió de prólogo a la “Antología Mayor” de 1974— y una entrevista que el propio Gutiérrez hizo a la esposa de Debravo, Margarita Salazar.

Además, contiene una entrevista que el poeta concedió poco antes de morir en mayo de 1967 y una nota introductoria del ministro de Cultura, Manuel Obregón, ya que ese ministerio colaboró en la edición. El prólogo fue escrito por Carlos Francisco Monge, poeta y profesor de la Universidad Nacional (UNA).

Durán llamó la atención al hecho de que la mayor parte de la obra de este escritor fue publicada de manera póstuma y que la Editorial Costa Rica solo publicó uno o dos libros de él en vida.

Sobre la edición de lujo que ya circula, informó que ha tenido gran aceptación por su gran calidad y a pesar de que es cara, pues tiene un costo de ¢25 000.

Aunque inicialmente la información provista por la Editorial cifró en 230 los ejemplares publicados bajo esta modalidad, Durán puntualizó que más bien podrían alcanzar los 1000 ejemplares, mientras que la edición en formato rústico —que verá la luz posteriormente— será de unos 2000 ejemplares y su precio aún está por definir.

“Con esta edición, el país paga una deuda que tenía con Debravo, lo cual me emociona. Se trata de un poeta humilde y marginal, conocido pero no leído, y quien produjo una obra digna y de altura; fue un gran poeta”, expresó.

“El costarricense ha conocido a Debravo por el respeto que el país le tiene —después de todo ha pagado la publicación de su obra—, pero sus libros son difíciles de encontrar. Aunque ha sido conocido y admirado, no había un tomo con sus principales obras poéticas; hasta ahora la Editorial Costa Rica cumple con ese deber”, agregó.

EDICIÓN CRÍTICA

Durán expresó que Debravo publicó bastante, pero de manera “muy desordenada y asistemática”. Por eso, tras la muerte del escritor en 1967, la Editorial se propuso compilar su obra, pero quienes la dirigían en ese momento “descubrieron el caos que se ha dado con respecto a su obra”, lo cual incluye las primeras publicaciones artesanales y “muy fugaces” que Debravo logró editar junto a amigos suyos en Turrialba.

En ese sentido, detalló que la edición de “Obra poética” contó con un arduo de trabajo de la jefa de producción de la Editorial Costa Rica, Marianela Camacho, quien realizó “una gran labor filológica” en la que clasificó, ordenó y depuró el reordenamiento de la poesía de Debravo, lo cual fue necesario debido a que en varios libros se repitieron poemas.

Durán recordó que Debravo en vida publicó 6 textos y otros 6 fueron póstumos. A lo largo de ese proceso, se sobrepusieron poemas en varios libros, a lo que se suma que él cambió versos, estrofas e incluso títulos.

Al respecto, citó que la edición de la “Antología mayor”, realizada por Joaquín Gutiérrez en 1974, cuenta incluso con poemas inéditos que fueron incorporados posteriormente.

Precisó que Camacho en primer lugar abordó el orden cronológico de todo el material, para luego enfrentar la tarea de “fijar” los textos; es decir, en los casos que lo ameritaron tomó como base las primeras ediciones, para comparar luego los poemas con otros inéditos y algunos borradores, con el fin de tener claridad ante elementos o poesías enteras que se repitieran. “Fue un trabajo muy difícil; ella sistematizó y ordenó toda la obra”, acotó.

A su parecer, “es una edición crítica muy bien hecha, para que el costarricense tenga una obra confiable de Jorge Debravo”, y si bien se recopiló toda la obra publicada de Jorge Debravo, existen aún muchos manuscritos en posesión de la familia, amigos cercanos o conocidos, por lo que editar la obra completa será “una tarea enorme”.

 


 

Sin iglesias ni cruces

Jorge Debravo, pseudónimo para abordar la creación literaria de Jorge Delio Bravo Brenes, nació el 31 enero de 1938 en Guayabo de Turrialba, en el seno del hogar de Joaquín Bravo Ramírez y Cristina Brenes, “campesinos pobres”, según la información provista por la Editorial Costa Rica.

La comunidad de Guayabo no contaba con escuela y la más cercana se encontraba en la localidad de Santa Cruz, a cuatro horas de camino. Fue su madre quien enseñó el abecedario y a escribir su nombre a un joven Jorge. Este, según se dice, escribía en hojas de plátano con un palillo y, entre otros artilugios, recurrió al hervido de ciertas bayas, con lo que lograba producir una tinta color morado oscuro.

Su primer libro fue un diccionario y lo compró a partir de los fondos que logró con una milpa, a la que dedicaba tiempo diariamente a partir de las 2 p.m., cuando salía de un trabajo que tenía para ayudar en la casa.

Fue gracias a una beca que le consiguió una maestra de Santa Cruz que terminó la escuela primaria en Turrialba, donde en 1961 empezó a darse a conocer tras la publicación de sus primeros versos en el periódico El Turrialbeño. Ese mismo año fue enviado como inspector de la Caja Costarricense de Seguro Social a San Isidro de El General. Terminó el bachillerato en 1965, a los 27 años de edad.

Durán expresó que “no se trata de que uno sea admirador de Debravo por seguimiento patriótico, sino de que es un poeta que hizo su camino contra todas las dificultades que tuvo, superó todas esas limitaciones que le puso la vida; se ha dicho que nació en piso de tierra y que sus padres eran prácticamente analfabetos”.

“No conoció la universidad ni frecuentó grandes círculos literarios ni intelectuales, pues no tuvo tiempo para ello; era un muchacho asalariado que tuvo que hacer frente a una familia muy temprano en su vida. Sin embargo, fue fiel a su capacidad creativa”, añadió.

Debravo murió en un accidente de tránsito en San José, el 4 de agosto de 1967, a los 29 años de edad y cuando acababa de matricularse en la Universidad.

En vida, Debravo había expresado con claridad que tras su muerte no quería pasar por la iglesia, sino directamente al cementerio; que fuera enterrado “en pura tierra”, que sobre su tumba no se colocara una cruz, “sino cualquier otra cosa”, y que su esposa Margarita Salazar no portara luto, relató Wálter Coto, exdiputado turrialbeño y primo de Salazar, en un artículo enviado a UNIVERSIDAD.

De acuerdo con el relato, la misma Salazar le comunicó a Coto esas cuatro solicitudes “muy complicadas para ella, por la época,  por estar inserta en un pueblo rural y en una familia católica”.

Añadió que él personalmente le informó al cura local acerca de la voluntad de Debravo, en especial que no quería oficios religiosos, ante lo cual el sacerdote “manifestó con cierta indignación que si el fallecido no quería honras fúnebres en la iglesia, lo mejor era respetar ese deseo y ordenó cerrar las puertas de la iglesia”.

Sumado a lo anterior, el escultor Néstor  Zeledón donó una pieza para la tumba, la cual fue traslada al cementerio de Turrialba con el apoyo de Guillermo Malavassi, en ese entonces ministro de Educación y profesor de Filosofía de la Universidad de Costa Rica.


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