El feriado costarricense del 12 de octubre ha pasado a lo largo de la historia por varios nombres: Día de la raza, Día de Cristóbal Colón, Día del descubrimiento de América, Día de las culturas (nombre oficial en Costa Rica), entre otros.
Los cambios de nombre han procurado también un cambio de concepción, pues el encuentro de culturas en América no se inició con la llegada de los españoles. “El territorio de Costa Rica siempre ha presentado diversidad cultural (…), lo fue desde los pueblos amerindios, que eran varios; lo fue desde que llegaron los españoles con otras culturas, otras etnias”, afirma Giselle Chang Vargas, coordinadora del Laboratorio de Etnología de la Escuela de Antropología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Al respecto, explicó que durante el tiempo de la conquista −en lo que ahora es Costa Rica− se establecieron 20 pueblos indígenas, “no solamente los huetares, chorotegas y bruncas”.
Por lo tanto, la reciente reforma constitucional del artículo primero viene a ser tan solo un reconocimiento oficial.
El pasado 24 de agosto, el presidente Luis Guillermo Solís, la ministra de Justicia y Paz, Cecilia Sánchez Romero, y la ministra de Cultura y Juventud, Silvie Durán, firmaron en el Teatro Nacional una reforma al artículo primero de la Constitución Política de Costa Rica (ver recuadro “Reforma Artículo 1.º de la Constitución Política de Costa Rica”).
El proyecto había sido presentado por la exdiputada Jocelyn Sawyers y apoyado por la diputada Epsy Campbell, durante el 2014, con el fin de visibilizar el aporte de los diversos grupos que conforman este país, donde hay alta presencia genética indígena, afrodescendiente y china (ver recuadro “Estructura genética del pueblo costarricense”).
“Este país ha sido pionero en educación, en cultura, y en muchos otros aspectos; sin embargo, hasta ahora, hemos sido demorados y omisos con un reconocimiento realmente activo de nuestra diversidad cultural”, declaró la ministra de Cultura y Juventud durante el acto oficial.
No obstante, si bien la firma es un avance, falta mucho por hacer, pues en nuestro país el racismo prevalece. “Hay que trabajar la concienciación sobre nuestra diversidad, de ver que somos un país con culturas diferentes, que coexisten y que deben tener una relación intercultural”, comentó la antropóloga Chang.
“A veces es difícil aceptar que nos componemos de diferentes grupos, porque desde la historia nos vienen diciendo que la comunidad hispanohablante es la más fuerte, es la que domina, y que las demás no importan, son de segunda”, lamenta Miguel Ángel Quesada Pacheco, lingüista y profesor de la Universidad de Bergen, Noruega.
A esta visión se une José Antonio Flores Farfán, lingüista y antropólogo del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de México, quien asegura que, a pesar de que en su país la ley de derechos lingüísticos y el reconocimiento constitucional de un país pluriétnico y multicultural existen desde hace décadas, “en la práctica eso no llega a tener el impacto ideal. Todavía a los niños los castigan, los ponen al sol si hablan su lengua indígena”, ejemplificó.
Esa sensibilización, enfatizan ambos profesionales, debe trabajarse con todas las comunidades del país, no de manera aislada por las instituciones públicas; ya que no solo pasa por ser indígena o afrodescendiente, sino por las migraciones que siempre se han dado. Ese fomento es importante que se recalque cada 12 de octubre, como lo indica el decreto de 1994.
Estereotipos de la multiculturalidad
Uno de los grandes conflictos del tema es “el ideal de diversidad”, que se construye según estereotipos a partir de películas y otros canales. Quesada Pacheco define que “la diversidad cultural no es sonar flautas y andar vestidos de colores; es muchísimo más que eso, mucho más profunda y delicada”.
“Nuestra misión, seamos lingüistas o antropólogos, es que sea un rescate auténtico y no forrado con cosas que no tienen nada que ver. Obviamente también hay que respetar el crecimiento de una cultura”, afirmó.
Para Chang hay que diferenciar la globalización positiva (el crecimiento cultural, en palabras de Miguel Ángel), que permite el acceso a la información, que las comunidades indígenas tengan acceso a Internet, escuelas y teléfonos celulares; y otra negativa, que pretende homogeneizarnos culturalmente, romper las culturas locales.
Para que en el país se concientice la pluriculturalidad, el hogar es primordial, aseguran todos los expertos. Además, deben contribuir los ministerios de Educación Pública y Cultura, y los medios de comunicación.
“Primero que todo, dentro de nuestro ambiente, debemos valorar ese tipo de culturas. También hay que hablar con la gente; cuando alguien usa muchos estereotipos, uno tiene que corregir. Uno tiene que explicar los valores de las culturas, que a veces creemos antivalores”, expresó Quesada.
Además, hay que ir cambiando el “ideal de ciudadano”, que sigue siendo europeo, mediante el reconocimiento de la propia identidad y el respeto a esa diversidad.
No obstante, para Chang y Flores, la publicidad todavía reproduce estereotipos de ese ideal. “La publicidad pone en Costa Rica a todos con fenotipos meramente europeos, como si fuéramos blanquititicos y rubiecititicos”, reclamó la investigadora de la UCR.
“En la mayoría de los anuncios todos son rubios, el estereotipo ‘La rubia que todos quieren’ –manifestó el mexicano–; mientras, la imagen del indígena es muy folclorizada, de museo, de la pureza de lo auténtico, de lo histórico, de las ruinas de los mayas. La relación es con algo anterior, no con lo contemporáneo”.
Reforma al artículo 1.º
Artículo 1.º Constitución Política de 1949:
Costa Rica es una República democrática, libre e independiente.
Reforma Artículo 1.º firmada en 2015:
Costa Rica es una República democrática, libre, independiente, multiétnica y pluricultural.
Estructura genética del pueblo costarricense
Estudios de Ramiro Barrantes Mesén, especialista en Genética Humana, sobre la genética y evolución de la población costarricense referente a consanguinidad, mezcla genética revelan un predominio de genes procedentes de ancestros europeos, seguido de genes indígenas o africanos, divididos de la siguiente manera*:
Europeo Indígena Africano Chino
Zona norte 42,2% 37,1% 14,1% 0,66%
Caribe 38,9% 26,5% 30,5% 0,42%
Valle Central 55,3% 33,5% 0,63% 0,49%
Zona sur 48,5% 37,7% 0,77% 0,62%
Total en Costa Rica 45,6% 33,5% 1,17% 0,92%
En este estudio se contempla por primera vez la población ancestral china, cuyas emigraciones a Costa Rica se iniciaron hace 160 años.
*Datos tomados del artículo “Ancestry Informative Markers Clarify the Regional Admixture Variation in the Costa Rican Population”, de Rebeca Campos Sánchez, Henriette Raventós y Ramiro Barrantes (2013).
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