Una exposición y una subasta con los trabajos de la artista Katya De Luisa servirán para recaudar fondos para los enfermos de Alzheimer.
«El Teclado» de la artista Katya De Luisa.
Lo que no se venda, se quema. Esa determinación tomó la artista Katya De Luisa con los cuadros que no se vendan después de que concluya una exposición y una subasta que realizará como parte de la actividad «El Ascenso del Fénix».
La artista exhibirá más de 60 collages, en la «Exposición y Subasta Silenciosa», del 21 de julio al 4 de agosto en la Galería del Oeste, ubicada en La Sabana (150 metros oeste de la Pops sobre la carretera al puente de Los Anonos).
Hasta el 3 de agosto se recibirán las ofertas de las personas que deseen comprar los cuadros y al día siguiente a las 7 p.m., en un lugar todavía por definir, se quemarán los no vendidos en un acto especial.
Antes de esto, el 31 de julio a las 7 p.m., se efectuará una vela para dar el último saludo a los cuadros que se reducirán a cenizas.
Cabe resaltar que los fondos recaudados con la venta de las obras serán destinados para ayudar a personas enfermas con Alzheimer, por medio de talleres y capacitaciones sobre comunicación a través del arte .
Con la destrucción de los trabajos, la pintora desea terminar una etapa que inició en la década de los 70 haciendo collages, lo cual le permitió reencontrarse con su interior y expresar sus emociones y pensamientos.
Según De Luisa, quien nació en Chicago y es nacionalizada costarricense, sus obras dejaron de ser un medio de expresión y se convirtieron en un objeto valorado más por un precio que por su valor creativo.
«Este ritual tiene el propósito de abrir la puerta del espacio donde mi necesidad creativa de jugar se ha mantenido prisionera. Encontraré la libertad para dirigirme a nuevos horizontes creativos y no ser engañada por lo ilusorio de la realidad que me rodea», expresó la artista.
En su momento, los collages constituyeron una forma de crear imágenes del mundo que anhelaba, pero también como un medio de crítica al horror de la guerra. El collage le ha permitido expresarse libremente y fue un modo de transferir los temores a la superficie y exorcizar fantasmas.
Cada obra es una historia de donde emergen rostros e imágenes que están abiertas a la interpretación.
Sin embargo, De Luisa considera que es oportuno poner fin a la etapa de mercadear con el arte y comenzar de nuevo.
«Empecé a exhibir mis trabajos en 1990 y así me inicié en una carrera que me llevó a comprender el valor monetario en el mercado del arte. El reto creativo desapareció y sentí que me había convertido en una mentirosa, en una decoradora de casas», comentó.
Agregó que «mi arte ya no habla, no estaba verdaderamente expresándome.»
COMPROMISO
La artista, quien trabaja como impulsora de programas de arte, llegó a Costa Rica en la década de los 80 siendo una de las primeras activistas en la lucha por los derechos de los niños de la calle, cuando fundó el programa «Kukula» para ayudar a la niñez de Limón.
Se destaca además por su trabajo con asociaciones de Alzheimer a través de programas como «Retorno a la Inocencia» que se ha presentado en conferencias internacionales sobre envejecimiento.
Ahora desea emplear el collage con otros fines no mercantilistas. Por ello, desde mayo de 2002 trabaja con pacientes de Alzheimer y ahora lleva a cabo talleres de capacitación para cuidadores y familiares, usando el collage como técnica de comunicación. Los talleres se ofrecen en hogares de ancianos y planea llevarlos a otras comunidades.
Ritual del fuego
El 31 de julio a las 7 p.m. se hará una vela por los trabajos que serán quemados, para lo cual la artista solicita asistir de luto. Para el 4 de agosto a las 7 p.m. cien personas formarán una espiral llevando velas. En el centro estará la pira donde la artista quemará todos las obras que no se vendan. Luego las personas que participen en la espiral se aproximarán al fuego y depositarán algo que simbolice su pasado.
