El jazz trae letras de emancipación para la niñez

“Una nota oculta en el oído, una nota clandestina, subversiva, un secreto: el secreto de la libertad, porque la libertad cabía en esa blue

Nuevo libro de Fernando Contreras aborda la preocupación por la resistencia de las marginalidades.

“Una nota oculta en el oído, una nota clandestina, subversiva, un secreto: el secreto de la libertad, porque la libertad cabía en esa blue note”.

Mensajes puntuales como este, emanados del jazz, componen las enseñanzas que transmite Cierto Azul, una nueva novela de Fernando Contreras. El relato cuenta la historia de Arturo, uno niño de los muchos llamados “de la calle”, no vidente, quien es adoptado por un sexteto de gatos callejeros y jazzistas.
“El jazz es el discurso, la columna vertebral que hace posible todo lo demás,” explicó Contreras sobre el relato. Añadió que la historia local y marginal del niño se articula con los orígenes del jazz, que se dan “en la peor de las marginalidades, la esclavitud”.
Según el autor, los elementos que se juntan en el texto sólo podrían encontrarse al azar, pues “la vida de un gato callejero consiste en una constante improvisación, la inestabilidad de la calle obliga necesariamente a todos los seres que en ella habitan a una improvisación constante, improvisar es tener una enorme confianza en el otro”.
En este caso, “el texto queda fijo en su forma, aunque ligado a la improvisación del jazz”, dijo.
Cierto Azul ve la luz bajo el sello de la Editorial Legado y fue presentado el pasado 18 de noviembre. Las influencias del jazz son más que evidentes desde el mismo título, que remite a un disco del legendario Miles Davis.
De acuerdo con Contreras, el libro fue escrito en el pasado mes de julio, pero la idea que le dio origen es más antigua. “Empezó como un cuento infantil a partir de la imagen de un gato lazarillo. El perro atiende los deseos del amo, pero con el gato eso cambia y en este caso no pretende guiar al niño, sino fortalecerlo y emanciparlo, no se ofrece como un guía para siempre, sino que busca darle herramientas para que se la juegue”.
Así, detalló que tenía esa idea del gato lazarillo en la mente, pero no la había ejecutado. “De pronto me encontré con que se cumplían 50 años del disco Kind of Blue, de Miles Davis, y quise unirme a esa celebración”.
Sobre la influencia que sobre él tiene el jazz, manifestó que se lo debe al compositor argentino Astor Piazzola, quien combinó el tango con este género, y al también argentino Julio  Cortázar, cuya célebre novela Rayuela es pletórica en referencias al jazz, que además influye en otras obras suyas, como el relato El Perseguidor.

UNA NOTA AZUL

El jazz es un género musical nacido durante la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos, particularmente en Nueva Orleans, según las versiones más aceptadas. Antecedido por el blues, sus orígenes se remontan a la herencia musical africana a la que se ciñeron las miles de personas de etnia negra que fueron secuestradas de África y reducidas a la esclavitud en América, así como sus descendientes. 
En el texto de Contreras, las enseñanzas sobre la resistencia y emancipación del jazz aparecen como el discurso de un gato, abuelo de uno de los protagonistas, quien contra su voluntad migró de Nueva York, donde convivió con una gran movida jazzística, a un aburrido San José.
“En el texto se dice ‘no’ a la obediencia de los perros, pues el perro se entiende como dependiente y acostumbrado a la esclavitud”, apuntó el escritor.
Una de las lecciones de jazz heredades de ese abuelo neoyorquino se refiere a “una manera de escuchar el mundo, una manera de decirlo, de contarlo, de cantarlo… Un sonido raro para el oído de los verdugos, una nota azul, anómala para el gusto de los ‘amos’: una tercera menor sobre un acorde mayor. ¡Esa era la fórmula de la libertad!”
Al respecto, el autor de textos como Urbanoscopio y El Tibio Recinto de la Oscuridad, señaló que el texto también se revela contra esa pretendida normalidad que describió como “una expresión de la época de gran represión que vivimos, en la que nos acercamos al control orwelliano de la vida cotidiana”.
Según dijo, ese control “orwelliano”, en alusión a la novela 1984 de George Orwell, se puede apreciar en las campañas políticas. “Después del juicio del expresidente Calderón, la corrupción desaparece como tema y sólo se habla de la tal “mano dura” contra la delincuencia. Quisiera que me digan de qué se trata esa mano dura, porque esas campañas apuntan a la represión.  Vivimos una vigilancia electrónica que se manifiesta en la omnipresencia de las cámaras de video y se apunta a un control cada vez más especializado”.
Señaló que ante ese creciente control, el gran reto radica en cómo mantener distancia y cómo escapar. “Sigo creyendo que el jazz es emancipación, la música fue la gran articulación de todo el movimiento de liberación ante la esclavitud”.    
Detalló que “en momentos de emancipación, los esclavos negros se apropiaron de la lengua de los dominantes y de sus instrumentos. Por el lado de la lengua es por donde se le entra a la cultura del opresor, pero no renunciaron a su sonido, que se manifestó a través de la llamada nota azul”.

 

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