Policía irrumpió en marcha pacífica contra la embajada de Estados Unidos en el país.
En un acto cargado de ironía, los manifestantes le mostraron la «famosa tarjeta roja» al presidente.
La Fuerza Pública logró desarticular la manifestación del sábado 22 de marzo frente a la Embajada de los Estados Unidos en Costa Rica, ubicada en Pavas, al apelar a la fuerza en nombre de la ley y el orden, a pesar de que entre los asistentes predominó el respeto y la mesura.
La actividad se inició a las dos de la tarde y partió frente a las oficinas de Canal 7 y que pretendía demostrarle a la diplomacia estadounidense su rechazo a la invasión a Irak.
Aunque en la manifestación participaron diversos grupos sociales, sindicatos y personas afines a diferentes ideologías, fueron los representantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) quienes presentaron mayor organización para hacerse del control de la protesta.
Por ello, además del tema de la paz, las consignas coreadas a lo largo de la tarde abarcaron otros temas como el antiimperialismo o la situación en Palestina.
Poco antes de las 3 p.m, cuando la marcha se aproximaba a la embajada, se registró el primer acto de provocación, cuando dos agentes motorizados de la seguridad de la sede diplomática se acercaron a la cabeza de la marcha, sin que hubiera ninguna necesidad de ello.
La manifestación frente a la Embajada duró poco más de una hora, durante la cual los manifestantes arrojaron tomates, huevos y metafóricos trozos de carne al portón del edificio.
Alrededor de las 4 pm. un individuo no identificado, quien no portaba ningún distintivo o cartel a favor de la paz, empezó a incitar a llevar la protesta a casa de Abel Pacheco, ubicada a pocas cuadras del lugar.
Algunos manifestantes se unieron al llamado y David Morera, Secretario General de la Unión de Empleados de la Caja (UNDECA) y dirigente del PRT, tomó el megáfono para anunciar la decisión de marchar hacia la casa de Pacheco.
La sorpresa para Morera y el resto de los manifestantes fue grande cuando -antes de llegar a la residencia del mandatario y luego de cruzar un parque- se encontraron con un contingente de la policía antimotines y de la policía montada. La emboscada estaba lista.
«Yo venía caminando de espaldas, cuando sentí la embestida de un caballo, así que le grité a la gente que se sentara», declaró Morera.
Roberto Herrera, estudiante de la UCR y miembro del grupo Juventud Socialista, adscrito al PRT, se sentó tal y cómo indicó el sindicalista, pero de nada le sirvió.
Ya detenido en un vehículo de la policía, Herrera declaró que fue levantado violentamente del suelo y que los agentes de la Fuerza Pública le rompieron los anteojos y la camisa.
Junto a él fue detenida Patricia Ramos, abogada de UNDECA, quien trató de detener el arresto de Herrera por considerarlo ilegal.
La versión de los manifestantes contrasta con la de el Coronel Luis Hernández, quien estaba al mando del operativo. Según Hernández la policía reaccionó ante la agresión injustificada de los manifestantes, entre los que se encontraban numerosos niños, niñas, padres y madres de familia e incluso personas adultas mayores.