En 1949, Eunice Odio obtuvo la ciudadanía guatemalteca. Desde 1954 y hasta su muerte, su hogar fue la Ciudad de México. (Foto: Archivo)
En las obras completas de Eunice Odio, Peggy Von Mayer, filóloga y catedrática pensionada de la Universidad de Costa Rica, escribe una Biografía Mínima (así la titula) de la escritora aunque asegura que la poeta odiaba ese tipo de semblanzas. “Me hace sufrir, ver mi intimidad en letras de molde. Los asuntos de mi vida privada son privadísimos y, por lo general, no los sabe nadie, excepto yo”.
Pero no es necesario conocer esos pormenores tan discretamente guardados por Eunice, pues a ella se le siente, se le percibe en su grandeza, por medio de sus versos. Mujer inteligente, original, fuerte, hermosa, espiritual, erudita, sensible, rompedora de cánones literarios.
Así, el posible morbo sobre cómo vivió su vida pega de frente con esta pared, pone en su justa dimensión lo verdaderamente importante: su búsqueda filosófica, mística, humana y estética, su incuestionable aporte a la poesía, no solo costarricense sino universal.Su obra mayor El tránsito de fuego consta de más de 10 mil versos y expresa: Un día después de un tiempo inmemorial, / mientras el cielo se movía de pie, / de un ojo a otro; / y se pasaba de un corazón a otro / en las ciudades, / el orden vacío preparaba / una palabra que no sabía su nombre. / (“La palabra, aquella, del tamaño del aire”).
Pero las palabras de Eunice, del tamaño del aire, sí sabían su nombre, pues las escudriñaba y ubicaba en el verso, en el lugar exacto, preciso, con originalidad y belleza.
De esta opinión es Von Mayer, quien elaboró la primera edición de los tres volúmenes que componen las obras completas de la poeta, publicados por la Editorial de la Universidad de Costa Rica y la Editorial de la Universidad Nacional, en 1996. Casi dos décadas después, Von Mayer también se hizo cargo de la segunda edición, pues la primera se agotó.
Para la catedrática, es muy significativo que los libros se hayan vendido, ya que reafirma que Eunice sí es valorada, leída y estudiada, y que aquellos tiempos en que su resonancia fue disminuida quedaron –efectivamente− en el pasado.
De acuerdo con Von Mayer, “en vida, Eunice Odio sufrió en carne propia el vejamen de la marginación y el silencio injustificados, la soledad del trabajo solitario y mal comprendido (…) Este fue el precio que pagó por su genialidad”. La poeta, además, fue duramente rechazada por la intelectualidad de izquierda por sus ideas anticomunistas.
“La forma de decir de Eunice está respaldada por un conocimiento profundo de la lengua, de los principios filosóficos y metafísicos. Por eso se requiere hacer una lectura detenida de su poesía”, considera Von Mayer. Enumera, entonces, su hermetismo teosófico, su rosacrucismo, la condición plurisignificativa de su propuesta, su esoterismo cristiano.
MUSA TERRENAL
El escritor Alexánder Obando Bolaños, Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Poesía 2010 por Ángeles para suicidas, y radicado en Estados Unidos, no duda en afirmar que Eunice “es a la literatura costarricense, lo que James Joyce es a la literatura irlandesa: un personaje de dimensiones suprahumanas y un orgullo nacional a toda prueba”.
Obando conoció la obra de Eunice mediante las antologías poéticas que circulaban en los años 80, como la de Abelardo Bonilla y Carlos Rafael Duverrán. En esa época tuvo la oportunidad de leer un fragmento de El tránsito de fuego, titulado “Proyecto de un caballo”.
“Esa fue la primera vez en mi vida que leí un texto maravillosamente universal escrito por un costarricense”, universal no solo por el tema mítico que trata, sino por su calidad literaria. Reconoce el escritor que con ese libro “por fin encontré a alguien de mi propio país, que podía conversar de tú a tú con maestros como Yorgos Seferis, León Felipe o Saint-John Perse”.
Lamenta a la vez que, “a pesar de estar bien cimentada su fama de ‘poeta grande’, sigue adormecida en los anaqueles de nuestras bibliotecas”. Por eso, Obando es tajante al expresar que no basta con saber de ella y endiosarla −eso es esnob− dice, “ni tampoco conformarse con admirar a una mujer que ha vencido el rancio patriarcalismo de la primera mitad del siglo veinte. Debemos además leerla, conocerla y sentir a través de ella lo que realmente significa la gran poesía”.
UNA CON EUNICE
Yo no puedo cantarte, Eunice. / Sólo puedo cantarme y decantarme / en versos que convergen en ti. /
La escritora Lil Picado escribió un poema de siete partes dedicado a Eunice Odio. La génesis del texto parte de una conexión mediante la cual sintió quién era la poeta: “era como estar metida dentro de ella, soy yo en ella y ella en mí”.
Al leer los poemas de Eunice que le llegaron hace muchos años, sentía una identificación con su manera de abordar la vida. “Me sedujo su experiencia vital y, aunque por supuesto admiro su grandeza literaria, lo más poderoso es la intensidad que ella transmite”, comentó.
Para Lil, Eunice es un gran ejemplo de una poeta a tiempo completo, “porque una no es poeta porque escribe poemas, una es poeta todo el tiempo; se trata de una manera de experimentar el mundo, el universo”. También, la conmovió profundamente la ternura implícita en una supuesta furia que la caracteriza.
Según Picado, Eunice funde la experiencia humana con lo sagrado. “Logra hacer una integración, con una trascendencia distinta, pues lo mundano no es un acto separado a la acción contemplativa, es una sola vivencia poética”. Remarca la escritora que Eunice vivía todo con una especie de consagración y, sin embargo, era una personalidad hecha de los contrarios.
La resonancia de Eunice Odio
Premios:
− En 1947, gana el Concurso Centroamericano de Poesía “15 de septiembre”, por Los elementos terrestres, el cual es publicado un año después.
− En 1953, se publica en Argentina Zona en territorio del alba, seleccionado por Centroamérica para ser publicado en la colección Brigadas Líricas.
− En 1957, envía por correo El tránsito de fuego para participar en el Certamen de Cultura de El Salvador. La obra no fue retirada a tiempo así que no se consideró en la premiación. No obstante, por el mérito indiscutible del poema, se le concedió a la autora −fuera de concurso− el equivalente a la mitad del segundo premio y su publicación.
Libros publicados:
− La palabra innumerable: Eunice Odio ante la crítica, de Jorge Chen Sham (editor), San
José: EUCR, 2001.
− Eunice Odio y su sensual mundo poético, por Anthony Robb. Lewiston: The Edwin Mellen Press, 2009.
− The Fire’s Journey, (parte primera de El tránsito de fuego), traducido al inglés por Keith Ekiss con Sonia P. Ticas y Mauricio Espinoza, Tabern Books, Portland, 2012.