Juanito Mora, entre el olvido y celebraciones

Correos de Costa Rica emitió una estampilla en honor al prócer Juan Rafael Mora.Con motivo de los 200 años de su nacimiento, el pasado

Correos de Costa Rica emitió una estampilla en honor al prócer Juan Rafael Mora.

Con motivo de los 200 años de su nacimiento, el pasado 8 de febrero la figura de Juan Rafael Mora volvió a ser, como en otras fechas clave, motivo de celebraciones, nombramientos y recuperación de su memoria, tras su fusilamiento el 30 de septiembre de 1860.

El renombramiento de la Avenida Segunda, la dedicatoria de una estampilla por parte de Correos de Costa Rica, la emisión de un billete de lotería realizado por la Junta de Protección Social, el nombramiento de la trocha fronteriza y otras manifestaciones como la publicación de libros que hurgan en su vida política, hacen que el imaginario procure aprehender de nuevo la dimensión que el gestor de la Campaña del 56 representó para el país.

De esta manera, el héroe de la Campaña Nacional contra los filibusteros vuelve a posicionarse en el imaginario costarricense, pero para la historiadora Carmen Fallas, docente de la Escuela de Estudios Generales y de Historia de la Universidad de Costa Rica (UCR), lo relevante es que se evalúe a Mora en toda su dimensión.

Guillermo Carvajal, historiador y catedrático de la UCR, afirmó, por su parte, que ha habido un proceso de rescate de la figura de Mora desde distintos frentes.

Ello significa, según Fallas, que Mora no es el héroe inmaculado que un sector oficial de la historiografía proclama sino que, al lado de sus aciertos y aportes a la patria, también se dieron situaciones dignas de considerar a la hora de examinar su estatura de estadista.

Fallas, quien hizo su tesis doctoral y posteriormente publicó su libro Élite, negocios y política 1849-1859, considera que en fechas como la del centenario y bicentenario del nacimiento de Mora su aporte al Estado costarricense debe verse de forma integral.

En la época descrita, Fallas considera que existía una delgada línea entre lo que eran los negocios privados y los intereses del Estado; ello llevó a Mora a cometer abusos del poder que, en muchas ocasiones, se dejan de lado con el afán de sólo exaltar su heroísmo.

“La mejor manera de honrar su memoria es estudiar a Juan Rafael Mora en toda su dimensión, con sus aciertos y sus errores, y ello no significa desmerecer su enorme mérito”, explicó.

Las imágenes que se han construido alrededor del prócer de la patria con las conmemoraciones olvidan, en muchas ocasiones, su dimensión como estadista y su legado en la construcción del Estado-nación, destacó.

La élite de aquel período (1849-1859) lo derroca y fusila por los choques que se produjeron al darse abusos del poder por parte de Mora, precisó la historiadora.

“Hay que dejar claro que en aquellos momentos existía una delgada línea entre los negocios del Estado y los particulares y eso propiciaba los abusos. Ahora, se debe dejar claro que no sólo Juan Rafael Mora los cometió sino que también la élite gobernante de entonces”.

Por ese anhelo de exaltar sólo su heroísmo durante la Campaña del 56, Fallas estima que se ha dejado de lado el aporte a la “creación de la institucionalidad política” de Costa Rica. “Ha habido oleadas de olvido en relación con la figura de Mora: se olvida y luego, en ciertas fechas, se vuelve a recuperar”, recordó.

De acuerdo con la historiadora, no es tratar de “ensuciar la imagen de Mora sino buscar un acercamiento con la realidad” para tener un mejor panorama de sus méritos y luchas y, de esa forma, “no desviarnos de lo que fue su esencia” como gobernante.

RECUPERANDO AL HÉROE

Mientras tanto, Guillermo Carvajal recordó que el fusilamiento de Mora se dio en 1860 por el enfrentamiento entre dos de las familias más importantes de la época: Mora y Montealegre. Ambas pertenecían a la oligarquía cafetalera. “Hay que recordar que el primer banco que se funda en el país es el Banco Medina, que era propiedad de los Mora”.

Al surgir la invasión de los filibusteros, ello va a permitir que al convocarse a la ciudadanía se despierte el sentimiento de la nacionalidad costarricense, dijo Carvajal.

En su criterio, el hecho de que en su oportunidad el respetado historiador Carlos Meléndez publicara el libro Dr. José María Montealegre: contribución al estudio de un hombre y una época poco conocida en nuestra historia propició que, por un lado, se resaltara la figura de Montealegre y, por otra, se silenciara la de Mora.

Esa situación, desde el punto de vista de la historiografía, empezó a cambiar con los estudios de David Díaz en años más recientes. Díaz es el director de la Maestría en Historia de la UCR.

Carvajal resaltó también el libro de Armando Vargas, El lado oculto del presidente Mora, que muestra aspectos relevantes sobre el héroe nacional contados con amenidad.

Para Carvajal, la aparición del héroe Juan Santamaría fue una manera de “silenciar” el aporte no sólo de Juan Rafael Mora sino de los militares José María y Joaquín Cañas, considerados hombres clave en la forma en que se condujo la guerra contra los filibusteros.

José María Cañas fue fusilado junto con Mora el 30 de septiembre de 1860 en Puntarenas, tras arribar al país procedente de El Salvador, donde se había exiliado.

“Ya para 1858, empezaron a circular hojas sueltas contra Mora, las cuales se imprimían en las pocas imprentas que, entonces, existían en San José”, rememoró.

Y es que ese antagonismo entre los Montealegre y los Mora se extendió con el tiempo e hizo que durante muchos años la figura del presidente victorioso en la Campaña del 56 quedara olvidada, hasta que un sector de la historiografía y de la política decidieron rescatarla del olvido.

La imagen de Mora, de acuerdo con los procesos que se han dado a lo largo de siglo y medio, ha ido del olvido a la exaltación, tiempo en el que el país ha recuperado a un prócer cuyo aporte fue más allá de la Campaña del 56, pues contribuyó a imaginar el Estado-nación.

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