La descolonización del ritual escénico

Dominó en la noche de los Montes de Oca se presenta este fin de semana en el Teatro de Montes de Oca, en San Pedro.

El maestro Rogelio López (Premio Nacional de Cultura “Magón” 2011) se sentó en la mesa con seis muchachos muy jóvenes y varios colaboradores para seguir haciendo del ritual de la danza-teatro, del arte en general y de la vida, la antítesis de la colonización y la dominación.

Quizá esta premisa, que lo ha guiado a lo largo de su trayectoria artística, provocó que bautizara su más reciente espectáculo Dominó en la noche de Montes de Oca, una creación de su proyecto López Danza.

El montaje se presenta del 10, 11 y 12 de julio en el Teatro Montes de Oca, sede de Danza Universitaria de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro.

UNIVERSIDAD conversó con el profesor, coreógrafo y bailarín, quien reflexionó sobre las motivaciones filosóficas y pedagógicas que lo han impulsado en los últimos años (realmente toda su vida) a crear.

En el ritual de la tertulia −López es un ritualista por excelencia−, surgió su primera certeza: tener la oportunidad de trabajar con un grupo de muchachos y muchachas que quisieran participar de la experiencia construida por muchas décadas, relacionada con la visión de que la danza ha enriquecido su camino, gracias a un abordaje interdisciplinario.

“Hagamos una experiencia que pueda resultar en un producto escénico”, cuenta que les planteó a los congregados. La propuesta no tiene la lógica colonizadora de quien viene con la sabiduría a invadir al otro.

Lo que interesó al director fue cómo intercambiar conocimiento y, en su papel de pedagogo, cómo traducir lo que cada quien sabe, para que el otro lo pueda aprovechar. “Estas personas vienen con una experiencia, no un vacío”, es su segunda certeza.

Pedagogía de la diversidad

Los convocados al ritual escénico traen algo que comparten mediante un diálogo, en el que tendrán que traducirse mutuamente. Considerando las diferencias generacionales, la tarea de López es preparar una metodología para cada uno de los involucrados.

“Tomar en cuenta las particularidades de la persona que tengo en frente, que empieza por un reconocimiento de las diferencias perceptivas” es otra certeza desde donde se erige el principio de la diversidad.

En la práctica escénica, la palabra deja de ser simbólica, ya que no existe ningún sistema único, generalizador y que esté por encima de la persona.“Es más difícil”, manifiesta el coreógrafo. Sin embargo, ha dado buen resultado, pues los artistas se sienten invitados a ser parte del proyecto sin considerar si saben o no, en un espacio donde prevalece la empatía y la sensación de colectividad.

“El otro eje que atraviesa el proceso pedagógico y creativo es cómo la cotidianidad debe ser motivadora, inspiradora de lo que hago, pues si me alejo de lo cotidiano ¿qué me queda?”, se pregunta.

López hace alusión a la construcción de un imaginario en el que sólo siendo superhéroe se tiene éxito; en consecuencia, percibe su experiencia con la frustración de no poder ser ese personaje todopoderoso, tan alejado de su humanidad.

Técnica como vehículo

La danza se alimenta de la vivencia de la persona. “No es una construcción de técnicas formativas, que si bien son una parte debemos desplazar ese objetivo que empezó siendo un vehículo y al final se convirtió en un fin”, expresó López.

Por esta razón, cuando cada uno potencia lo que posee, está depurando su texto expresivo más que el texto fijo (la técnica). A raíz de esta visión, el espectáculo propone cuerpos que escapan a una categorización homogénea, a calificaciones unificadoras.

Su intervención como coreógrafo es validar esas diferencias y “guionizar” a partir de las experiencias, formaciones artísticas y vivencias de cada uno, incluido él mismo.

Esto provoca un empoderamiento desde sí, que genera el reconocimiento y la validación de los participantes en la propuesta escénica: “cómo coreografiar con su movimiento y no con el movimiento que yo tengo construido a partir de mí, y que está preconcebido”, reflexionó López.

“El ritual es fundamental para recuperar un estado de comunicación más trascendente hacia adentro, la necesidad tribal”. A partir de esta conjunción, entra en escena el equilibrio que López denomina el mestizaje de las energías.

Invitados al ritual

Un ejemplo de la práctica interdisciplinaria en el proyecto de López Danza, se concreta con el aporte del creador audiovisual Roberto Peralta, quien hace seis años explora y colabora con el coreógrafo.

Para este montaje, los dos videoartes realizados tienen reglas del juego parecidas, basadas en un zoom out lento, que va descubriendo una composición o un espacio, en el que uno genera una sensación de desolación, y el otro un efecto pacífico y relajado.

En la creación del vestuario, Hazel Torres, quien también tiene muchos años de colaborar con López como bailarina, buscó una sencillez en el uso del color, basado en la dualidad del blanco y el negro. Además, procuró que el diseño fuera versátil y pudiera ser modificado por el intérprete. Según afirmó, esa flexibilidad permite que cada quien se apropie del vestuario y confiere la libertad de resolver situaciones cambiantes, en el transcurso de las escenas.

 

Del dominó a la no dominación

Qué: Dominó en la noche de los Montes de Oca, de López Danza.

Dirección: Rogelio López.

Coproducción: Taller Nacional de Danza, Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica y Danza Universitaria.

Dónde: Teatro Montes de Oca, Universidad de Costa Rica.

Cuándo: viernes 10 y jueves 11, 8 p.m. Domingo 12 de julio, 6 p.m.

Intérpretes: Gabriela Alfaro Castillo, Daniela Marín Barredo, Valeria Jiménez Jiménez, Emerson Foster Orozco, David Jiménez Gutiérrez, Aldo Salazar Ortiz.

Diseño de Escenografía: Carlos Schmidt.

Asistencia de Escenografía y realización: Álvaro Aguilar, Alejandro Méndez, Mauricio Cantillo.

Músicos: Emerson Foster, Gabriela Alfaro, Juan Felipe Avendaño, Kuo-Jam Chen.

Artes Visuales: Guillermo Fournier.

Videocreación: Roberto Peralta.

Vestuario: Hazel Torres.

Confección de vestuario: Shirley Portuguez.

Música: original de Kuo-Jam Chen y Juan Felipe Avendaño; Igor Stravinsky, Jerry Goldsmith, Héctor Villalobos, Cucurrucucu Paloma, George Harrison, Amos Lee, Ry Cooder, Cassandra, Bloch, Camille Saint-Saens, Debussy y Maurice Ravel.

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