Obra cuestiona censura de lo femenino en los textos históricos.
Aunque la Llorona sea un personaje mítico femenino que ha trascendido la historia de América Central, con variaciones en cada país, el trasfondo religioso y machista es el mismo.
Es por eso que la propuesta del dramaturgo costarricense Fernando Rodríguez aporta una nueva lectura al fenómeno cultural que invisibilizó a las mujeres de la historia y las condenó durante siglos con la etiqueta de la maldad.
Precisamente, el montaje teatral La Llorona es un proyecto escénico del grupo Sursum Teatro, que cuenta con el apoyo del Programa Nacional para el Desarrollo de las Artes Escénicas (PROARTES) en la categoría de creatividad y producción.
La agrupación presenta una temporada en el Teatro Variedades, que concluye el próximo 28 de febrero, en funciones de viernes a domingo, a las 8 p.m.
El texto dramático “expone una hipótesis sobre el origen de la marginación que los escritos eclesiásticos le hacen al género femenino y como esta cultura discriminatoria enseñada durante siglos influye actualmente en la aparición de casos de violencia intrafamiliar, embarazos no deseados, abortos clandestinos y feticidios”, aseguró Edgardo Castillo, productor de Sursum Teatro.
A Rodríguez le acompañan un joven elenco integrado por Jahel Palmero, Pedro José Sánchez, Rodrigo Alvarado y José Castro.
Este colectivo teatral surgió en 2005 con el nombre de Sursum Veritate, que significa “Surja la verdad”. Según su productor, desde el inicio tuvo un decidido enfoque hacia los temas de contenido social, orientados hacia la reflexión del público. “Que el espectador encuentre su verdad. Utilizando la plataforma de la creación, en ese momento se planteó la necesidad de aportar soluciones a los problemas que nos lastiman como sociedad, sin asumir posturas ideológicas de ningún tipo. Únicamente mostrando ciertos fenómenos sociales y permitiendo que nuestro público debatiese sobre su existencia”.
DE DIOSA A DEMONIO
Según Fernando Rodríguez, su texto evidencia “el origen del desprecio al género femenino, realizado desde textos eclesiásticos arraigados, reiterados y enseñados durante siglos, generando una cultura machista discriminatoria de género, presente en el imaginario popular en leyendas como la Llorona”.
Rodríguez comentó que en las épocas primitivas la posición de la mujer era de privilegio y se le asociaba al origen de la vida y por lo tanto, la base de los grupos sociales. Sin embargo, con el surgimiento del sedentarismo y la acumulación de los bienes productivos, la mujer fue relegada a segundo plano.
En su recorrido dramático, Rodríguez explica que con la aparición de los textos bíblicos y su posterior interpretación por parte de las autoridades eclesiásticas, la mujer reaparece como símbolo del pecado y lo negativo.
“Lamentablemente estas inferencias sobre la condición femenina, condicionaron una conducta muy agresiva del hombre contra la mujer, llegando a su punto culminante con la cacería de brujas que se dio en Europa a finales del oscurantismo y que luego se trasladó a las colonias americanas, no tanto en tribunales inquisitoriales, pero sí mediante la sumisión por medio de alegorías eclesiásticas”, detalló el director teatral.
Agregó que más allá de la representación del texto, su propósito es aportar una herramienta de sensibilización sobre la tolerancia en materia de género. La repetición constante y sistemática de este tipo de creencias durante el paso de los siglos, ha producido en nuestra actual sociedad una cultura de supremacía del hombre sobre la mujer, que repercute en acciones discriminatorias y un mal manejo del concepto de masculinidad”, concluyó.
Basado en este montaje, en las próximas semanas estará lista una publicación, cuya edición estuvo a cargo de Sí Producciones.
