Álex Solís:“Sueño con que algún día podamos abrir los ojos”

Se autodefine como un luchador, una persona fiel a sus convicciones y enamorado de la familia, creyente de Dios y la Virgen.  “Por estos

La primera novela de Álex Solís, Yo soy la autoridad política superior, aborda el tema de la corrupción y el poder en el contexto latinoamericano.

Se autodefine como un luchador, una persona fiel a sus convicciones y enamorado de la familia, creyente de Dios y la Virgen.  “Por estos grandes nortes de mi vida no estoy dispuesto a aflojar nada.”

A lo mejor habla el político, el escritor, el hombre. Tal vez es otro, alguien que se esfuma y no deja verse.
Hace tres años emprendió el proyecto de escribir una novela, una novela que aspira a denunciar el abuso del poder, la corrupción, el chantaje y el uso de los medios de comunicación en favor de intereses económicos y políticos.

Pide un café, saca de su bolsillo una hoja, la desdobla, se quita las gafas con la derecha y con algo de solemnidad dice:
“He traído mis propias notas… si no le molesta.”
Inició su carrera política en sus años de estudiante, cuando fue presidente estudiantil en el Liceo UNESCO.  Ha sido abogado litigante, consultor, diputado, profesor universitario.
Ahora se coloca las gafas, está a punto de cumplir 51 años.
“La obra es una novela de denuncia política enmarcada en cualquier país latinoamericano.  Es un ataque al autoritarismo y a la concentración del poder bajo la égida de la democracia, aunque suene paradójico”.
Esta novela es una crítica al ejercicio del poder, el cual se hace con mucho desprecio hacia los principios fundamentales del sistema democrático constitucional como son la división de poderes, el principio de legalidad, los derechos humanos, la transparencia y la rendición de cuentas. “Estos hechos ocurren, han ocurrido y seguirán ocurriendo.”

¿A qué se refiere con que seguirán ocurriendo?

–Porque hay características consustanciales al poder. 
En la novela se hace una disección de las reglas que corresponden al poder desde la perspectiva de uno de los personajes, Salvador Áureo.  El poder se presenta como algo ilimitado y demoníaco.  Lo paradójico es el abuso del poder bajo el velo de la democracia.
En este sentido esta novela se diferencia de otras obras latinoamericanas como el Otoño del Patriarca, Señor Presidente y Yo el Supremo; éstas novelas también hablan sobre el abuso del poder, pero desde la dictadura.
Hay otros temas como laavaricia, el engaño, el cálculo político, el miedo… y un poco la relación entre el poder y el sexo, por el personaje de Fabiola Bustos.

¿De dónde surgió el título de la novela?

– Obedece a hechos o frases de la vida real que se trasladan al mundo de la ficción.
Es Salvador Áureo quien se autodefine como la autoridad política superior.  Es un personaje calculador que desprecia al ser humano, reduce al ciudadano a un simple voto manipulable, como si fuera una cosa y cubre sus acciones ‘bajo el velo de la más escrupulosa legalidad’, para citar una de sus frases.
 ¿A quién está dirigida esta obra, cuál es su lector o lectora ideal?
– El ciudadano común.  Sueño con que algún día podamos abrir los ojos para ver lo que está sucediendo tras bambalinas.  Hay poderes invisibles que manipulan las instituciones democráticas para su propio beneficio.  Salvador Áureo encarna el poder y la historia de un país que vive engañado con la pureza de su democracia.

En la novela se muestra a los medios de comunicación como entes corruptos al servicio de intereses económicos y políticos…

–En la novela se establece que los medios de comunicación son necesarios para el ejercicio de la democracia; lo que se plantea es que algunos de esos medios, y algunos periodistas, traicionan su misión de apegarse a la verdad y le hacen un grave daño al sistema político. 
En la novela se dice y se denuncia. La crítica es para los medios que traicionan los principios periodísticos y se venden al poder político y económico.

¿Es una novela de verdades incómodas?

–Como latinoamericanos tenemos que estar muy apenados porque la democracia no ha logrado cumplir las expectativas que se crearon bajo las dictaduras militares.  De hecho, estamos viendo una oleada de militarismo disfrazado de democracia en nuestro continente.
Salvador Áureo es un arquetipo alrededor del cual se hace una construcción, un montaje con elementos y vicios que caracterizan a muchos políticos latinoamericanos.
Mi respuesta es que sí, esta novela plantea cosas que a muchos, en diferentes latitudes, tienen que resultarles muy incómodas.

Hay un personaje, Antonio Monge, opuesto a las artimañas de Salvador Áureo, es una persona buena e idealista, pero esas características son poco verosímiles en un político…

–Esa idea es un engaño, una estafa que el neoliberalismo construyó premeditadamente para hacer pensar al ciudadano que todos los políticos y los partidos son gente “mala”.
La estrategia es separar al ciudadano porque es más fácil controlarlo de forma individual.  Lamentablemente el ciudadano se tragó el cuento y ha terminado odiando la política, olvidando que es solo y desde la política se puede luchar por la justicia social, la solidaridad y el bien común.
Esa es la gran lección que nos deja la crisis financiera de los Estados Unidos, que se necesita de la política, es decir del Estado para proteger los derechos del ciudadano en general.

¿Se siente identificado con Antonio Monge?

–Es una conclusión a la que tendrá que llegar el lector.

¿De qué manera se relacionan sus escritos literarios con  sus ensayos políticos?

–Son obras que reflejan un compromiso con temas como la justicia social, los derechos humanos y el funcionamiento del sistema democrático constitucional.
No sé cómo lo tomarán los lectores, espero que les resulte interesante, eso es lo que espero, es a lo que aspiro, decir algo, denunciar algo.

¿Cuál fue el mayor reto?

– Intentar escribir una novela cuando nunca había escrito una.  Eso supuso mucho estudio e investigación. Ha sido fascinante; hay un momento en que los personajes se roban la narración y uno siente que son ellos los que van dictando el texto.

Álex Solís guarda sus notas; las gafas, que antes se quitaba y se ponía, descansan en su bolsillo. Comenta que el libro se presentará en la Universidad Estatal a Distancia el 18 de marzo a las 6 de la tarde y que la presentación estará a cargo del escritor Alberto Cañas y la filóloga Alma Rosa Aguilar. Cuando se aleja, no puedo evitar pensar que al político, al escritor y al hombre los sigue una sombra.

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