MEP avala discriminación de Cocorí

El Ministerio de Educación carece de un análisis para probar que el más universal de los  cuentos de Joaquín Gutiérrez contiene «elementos racistas»,  como

El Ministerio de Educación carece de un análisis para probar que el más universal de los  cuentos de Joaquín Gutiérrez contiene «elementos racistas»,  como afirma el Proyecto Caribe.

Joaquín Gutiérrez publicó Cocorí en 1947 y desde entonces la obra ha sido traducida a diez idiomas, entre ellos el ruso y el inglés.

Aunque el gobierno de Pacheco se refugia en el argumento de que desde 2000 se eliminó la lista de textos obligatorios para primaria, una circular fechada el 24 de enero de 2003 del Ministerio de Educación Pública marginó de forma oficial la lectura de «Cocorí», el más famoso cuento del escritor costarricense Joaquín Gutiérrez.

La circular, admitió el Viceministro de Educación Wilfrido Blanco Mora, se emitió en respuesta a las consultas realizadas por miembros del «Proyecto Caribe», una organización que considera «racista» a Cocorí, publicado en 1947, tras lo cual fue traducido a diez idiomas, entre ellos el ruso, el búlgaro y el alemán.

En el documento, firmado por Blanco, se reconoce que dadas las reiteradas consultas de integrantes del Proyecto Caribe, entre quienes se encuentran Eulalia Bernard, Epsy Campbell, Esmeralda Britton y Quince Duncan, «la obra «Cocorí» no es de carácter obligatorio».

Blanco aceptó que al existir la disposición del Consejo Superior de Educación, de eliminar la obligatoriedad de textos literarios para primaria, no fue necesario un estudio para determinar si el texto contiene elementos raciales y discriminatorios.

El Viceministro resaltó que el Consejo Superior de Educación, al prescindir de los textos obligatorios, consideró que en «primaria no se estudian géneros literarios, que lo importante es incentivar el gusto por la lectura y que existen más de 100 obras costarricenses disponibles para los escolares».

Los razonamientos técnicos de Blanco contrastan con los esgrimidos por el Presidente de la República, Abel Pacheco de la Espriella, quien en un texto publicado el 26 de abril, en La Nación, expresó: «…un numeroso grupo de la comunidad afrocostarricense considera que en las páginas de Cocorí hay para ellos mensajes inaceptables».

Ese es el motivo principal por el que, según el mandatario, conviene «quitar la obligatoriedad de la lectura de esta obra».

Pacheco, en ninguno de los seis párrafos que conforman el citado texto, da argumentaciones sobre  por qué se considera «racista» el cuento de Gutiérrez, quien falleció el 16 de octubre de 2000, y cuya obra ingresó al plan de estudios del segundo ciclo de primaria en 1994.

Por su parte, Sebastián Vaquerano, representante de la editorial Legado, a la que pertenecen los derechos de autor de Cocorí, al referirse al proceder del MEP, sostuvo: «Si el propósito fuese el de hacer una simple aclaración, hubiese bastado con indicar que los programas de estudio mencionan a Cocorí como sugerencia bibliográfica y no habría tenido que enfatizar, con letras negras y mayúsculas, que no es lectura obligatoria».

Para Vaquerano, no existen dudas de que el procedimiento empleado con la circular del 24 de enero  tiene como fin utilizar «un subterfugio retórico para inducir a los maestros a retirar Cocorí como recomendación de lectura en las escuelas».

«Es obvio que la reacción disciplinada de los docentes será suprimir la lectura de una obra para la que las más altas autoridades del Ministerio de Educación han avalado el calificativo de discriminatoria en un documento oficial», destacó.

 

CARIBE SE DEFIENDE

 

Donald Allen, miembro del Proyecto Caribe, aseguró que Cocorí presenta elementos «racistas y discriminatorios» en diversos pasajes del libro, por lo que contribuía a crear una marginación para las personas negras, en especial para los niños que debían leer el cuento en la escuela primaria.

«En el libro lo bello está asociado a lo blanco y lo feo a lo negro. Se utiliza, además, la palabra negrito, y quienes somos afrocaribeños no llamamos así a nuestros hijos, a los que nombramos niños negros», dijo.

Las correcciones en algunos pasajes en los que Cocorí es comparado con un mono, que Gutiérrez efectuó en ediciones posteriores a la primera, es en criterio de  Allen una muestra de que el texto es «racista».

Según Allen, la determinación del MEP de excluir a Cocorí como libro de texto no responde a las presiones políticas del Proyecto Caribe ni de parte de Campbell, quien es diputada del Partido Acción Ciudadana, o Britton, actual Ministra de la Condición de la Mujer.

En opinión de Allen, obedece a un proceso en el que se han invertido más de 20 años para demostrar que Cocorí crea una discriminación para los afrocaribeños.

«En el texto se da una reiteración de la palabra negrito y se animaliza al niño, al ponerlo en el nivel de un animal, que es el monito».

Allen aseguró que Costa Rica, que ha suscrito convenios internacionales contra la discriminación en la Organización de Naciones Unidas – recientemente marginada, vilipendiada y pisoteada por los Estados Unidos- no puede fomentar la lectura de un libro como Cocorí, el cual afecta de forma directa a los «afrocaribeños».

 

SALA NIEGA RACISMO

 

El 10 de diciembre de 1995, los niños Lindley Dixon Powell y Epsy Tahisha Swaby Campbell presentaron un recurso de amparo contra el Ministerio de Educación Pública por «quebrantar principios fundamentales», como el de «igualdad» y «no discriminación contraria a la dignidad humana».

En el recurso sostienen, en doce puntos, los motivos por los que se sienten afectados por la lectura obligatoria de Cocorí, en el sexto año que cursan en las escuelas Braulio Morales Cervantes, de Heredia, y Caribe, en Limón.

«Ante la inclusión del libro Cocorí y el ambiente hostil ocasionado en nuestros grupos, como en nuestras escuelas, comunicamos a nuestras respectivas maestras la indisposición hacia tal lectura, por tener tendencias racistas y discriminatorias contra personas -que al igual que nosotros- son de origen africano, o mejor conocidas en nuestro medio como de raza negra», alegan los denunciantes en el cuarto punto del documento.

Los recurrentes , entre los que se encontraba la hija de la diputada Campbell, pidieron la exclusión «de cualquier programa del Ministerio de Educación Pública la obra literaria Cocorí, por su contenido racista y discriminatorio».

En una resolución de abril de 1996, la Sala Constitucional determinó que no existían elementos para marginar a Cocorí de las lecturas de primaria.

«Esta Sala no considera que exista algún elemento discriminatorio en el libro Cocorí. Más aún, se trata de un libro que -dentro del contexto histórico de la Costa Rica de aquellos días- trata de resaltar las virtudes de una raza que en esos tiempos estaba aún condenada por los resabios de la esclavitud».

Los magistrados sostienen  más adelante, que «el personaje Cocorí no tiene una sola cualidad negativa: es un niño generoso, despierto, valiente, que pasa una serie de aventuras movido por un motor romántico -que resulta ser una niña que simboliza un encanto, una primera ilusión».

Consultado al respecto, Allen aseveró que «no siempre lo legal es moral» y afirmó que Eduardo Sancho, uno de los jueces que avaló la resolución, admitió haberse entrevistado con Gutiérrez antes de que se emitiera el fallo.

Vaquerano, entre tanto, expresó que los fallos de la Sala son de acatamiento obligatorio y que, por tal motivo, Blanco no debió emitir la circular en la que se destaca la exclusión de Cocorí.

 

AÑEJA POLÉMICA

 

La polémica de si Cocorí es un libro de carácter racista empezó a gestarse hace al menos 25 años, cuando algunos analistas e incluso rivales de Gutiérrez, como es el caso de Quince Duncan, comenzaron a puntualizar lo que ellos estimaban elementos negativos en la obra más conocida del autor de «Murámonos Federico».

La filóloga Lorein Powell, quien ha escrito sobre el racismo en esa obra, criticó en sus estudios el hecho de que Cocorí, al mirarse reflejado en el agua, se asustó.

Allen coincide con la posición de Powell y aseguró que el hecho de que el narrador -que en literatura es diferente al autor, según la copiosa bibliografía que existe al respecto y que puede ser consultada en la biblioteca Carlos Monge o en la de la Facultad de Letras- transmite su visión discriminatoria al destacar el miedo que experimenta Cocorí al mirarse en el agua.

A estos comentarios respondió el propio Gutiérrez en la edición del Semanario del 23 de setiembre de 1983 en su artículo «¿Hay racismo en Costa Rica».

El autor de «Hoja de Aire» apuntó en aquella oportunidad: «En cuanto a Cocorí, sí voy a salir en su defensa, porque sé que antes que la señorita Powell, Quince Duncan ha estado en la UNA  con el mismo dele que dele desde hace años».

Y agregaba: «Para probar su tesis de que Cocorí es racista, la señorita Powell puso de ejemplo la primera escena: Cocorí, al agacharse para beber agua en la laguna, se ve a sí mismo por primera vez y se asombra. Dice ella que eso es racismo: asustarse al ver a un negro. Ocurre que Cocorí vive en un villorio entre puros negros, no ha visto sino negros en toda su corta vida y mal se podía asustar al ver uno más. El asombro o susto de Cocorí nació al descubrir que en el agua había otro rostro, y que ese otro rostro repetía sus gestos. Y apenas descubrió la causa de  ese pequeño misterio, Cocorí, como dice el libro, quedó muy contento».

EVOLUCIÓN DE LA POLÉMICA

Las discusiones en relación de si Cocorí es racista empezaron  en 1980 y aumentaron tras la circular de la carta emitida por el Ministerio de Educación Pública (MEP), el 24 de enero de 2003, en la que se especifica que el texto no es de lectura obligatoria en primaria. He aquí un recuento de los principales hechos.

23 setiembre de 1983: Joaquín Gutiérrez sale a defender, en el Semanario UNIVERSIDAD, a Cocorí y desmiente que tenga elementos racistas.

18 de diciembre de 1995: Lindley Dixon Powell y Epsy Tanisha Swaby Campbell presentan un recurso de amparo contra el MEP  por considerar «racista y discriminatorio» el texto.

19 de abril de 1996: La Sala Constitucional determinó que se notificara  a los recurrentes Dixon y Swaby Campbell  que no existen elementos racistas ni discriminatorios en Cocorí.

24 enero de 2003: El MEP aclara que Cocorí no es de lectura obligatoria, pero no se refiere a ninguno de los otros textos que conforman las lecturas «sugeridas» en primaria.

20 de abril de 2003 : El escritor Rodolfo Arias enciende de nuevo la polémica al denunciar la exclusión de Cocorí.

26 de abril de 2003: El presidente Abel Pacheco justifica la exclusión porque un grupo de personas afrocaribeñas «considera» que el libro contiene elementos racistas.


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