“Carretera al Sur”, de Alessandra Plaza (Perú), es una de las obras que integran la muestra.
Una exposición de piezas realizadas por siete artistas de distintos países de América Latina analiza y critica los procesos educativos, formales e informales, que se dan en la sociedad.
Se trata de la muestra “La letra con sangre entra”, que se exhibe desde el pasado 6 de junio en la sede del colectivo Baúl Blanco, ubicada en barrio Los Profesores, en La Betania de Montes de Oca (de la farmacia La Paulina 50 metros al oeste y 50 al norte).
La exhibición incluye piezas realizadas por Ricardo Huezo, de Nicaragua; Nadia Granados, de Colombia; Alessandra Plaza, de Perú; y Francisco “Papas fritas”, de Chile, junto a los costarricenses Ronald Mejía, Habacuc y Fabián Monge.
Diana Barquero, pintora e integrante de Baúl Blanco, explicó que la muestra estará abierta por espacio de dos meses y se le sumarán otras actividades en torno al tema de la educación.
Según mencionó Barquero, se realizará un ciclo de cine todos los jueves a las 7 p.m., con filmes relacionados con la temática de la exposición y habrá conversatorios sobre el tema (que se anunciarán próximamente en el sitio www.baulblanco.org o en el perfil de Facebook del colectivo).
El Colectivo Baúl Blanco nació a finales del 2012, como una agrupación de personas cercanas al arte e interesadas en temas relacionados con la educación.
De acuerdo con Barquero, el objetivo del grupo es generar un espacio de reflexión por medio de talleres, exposiciones artísticas, grupos de estudios y otras actividades, sobre arte y educación.
La muestra “La letra con sangre entra” nació de un proceso de discusión del colectivo, “sobre la forma de educar y cómo la educación genera o degenera al individuo, cómo el arte se inserta en esos procesos y sobre formas alternativas para educar, que podrían romper con el esquema tradicional”, dijo Barquero.
Una vez definida la temática se realizó una convocatoria cerrada en el ámbito centroamericano, a artistas que estaban trabajando en el tema. “Hace dos meses los invitamos a proponer sus obras y al final este fue el resultado”, agregó.
La artista opinó que la relevancia de la muestra radica en que la educación “es una de las principales formas de construcción y destrucción del sujeto y, como este espacio pretende ser un espacio alternativo educativo, tenemos una responsabilidad de pensar el proceso educativo, qué pasa y cómo se resuelve desde el arte este tema, que nos compete a todos”.
Mientras tanto, para Habacuc, artista plástico y expositor, la muestra refleja la seriedad del trabajo del colectivo Baúl Blanco. “No todo el mundo se toma el tiempo de investigar, pero esta gente se está tomando las cosas en serio. Se dan el tiempo de investigar y eso se nota en esta exposición”, acotó.
Carola Fumero, integrante del colectivo y gestora de la muestra, indicó que el propósito de esta es ayudar a abrir un espacio colectivo de reflexión, en torno al tema de la educación y el aprendizaje desde varias perspectivas, considerando no solo la educación formal, sino también la familiar, los procesos de la vida cotidiana, etc.
“Más que compartir respuestas, este es un proceso para compartir preguntas, plantear interrogantes, porque probablemente en este tema sigan surgiendo más y más interrogantes, por muchos años más”, dijo.
Fumero comentó que espera que, a raíz de la exhibición y las actividades paralelas, se dé un análisis más profundo, “que la gente venga no solo a ver, sino también a construir espacios para experimentar distintas aproximaciones a la educación”.
“Nuestro reto es que los formatos de todas las actividades sean coherentes con los cuestionamientos que estamos haciendo, para no caer en recetas verticales, que es lo tradicional en educación, sino más bien para buscar espacios de diálogo, que planteen nuevas formas de educar y educarnos”, añadió.