Premios Nacionales galardonaron la excelencia de historiadores de la UCR

Los Premios Nacionales de Cultura depararon reconocimientos para algunos universitarios gracias a sus aportes científicos y literarios, como fue el caso de  Juan Carlos

Los Premios Nacionales de Cultura depararon reconocimientos para algunos universitarios gracias a sus aportes científicos y literarios, como fue el caso de  Juan Carlos Olivas, graduado de la carrera de la Enseñanza del Inglés, quien obtuvo un Aquileo J. Echeverría en la rama de poesía, y en Historia, los galardonados fueron los investigadores Emmanuel Barrantes, Hilda María Bonilla y Olga Marta Ramírez.

En ambos casos, los jurados respectivos consideraron la calidad estilística de la poesía  de Olivas y los aportes a la historiografía nacional al equipo de Barrantes.

A diferencia de años anteriores que se declararon algunos premios desiertos, para este periodo las categorías de novela, cuento y poesía fueron compartidos.  En poesía, además de Olivas, ganó Alfredo Trejos, con el poemario “Cine en los sótanos”.

HISTORIA Y PROCESO

En la rama de historia, los jurados David Díaz Arias, Carmela Velázquez y Manuel Araya Incera analizaron las 10 obras bajo cinco criterios básicos. El primero fue el aporte a la historiografía costarricense, el siguiente el manejo de los métodos y técnicas de investigación. Otros fueron la profundidad en el tratamiento temático, la rigurosidad argumentativa y la calidad del texto escrito presentado a los lectores.

Por ello, los jurados catalogaron la obra “Las subsistencias en una coyuntura de crisis: producción, consumo y nivel de vida, Costa Rica: 1905-1925’ como un gran aporte” a la historia de la estructura económica y su ligamen con el desarrollo del nivel de vida de la población asalariada.

Además, “la vasta cantidad de fuentes consultadas y su interpretación de los efectos de la crisis internacional sobre la sociedad costarricense en el periodo bajo estudio” fueron otros elementos que pesaron para designar a la publicación como la ganadora del Aquileo J. Echeverría en Historia.

La obra parte de la tesis de que “la década de 1910 fue aciaga para la población pobre de Costa Rica, y por ello este trabajo tiene los objetivos siguientes: determinar los factores que incidieron en la crisis de subsistencias de 1914 a 1920, especialmente lo referente a los productos de consumo no duraderos”.

Los investigadores se propusieron “discernir la forma en que se manifiesta esa crisis, a nivel del abastecimiento del mercado, de las fluctuaciones de los precios y sus repercusiones en el consumo popular. Analizamos tres variables principales: importación de productos de consumo no duradero (1910-1920), evolución de la agricultura (1905-1925) y desenvolvimiento de los precios de la canasta de subsistencias (1914-1920). Se inquirió el efecto de la crisis en las condiciones de vida de los costarricenses, sobre todo asalariados”, explicó Emmanuel Barrantes.

Entre las conclusiones planteadas por Barrantes, Bonilla y Ramírez, está que en las décadas analizadas el café no era un monocultivo predominante, y que las clases dominantes relacionaron el progreso con la adquisición de bienes suntuarios y no apostaron a políticas de desarrollo nacional. Además, atribuyen la llamada crisis de subsistencia principalmente a la especulación de los comerciantes mayoristas.

Esta investigación surgió como parte de los estudios de tesis de los investigadores, y partes del material ha sido divulgado anteriormente en el Anuario de Estudios Centroamericanos, editado por la UCR, y también en el libro “Pobreza e historia en Costa Rica”, compilación a cargo de Ronny Viales. Actualmente, Emmanuel Barrantes disfruta de su retiro, luego de años de trabajo en el Instituto de Investigaciones Sociales. Su compañera Olga Marta Ramírez trabaja como docente en la Escuela Lorenzo Barrantes, en el cantón de Flores, mientras que Hilda María Bonilla falleció en el 2003.

El libro “Las subsistencias en una coyuntura de crisis: producción, consumo y nivel de vida, Costa Rica: 1905-1925 como un gran aporte” fue editado por la Editorial UCR el año pasado y está a la venta en la Librería Universitaria.


Poeta por elección

Para Juan Carlos Olivas, el premio Aquileo J. Echeverría en Poesía es un reconocimiento que llega pronto en el camino que ha marcado su destino artístico.

Para este turrialbeño, la vena literaria le ha acompañado desde muy joven, y ya a los 21 años cosechó su primer galardón relevante, al conferírsele el Premio Lisímaco Chavarría Palma, de la ciudad de San Ramón. Luego, en el 2011 ganó el certamen UNA-Palabra, con el poemario “Mientras arden las cumbres”.

Ahora, los jurados Jorge Méndez, Marianela Muñoz y Randal Quirós estimaron que la obra “Bitácora de los hechos consumados” merecía el premio por su unidad estructural, el manejo de intertextos y tópicos universales, y el empleo del lenguaje e imágenes líricas.

“…De todos los males, / me quedo sin dudar con la poesía./ Al menos esta nunca viene sola, / trae consigo los dolores necesarios, / la pérdida de fe / cuando caminas con un dios enfermo en las entrañas”, dice Olivas en unas líneas de su poemario, que a lo largo del texto revela el viaje íntimo que su autor realizó en el proceso.

Amores, desencuentros y muchas imágenes de infancia se recrean en “Bitácora de los hechos consumados”, que se constituye en una travesía de ida y sin regreso al mundo literario, porque como él mismo confiesa en su bitácora: “tuve amigos, problemas financieros y novias, / la poesía señores, se convertía en un pan irremediable”.

Juan Carlos Olivas es graduado de la Universidad de Costa Rica de la carrera de Enseñanza del Inglés, y actualmente se desempeña como docente. Tiene publicados los poemarios «La Sed que nos Llama» (EUNED, 2009), «Bitácora de los hechos consumados» (EUNED, 2011) y «Mientras arden las cumbres» (EUNA, en preparación).


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