Tertulias del Farolito diseccionan las tendencias y tensiones de la cultura en el país

Las tertulias del Farolito regresaron al Centro Cultural de España para diseccionar las contradicciones, tensiones y tendencias en la cultura costarricense.

El historiador Víctor Hugo Acuña, los sociólogos Ciska Raventós y Sergio Villena, y el politólogo Jorge Vargas Cullell —como moderador— resucitaron la mesa de diálogo del Farolito y conversaron sobre nuestros principales retos culturales, como la construcción de la identidad, la oferta artística y la política costarricense.

La mesa deja amplias preguntas abiertas y, sobre todo, retos para desarrollar mundos diversos −donde también “quepan muchos mundos”−, confrontar nuestro presente, y construir nuevos espacios políticos por medio del diálogo y la confianza.

 GLOBANANALIZACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE NUEVOS MUNDOS

El historiador Víctor Hugo Acuña realizó un breve recorrido por la construcción de imaginarios en el país, un proceso que permite desarrollar demandas, deseos y necesidades básicas para la transformación cultural. Sin embargo, también está mediado por «policías sociales» que la someten a constante vigilancia y control.

Para Acuña, la Iglesia Católica, la prensa, los partidos políticos de derecha, las cámaras empresariales, forman parte de una «policía de los sueños», que publicitan la venta del pasado como únicos futuros posibles y que debilitan estos procesos.

“Asistimos a una ofensiva sistemática de las policías de los imaginarios, como hemos sido testigos en los últimos años”, señaló el historiador.

“Nos encaminamos a una gran colisión, a una coyuntura de grandes conflictos sociales y políticos, en los cuales las fuerzas hegemónicas podrían salir vencedoras”, advirtió. El desafío, agregó, es ir más allá de lo reactivo y de las segmentaciones, para atreverse a construir nuevos imaginarios.

Mientras tanto, el sociólogo Sergio Villena compartió el término “globananalización” para referirse a los retos del arte contemporáneo en Costa Rica.  En su opinión, Costa Rica se inserta activamente en la nueva economía global, pero sin lograr despojarse del perfil de “Banana Republic” que le marca desde finales del siglo XX.

Allí resulta necesario «confrontar intempestivamente nuestro presente» y enfrentarse a los modelos culturales que publicitan el estandarte del «buen tico» y, sobre todo, del «buen artista tico», comentó.

“El gran reto que, desde mi punto de vista, enfrenta el arte contemporáneo en Centroamérica y en Costa Rica, es problematizar y revisar lo que está aconteciendo, y eso no solo implica ser partícipe de lo que sucede, sino confrontarlo”, subrayó.

Para Villena, “hay que trabajar sobre la resistencia, sobre la problematización de nuestro propio presente, y hacer una relectura de nuestro pasado: sobre todo del olvidado y ocultado, para —desde ahí— extraer la energía mesiánica que haga posible hacer estallar el presente”.

RESISTENCIA Y DIÁLOGO

Las tertulias del Farolito se desarrollan en barrio Escalante desde finales de los años 90. De hecho, una de las primeras ediciones —efectuada en 1997— reunió a investigadores y analistas, para dibujar un mapa acerca de la percepción de lo político en Costa Rica.

La socióloga Ciska Raventós comparó las principales preocupaciones del periodo y resaltó una serie de transformaciones en estas dos décadas. Para ella, los grandes malestares políticos recogidos en el mapa de hace 18 años se han solucionado sin, por ello, desencadenar optimismo en la población costarricense.

“La primera sorpresa que me encontré es que existía un enorme desencanto y malestar por la situación de la política, bastante más serio que el que tenemos hoy. Es decir, es una situación casi depresiva de percepción de la política”, puntualizó.

Raventós citó varios ejemplos: la falta de diversos partidos políticos en el abanico electoral, la sensación de que los gobiernos de los hijos de los caudillos vivían de carismas prestadas y la preocupación por una ciudadanía pasiva, acostumbrada a delegar en otras manos el futuro político del país.

“La política hizo lo que tenía que hacer” valora Raventós, “renovó las relaciones entre gobernantes y gobernados, generó nuevos tipos de liderazgo, propició la diversificación de opciones en democracia y una ciudadanía más activa. Creo que esas cosas han cambiado y realmente son así. Ahora, ¿eso lleva a optimismo? Parece que la política hizo su tarea, pero eso tampoco sirvió”, lamentó.

Desde allí se configura el principal problema que visualiza la socióloga: ¿es posible construir proyectos nacionales en nuestro tiempo? A su parecer, existe una enorme incapacidad que impide lograr el acuerdo y explorar posibilidades de progreso dentro de las coordenadas que marca la globalización.

El sociólogo Villena añadió que el malestar en la política está relacionado con las mediaciones entre grupos y ciudadanos. Justamente allí se dibuja el principal reto para la transformación de la cultura: abandonar los pilotos automáticos y establecer nuevos enlaces.

“El malestar, en parte, con la política, está relacionado con las mediaciones que no funcionan bien. Hay una especie de ruptura que no encuentra los canales, y −al mismo tiempo− la gestión tampoco resuelve”, externó Villena.

Cree que en Costa Rica existe una amplia oferta cultural que, sin embargo, solo logra llegar a tribus o grupos especializados. Lograr estos enlaces para generar creatividad, resistencia o confrontación, sólo es posible mediante el diálogo que, quizás, se dibuja como uno de los principales retos para la transformación de los imaginarios.