Desde el 19 de abril nuevamente el Teatro Universitario (TU) —de la Universidad de Costa Rica (UCR)— regresó al escenario con una obra que aborda el polémico tema de las bandas de delincuentes en América Central, conocidas en la región como las maras.
Con la dirección de Kyle Boza, “El man de los Queché” es una adaptación del texto escrito por Lupe Pérez Rey, titulado “El varón de los Queché”.
Según Boza, este es un homenaje a la dramaturga, una de las más prolíficas en Costa Rica, con un total de 23 obras. Pérez Rey creó su propuesta a partir de la historia precolombina maya conocida como el “Rabinal Achí”.
Boza fue más allá: adaptó lo escrito por Pérez Rey y “relacionó las tribus prehispánicas de Centro América y las pandillas de maras de la misma región. Dos universos separados por el tiempo, que comparten las mismas características de fondo, distantes e incompatibles al principio, pero ante el análisis de sus necesidades las semejanzas saltan a la luz”, explicó.
“A través de la música, la danza y la interpretación actoral, acompañado de una reescritura de la versión original, se logra unir ambos mundos en una obra que pretende exhibir las realidades y complicaciones de los indígenas y de las pandillas de la zona —con especial énfasis en las de Costa Rica—, además de profundizar en el ciclo de comportamiento de los grupos presionados y minimizados”, agregó Sergio Herrera, productor del TU.
De acuerdo con Herrera, en el montaje se reúne a jóvenes talentos con profesionales de la escena. Miriam Chaves, Heriberto Calderón, Carlos Miranda y Ricardo Tames estarán junto a María Chaves y Nandayure Harley. Mientras tanto, en la parte musical, ejecutarán Alejandro Flores y Gabriel Arias.
“El Man de los Queché” se presentará hasta el 13 de mayo, de jueves a sábado a las 8 p.m. y domingos a las 5 p.m. El Teatro Universitario se ubica 100 al este de la Librería Universitaria de la UCR. Las reservaciones telefónicas pueden hacerse por el número 2511-6722.
DOS MUNDOS, UNA REALIDAD
Ambientados en un escenario urbano, el espectador se encontrará con una interpretación peculiar de una obra que la UNESCO declaró como patrimonio intangible de la humanidad. “Rabinal Achí” es parte del acervo cultural guatemalteco, y se sigue representando en la actualidad entre la comunidad guatemalteca de Baja Verapaz.
El “Rabinal Achí”, original del maya que significa Danza del Tun (tambor), es el relato de la última lucha del gran guerrero de la tribu Queché, quien es derrotado por el gran guerrero de los Rabinal. Su representación se convierte en tradición oral y pasa por generaciones, hasta que el francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg la transforma en texto. Sobrevivió a la colonización y persecución de los religiosos católicos, y es uno de los pocos textos que se mantuvieron.
“No es casual que una obra prehispánica logre hablarnos en la actualidad. No es casual que esta obra una el universo indígena con el de las pandillas. No es casual que se regrese a una estructura tribal para defender el territorio y los medios de sobrevivencia. No es casual que las poblaciones indígenas del mundo, y en especial de Latinoamérica, se estén rebelando ante las injustas y desesperadas decisiones de sus Gobiernos. No hay casualidad. Solo causalidad. Causa y efecto”, enfatizó Kyle Boza.
Ella es Lupe Pérez Rey
Originaria de la Coruña (España), Lupe Pérez Rey llegó a Costa Rica en 1946, con una vasta herencia paterna de amor al teatro y avidez por el conocimiento. Su llegada a nuestro país contrastó con las grandes urbes donde vivió. Muy pronto vivió nuevamente las angustias de la guerra debido al conflicto bélico del año 1948.
Su camino en Costa Rica echó raíces y Pérez Rey, además de la dramaturgia, se convirtió en la primera ingeniera civil graduada en la UCR. Luego fue contratada por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y llegó a ser jefa de la sección de construcción, a cargo de un equipo de ingenieros. Ella, como otras pioneras, debió enfrentar valientemente el ambiente de desaprobación contra aquellas que se atrevieron a vincularse al mundo laboral, tradicionalmente dominado por los hombres.
En esa época, se incorporó al grupo de Teatro de la Caja. En 1951, actuó por primera vez en un escenario tico, en la obra “Cofradías”, montaje del Grupo de Teatro Casa España.
Entre sus obras se destacan: “Como mi mujer ninguna”, “Astucia femenina”, “No me mates con cuchillo”, “Fermín” (II Premio I Festival Municipal 1975, Teatro al Aire Libre), “El audífono”, “Celos”, “Estrategia maternal”, “Veinte manzanas” (adaptación humorística de Chejov), “Los maridos de Lucrecia”, “Operación Lucrecia”, “Brindis de la muerte”, “El barón Mandrini” (Ganadora del Primer Lugar Festival Estudiantil de Bellas Artes 1971), “El corazón delatador”, “Tormenta”, entre otras.
Sus afanes académicos la llevaron de nuevo a las aulas universitarias y fue parte de la segunda generación de graduadas de las Escuela de Artes Dramáticas de la UCR, con la obra “Ellas en la maquila”, en coautoría con Leda Cavallini. En 1990, obtiene una maestría en literatura latinoamericana con la obra “El varón de los Queché”, ahora adaptada por el TU bajo la dirección de Kyle Boza.
En total, Lupe Pérez Rey ha escrito 23 obras dramáticas y 6 más junto a Leda Cavallini. Se retiró de la actuación en 1976 con la obra “Equus”.