En el fogueo previo al mundial de Brasil, la Selección Nacional perdió 1-0 ante Corea del Sur en enero pasado. (Foto: http://fedefutbolcr.com)
Empezaremos por ser claros. Para que se le pueda llamar clásico a una serie de juegos entre Costa Rica y Uruguay debería reunirse una serie de requisitos: el primero; jugarlo con mucha frecuencia y en torneos importantes y oficiales, el segundo; que haya una rivalidad casi enconada entre los dos oponentes de turno.
Un partido Costa Rica-Uruguay incumple con el primer requisito, si bien ya empieza a cumplir con el segundo. Entonces, podríamos decir que este tipo de juegos está muy lejos de ser considerado como tal. Mejor catalogarlo como un juego con alta rivalidad.A lo largo de toda la historia, y después de toda la “limpia” que hizo recientemente la FIFA, eliminando entre los partidos clase A todos aquellos que incluían selecciones menores, las preolímpicas, clubes o amistosos donde uno de los dos equipos excediera las seis variantes, la Selección Nacional ha jugado contra los uruguayos apenas unas 10 veces desde 1990, año del primer partido, y no fue sino hasta el pasado 14 de junio cuando la Sele venció por primera −y única vez− a los charrúas con marcador de 3-1, en el estreno del mundial Brasil 2014. La del pasado noviembre en el Centenario no cuenta para efectos estadísticos como victoria, ya que el partido tuvo que disputarse en penales, sino que se contabiliza como un empate a 3.
Lo que sucede es que desde ese memorable triunfo en Brasil, los uruguayos se “mordieron” y manejaron el amistoso del pasado 13 de noviembre como una revancha, como una oportunidad de cobrarse aquella deuda.
Sin embargo, a pesar de que en esta ocasión sí metieron a hombres claves como Luis Suárez −ausente en Fortaleza−, la Celeste se quedó con las ganas de “sacarse el clavo”, en especial cuando en el último minuto Johan Venegas logró el gol del empate a 3 para los nacionales y forzó a los lanzamientos desde el punto de penal, donde la sangre fría hizo que Costa Rica se dejara la copa Antel, a pesar de que Celso Borges estrelló su remate en el palo y dejó sudando frío a los costarricenses desde el inicio de la tanda de penales; esta era una copa sin el mismo valor que un mundial o que un partido oficial.
Antes de esta revancha por parte de los uruguayos, Costa Rica ya tenía varias deudas pendientes por cobrar a los suramericanos, entre amistosos y torneos oficiales. El gane en el Mundial apenas era una parte del abono.
Hay que recordar que en la Copa América Colombia 2001, los charrúas dejaron por fuera a los nacionales 1-2, y en el repechaje intercontinental rumbo al mundial Sudáfrica 2010, sacaron a los ticos con un 0-1 en el estadio Saprissa y un empate a 1 en el Centenario de Montevideo.
Estos son solo algunos ejemplos de una historia que apenas lleva 10 capítulos, los cuales siguen siendo muy desfavorables para los intereses costarricenses, ya que con el del jueves 13 se llegó al tercer empate histórico, pero se han perdido seis partidos y solo se ganó uno. Además, los uruguayos han conseguido 19 anotaciones contra 14 de los costarricenses, sin embargo, no en todo Uruguay se tuvo esta visión. Conscientes de que un amistoso no es lo mismo que un partido eliminatorio o mundialista, la Asociación Uruguaya de Fútbol prefirió catalogarlo como “El reencuentro”, debido no solo al nuevo partido entre uruguayos y nacionales, sino también a que los celestes no jugaban en el Centenario de Montevideo, su casa para partidos internacionales desde el 4 de junio, cuando superaron 2-0 a Eslovenia, en un partido amistoso previo al Mundial.
Por el lado costarricense, el partido de despedida de Paulo César Wanchope −como técnico interino de la Sele−mostró un equipo con serias dudas en la defensa, ya que si bien es cierto la era interina se cerró con un invicto de seis partidos, producto de 4 triunfos y dos empates, lo preocupante fue que en ese lapso se permitieron 10 anotaciones, aunque se realizaron 17.
Los principales logros fueron mantener la misma base del Mundial con algunas variantes, como el cambio de la línea de cinco a una de cuatro, y la llegada de los Johan: Condega y Venegas, Esteban Alvarado y Felicio Brown, con el fin de incorporarlos poco a poco al equipo; el único que logró convencer hasta el momento fue Venegas. También se probó reconvocando a Roy Miller y Rodney Wallace, cuyo desempeño tampoco convenció al seleccionador interino, que luego del jueves se dedicará por completo a la Sub 23, que está compitiendo en Veracruz, México, por los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
El 2015 será clave para la escogencia del entrenador definitivo, el proceso de preparación para competiciones como la Copa de Oro, el inicio de las eliminatorias a Rusia 2018 −con fecha y formatos aún no reveladas−, y para la copa América centenario 2016, a la cual ya Costa Rica está clasificada.
Las derrotas tricolores que olvidamos
Este año ganamos la Copa Centroamericana y llegamos a cuartos de final del Mundial, pero antes tuvimos problemas.
Diego Arguedas Ortiz
Una semana antes de empezar el Mundial, a inicios de junio, la Selección era otra. Para quienes llevaban la cuenta, todos los números eran rojos: desde enero, el equipo mayor había perdido tres partidos, empatado otro y ganado solo uno. Así le íbamos a poner la cara a tres campeones del mundo.
Luego llegaron los tres goles ante Uruguay, el testazo de Bryan Ruiz que hincó a Italia, el empate altivo contra Inglaterra, el heroísmo en penales que superó a los griegos y la terquedad que forzó a los 120 minutos contra Holanda. Cuando nos despertamos, éramos el cuadro número 17 del mundo.
La racha continuó. Victorias en la Copa Centroamericana –hasta alcanzar el trofeo en Pasadena, contra Guatemala– y otros dos ganes en una gira asiática a mediados de octubre. El año terminó sacándoles el grito de revancha a los uruguayos, que apostaron a un temor que (ahora) le perdimos al estadio Centenario de Montevideo. En otra será, pibes.
Este año fue el mismo en que la Selección Mayor Femenina clasificó a su primer mundial –por celebrarse en Canadá, en el 2015–, los tres clubes costarricenses en la Concachampions alcanzaron los cuartos de final y nunca tantos ticos habían jugado en las mejores ligas europeas (Inglaterra, Italia, España, Alemania y Francia).
¿Qué pasaba antes de eso? ¿Dónde teníamos el ánimo antes de empezar el Mundial de Brasil 2014?
Entre enero y principios de junio, cuando jugamos los cinco amistosos preparatorios al Mundial, recibimos 10 goles en contra y logramos encajarle solo cuatro a los adversarios. Chile nos goleó 4-0. Japón y Corea del Sur nos humillaron y solamente pudimos ganarle a Paraguay, 2-1. Cuando empezamos el mundial, el invicto era un simple empate contra Irlanda.
Lo lindo del resto del año llegó después, con las dos victorias contra el nuevo clásico uruguayo y la Copa Centroamericana. Pero antes, vivimos la amargura.
Ya saben lo que dicen: en Costa Rica no hay escándalo que dure tres días. Tampoco las tristezas del fútbol, si son borradas adecuadamente.