El fracaso de los megacontratos en las Grandes Ligas

¿Saben cuánto gana por temporada el jugador más valioso de la Serie Mundial que terminó el pasado domingo?El tercera base venezolano de los Gigantes

¿Saben cuánto gana por temporada el jugador más valioso de la Serie Mundial que terminó el pasado domingo?

El tercera base venezolano de los Gigantes de San Francisco, Pablo Sandoval, gana $3.2 millones por temporada, y el receptor del equipo Buster Posey, llamado en San Francisco el Chico Maravilla, quien metió un jonrón en el último juego contra los Tigres y ha sido líder de bateo de la Liga Nacional, solo devenga por temporada la módica suma de $615.000, un ingreso que a Alex Rodríguez de los Yanquis de Nueva York se lo pagan por estornudar.

La temporada de las Grandes Ligas que finalizó el domingo anterior, con la barrida de los Gigantes a los Tigres, 4 juegos por 0, deja como gran lección para las gerencias de todos los equipos, que no todo lo que brilla es oro y que no basta con firmar a las superestrellas para tener asegurado el pasaporte a los play offs (eliminatorias).

El fichaje más sonado de la pretemporada fue el de Albert Pujols por los Angelinos de los Ángeles; el Caballo —como lo apodan por su fortaleza física— dejó a los Cardenales de San Luis,  equipo de sus amores y campeón del mundo del año anterior, y firmó un megacontrato de diez temporadas con los Angelinos, cercano a los $240 millones.

Solo en el primer año, al inicialista se le cancelaron $12 millones; tuvo una primera parte de campaña para el olvido, pero se repuso después del Juego de Estrellas. Finalmente, en 154 partidos pegó 173 hits; 50 dobles; 30 jonrones e impulsó 105 carreras. Nada mal, aunque no le ayudó a los Angelinos para viajar a la postemporada.

El otro megacontrato de la pretemporada lo firmaron precisamente los Tigres de Detroit, apaleados por San Francisco en la Serie Mundial. Los felinos ficharon al codiciado inicialista Prince Fielder que jugaba para los Cerveceros de Milwaukee, por nueve temporadas y le extendieron un cheque de $214 millones. Los primeros $23 ya se los embolsó este simpático “gordito”, que más parece jugador de fútbol americano mas tiene mucha agilidad.

El Príncipe tampoco desentonó en la temporada regular, no obstante, se apagó en el peor momento: la Serie Mundial. Jugó los 162 partidos de la temporada regular, impresionante. Pegó 182 hits, 33 dobles, un triple y 30 jonrones, para promedio de bateo de .313. Nada mal.

Estos poderosos bates no guiaron a sus respectivos equipos a ganar la Serie Mundial, pero sí la conquistaron los Gigantes de San Francisco, que vuelca los fondos de su tesorería hacia un cuerpo de lanzadores bien pagado: Barry Zito gana $19 millones, Tim Lincecum $18 y Matt Cain $16. Sin embargo, Sergio Romo, su cerrador estrella que dejó viendo para el ciprés a Miguel Cabrera en el último out de la Serie mundial, solo gana $1.5 millones por campaña.

El jugador de campo que más gana en los Gigantes es Hunter Pence, con $10 millones y el venezolano Marco Scútaro, jugador clave de la postemporada; el más valioso de la serie ante los Cardenales e impulsador de las carreras más decisivas para el equipo, como la cuarta en el último juego del Clásico de Otoño, solo gana $6 millones por campaña.

El presupuesto anual de los campeones mundiales puede acercarse a los $98 millones. Comparen que solo el cuerpo de lanzadores de los Angelinos, cuesta $60 millones: Jered Weaver ($14), Zack Greinke ($13), Dan Haren ($12), Ervin Santana ($11) y C. J. Wilson ($10).

MILLONARIOS FRACASOS

Los Yanquis de Nueva York cancelan a su constelación de estrellas la suma escalofriante de $225 millones por temporada. Se reparten el pastel entre otros: Kuroda ($10), Sabathia ($24), Soriano ($12), Canó ($14), Jeter ($15), Rodríguez ($30), Texeira ($23), Granderson ($10), Ichiro ($18) y Swischer ($10).

Esta formación de megaestrellas fue barrida en la postemporada por los Tigres de Detroit en cuatro juegos. A pesar de tener las billeteras repletas de dólares, los Bombarderos del Bronx se apagaron y guardaron sus cañones, sintiéndose sus orgullosos fanáticos humillados con un octubre para el olvido.

Peor le fue a otros millonarios, los Filis de Filadelfia, que ni siquiera olfatearon la postemporada y se hundieron en la División Este de la Liga Nacional. Solo cuatro lanzadores de los Filis valían entre ellos $67 millones. Esa suma es todo el presupuesto de temporada de los Atléticos de Oakland que, con el aporte más bajo para sus modestos beisbolistas, alcanzó la postemporada y se dieron el lujo de liquidar a otro equipo millonario, los Vigilantes de Texas.

En Filadelfia, el lanzador Cliff Lee ganó $21 millones; Roy Halladay, $20 millones; Cole Hamels, $15 millones, y el cerrador Jonathán Papelbón, $11 millones. Con esta constelación de estrellas en el montículo, Filadelfia apenas se acomodó en el tercer lugar de su División, a 17 juegos de distancia del que la ganó, los Nacionales de Washington.

PASO EN FALSO

En el cierre de temporada y desesperados por quitarle a San Francisco el primer lugar de la División Oeste de la Liga Nacional, o al menos lograr uno de los dos puestos de comodines para ir a los play offs, los multimillonarios Dodgers de Los Ángeles, con socios de billetera gruesa como Magic Johnson y otros magnates angelinos, le compraron a los Medias Rojas de Boston a cuatro de sus estrellas por la exorbitante suma de $250 millones.

Adrián González, Josh Beckett, Carl Crawford y Nick Punto se vistieron de azul y blanco para nada. González tenía seis años de contrato vigente, con un valor de $127 millones, a Crawford le restan cinco años y $102.5 millones, mientras que el de Beckett es de dos años y un total de 31.5 billetes verdes. Esta inversión de “locos” de nada le sirvió a los Dodgers. Cuando los firmaron estaban tres juegos detrás de San Francisco y terminaron a ocho de distancia.

A pesar de estas lecciones que da la vida deportiva y terminada la temporada, apenas caliente el sol se van a reunir en algún hotel de lujo de Las Vegas los gerentes y propietarios de todos los equipos, para ver qué pescan para la campaña 2013.

Por ahora solo se sabe que los dueños de los Yanquis de Nueva York, los hermanos Steinbrenner, quieren reducir la planilla del equipo a $194 millones, para no tener que cancelar un impuesto de lujo que se cobra a instituciones deportivas que se pasen de este presupuesto.

¿Venderán a Alex Rodríguez para bajar costos? Pero… ¿quién lo compra?

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