Un año después del mundial, Guima regresó a las canchas con el club brumoso.
Su nombre es sinónimo de éxito en el fútbol de Costa Rica; bajo su mando se logró la ansiada clasificación al Mundial Corea-Japón 2002, con lo que impulsó nuestro balompié a posiciones sin precedentes en el ámbito mundial.
Su siguiente reto es despejar las brumas que durante 63 años han impedido que el Club Sport Cartaginés vea de nuevo el título de campeón nacional en sus manos.
Luego de un año lejos de las canchas, tras la participación de la selección en el mundial asiático, «Guima» no escondió su alegría por el regreso al banquillo en un club que ha puesto todas sus esperanzas en él.
Vestido con la camiseta azul y el escudo del club decano del fútbol nacional, Alexandre Guimaraes atendió a los redactores de UNIVERSIDAD Javier Córdoba, Alonso Mata y Johan Umaña, en la que desde ahora será su trinchera en la lucha por el torneo local, el estadio José Rafael «Fello» Meza.
¿Ansioso por el retorno a las canchas?
-Sí. Estas ganas de volver te las da sobre todo el grupo con el que trabajas, y los jugadores del Cartaginés están mostrando un enorme compromiso hacia los objetivos que quiere el club, trabajan con mucha responsabilidad y mucha ilusión y eso me tiene las pilas cargadas.
¿Qué hizo todo este tiempo que estuvo fuera de las canchas?
-El primer semestre, después del mundial, lo dediqué a dar charlas y conferencias de fútbol y de motivación; y a inicios de este año hice una capacitación de tres meses en Europa.
¿Se veía el técnico mundialista de Japón y Corea 2002 un año después del mundial dirigiendo aún en Costa Rica?
– La verdad es que no, los planes eran intentar dar el salto hacia fuera, sin embargo, por varios motivos no se pudo. Si tenía que volver a trabajar en un club en el ámbito nacional, creo que Cartaginés es un muy buen sitio para hacerlo.
¿Qué pasó con las ofertas en el extranjero?
– Unas no se dieron porque yo exigía algunas condiciones de compañeros de trabajo que los clubes no estuvieron interesados en concederme. Otras en las que las opciones profesionales no eran de mi agrado. Hubo dos ofertas para trabajar en el mundo árabe y en ese momento no me interesaba tanto. Ya las últimas fueron situaciones de apaga fuegos y eso tampoco me interesaba.
¿Por qué Cartaginés y por cuanto tiempo es el contrato?
-Un año. Yo estoy acá porque siento que es el momento, yo me muevo mucho a base de corazonadas. Esas corazonadas son producto de detalles y hechos que se van dando con lo que uno se da cuenta de que todo te jala hacia un lugar y por eso estoy acá.
¿Le están pidiendo el campeonato?
-No, en Cartago saben muy bien que estamos aquí para mejorar la campaña anterior, eso sí, nadie nos puede quitar la ilusión de ganar el campeonato.
¿Qué le falta a Cartago para ser protagonista?
-Yo diría que habrá que esperar que arranque el torneo. Queremos arrancar «a full», porque ya Cartaginés ha dado mucho tiempo al tiempo.
Es un equipo al que traje jugadores de experiencia y que además han ganado campeonatos, para que puedan transmitir al resto lo que se necesita para ser campeón. También tiene jóvenes con mucha proyección, a quienes vamos a tratar de darles continuidad.
¿Es Guimaraes lo que le hacía falta al Cartaginés?
-Yo creo que mi persona acá está creando un movimiento de credibilidad y de esperanza, pero eso por sí solo no da nada si no hay un trabajo detrás, un compromiso de todos: jugadores, cuerpo técnico, junta directiva. Y lógicamente, un respaldo absoluto de la afición, que se está dando y se va a dar aún más cuando comience el torneo.
¿Viene a desenterrar el muñeco del Fello Mesa?
-No vine con ninguna pala, simplemente con mis ganas, mis conocimientos, mi carisma y con el respaldo de la gente que trabaja conmigo, para proponer un estilo diferente de conducción y que eso pueda culminar en algo con lo que toda la afición cartaginesa sueña.
¿Le hace falta algún jugador?
– Sí, tenemos campo para un extranjero más y buscamos un jugador que pueda marcar diferencia del medio campo hacia arriba, llámese un medio creativo o un volante externo.
El asunto de los creativos en el país es un poco difícil, pues parece que después de Wílmer López cuesta encontrar a alguno de muy alto nivel en esa posición.
-Sí, es uno de los puestos en los que existe mayor carencia, hay algunos buenos jugadores que todavía no alcanzan el rendimiento como para ser llamados a una selección, de ahí que nosotros al tener libre una plaza de extranjeros, la usemos para esa posición.
En lo que hemos visto de Guima en otros equipos, siempre utiliza un sistema de tres centrales. ¿Con Cartago cuál va a plantear?
-En esa búsqueda estamos. Dentro de mi estilo hay muchas variantes de funcionamiento, sobre todo en clubes. En este momento estamos instalando el modelo básico; a partir de allí haremos las variantes del caso.
¿En la idea de juego, será Cartago un equipo ofensivo o conservador?
– Por el tipo de jugador que tenemos, debemos practicar un fútbol muy explosivo. Eso depende mucho de cómo se quiera ver, pues cuando se vea al equipo parado en la cancha se puede pensar si es defensivo o no.
¿Cómo superar la dependencia del trabajo de Claudio Ciccia que mostró el equipo la temporada anterior?
– Con funcionamiento colectivo, efectivamente había una dependencia de lo que pudiera hacer la combinación Ciccia-Oviedo en lo ofensivo. Nuestra intención es involucrar a más jugadores en el ataque.
¿Cómo ve a los rivales?
– En este campeonato habrá una mayor paridad en las fuerzas, sabiendo que hay dos favoritos , la Liga Deportiva Alajuelense y el Saprissa. El primero por la continuidad que tiene en trabajo y plantel es el gran favorito, mientras el otro ha contratado a mucho jugador de peso, pero habrá que ver si puede dar resultados inmediatos.
Luego están los equipos que llegan con entrenadores nuevos y que han cambiado ciertos elementos de la planilla, como nosotros y el Club Sport Herediano.
Y otros que pueden ser sorpresa, como Santa Bárbara que hizo una buena temporada y la constatación del crecimiento de Pérez Zeledón que también cerró muy bien. El resto estará en la lucha por darle un golpe a los eternos pretendientes.
El 2006 será un año importante, tendremos el Campeonato Mundial en Alemania mientras Cartaginés celebra su centenario y espera un campeonato. ¿Dónde estará Guimaraes?
-En fútbol es tan difícil planificar a tan largo plazo, aunque sea a la vuelta de la esquina como el 2006. Tengo claro que el tiempo que voy a estar acá lo disfrutaré al máximo y el hecho de haber firmado por una temporada es con el objetivo de que, una vez terminada, examinar opciones de alguna selección afuera, o bien si la experiencia es tan buena para continuar acá.
¿Dónde se visualiza cuando termine el contrato con Cartaginés?
– Tal vez pueda contestar esa pregunta así: a partir de agosto recomenzaré mis clases de alemán.
¿Volvería a la Selección Nacional?
-Sí, yo salí por circunstancias que en aquel momento se dieron, ante las cuales mantengo mi posición, pero el vínculo de la Selección con mi persona sigue siendo muy fuerte.
¿Cómo valora el trabajo del entrenador Steve Sampson?
– Creo que es un caso parecido al de Medford; lo digo en el sentido de que llega con un conocimiento previo del equipo, pues él estuvo cerca todo el tiempo que nosotros tuvimos la selección, él estuvo más que al tanto de lo que era el equipo de Costa Rica, pero le ha costado conocer nuestro medio.
¿Sampson rondaba el puesto de Guimaraes en la Selección?
– Yo no sé si lo rondaba, pero sí era una eterna presencia. Desde el partido que jugamos el 6 de enero de 2001 contra Guatemala, hasta el último juego del mundial contra Brasil, él estuvo presente; siempre muy pendiente de lo que hacía Costa Rica.
¿Qué se debe mejorar en la selección?
– El tema de la selección es algo demasiado privado y querido como para divulgar lo que pienso. Creo que lo visto hasta ahora confirma el trabajo que se hizo anteriormente y espero ver el crecimiento a partir de esa labor.
¿Quién es el mejor jugador del fútbol costarricense?
– Para mí la referencia del fútbol nacional sigue siendo Wanchope. Ahora bien, hablar de uno es muy difícil pues hay jugadores como Steven Bryce que ha mantenido un rendimiento parejo durante mucho tiempo; igualmente Centeno que es uno muy completo y Gilberto Martínez, para darlo por líneas.
Con la muerte del futbolista Mark Vivien Foe, se cuestionó mucho al mundo del fútbol por el trato hacia el jugador. ¿ Se le ha olvidado como ser humano y se le ve sólo como producto?
– No lo creo, fue una fatalidad lo que le pasó a Foe. El mundo del fútbol se ha preocupado desde hace tiempo por el jugador, hay que recordar la polémica que se generó hace 5 o 7 años en Italia por el asunto del dopaje. Me parece que los controles deberían ser más minuciosos, no solo de dopaje, sino también los físicos. Para eso debe haber una mejor preparación de profesionales en ese campo, como también la apertura de la dirigencia en dar las facilidades a los clubes y selecciones para hacer ese control.
No hay duda de que la calendarización del fútbol europeo y suramericano está saturada y esto es producto de las exigencias del ambiente profesional, pues es lógico que si el costo de mantenimiento de los clubes aumenta, estos deben ver qué hacen para sostenerse. De ahí que se hagan campeonatos más largos y giras a veces absurdas para pagar sus planillas.
¿Ha llegado al tope el fútbol como negocio?
– Definitivamente. El fútbol mundial ya se ha dado cuenta que no puede seguir de esta manera, primero porque los patrocinadores, que son los que ponen el dinero, dijeron » basta ya», después viene lo que es la presencia de espectadores en los estadios. Ahí los clubes se dan cuenta que no pueden seguir pagando cifras tan altas.
¿Refleja realmente el «ranking» de la FIFA la situación del fútbol mundial en el nivel de selecciones?
– Las primeras diez posiciones sí, después de ahí a veces no corresponde lo que aparece en la clasificación con las realidades específicas de cada país, pues el fútbol crece más rápido que las facilidades que ese país da para que se dé el crecimiento.
¿A quién admira Guimaraes como entrenador?
-A varios, desde Telé Santana, técnico brasileño, pasando por Johan Cruyff, Arrigo Sacci cuando tuvo al A.C Milán en aquella época dorada, y el Ajax de Van Gall. Sobre todo yo me identifico mucho con la escuela holandesa de juego.
¿Saprisista?
– De Saprissa digo siempre esto: jugué diez temporadas allí en una etapa importante de mi vida, luego estuve casi cinco años involucrado en trabajos desde liga menor hasta entrenador de la primera división. Estamos hablando de demasiadas experiencias como para borrarlas fácilmente y por eso se da una identificación de mi persona hacia Saprissa. Pero a través del paso por otros equipos, en los que he estado, en especial en la selección donde la base era Alajuelense, he dejado muy claro que ante todo soy un profesional.
¿Cuál es su máxima aspiración como técnico?
– Poder ir a otra copa del mundo es un gusanillo que tengo ahí, porque creo que nosotros merecíamos más de lo que logramos en el mundial pasado. Es decir, hicimos el juego necesario, nos faltó un gol para pasar a la siguiente etapa y eso te deja un gusanillo.
Trabajar en el nivel de club en un ambiente más competitivo, y si pudiera combinar esa aspiración haciendo a Cartago campeón, sería una locura.
¿Escucharemos al final de temporada el grito de «A celebrar carajo»?
-Sería muy rico, pero no sé en este momento cuál grito daría, más bien creo que haría otro.