Jorge Mario Olguín: Fútbol debe potencializarse

El técnico de Santa Bárbara, Jorge Mario Olguín afirmó que el problema del fútbol nacional es que en los clubes no se hace lo

El técnico de Santa Bárbara, Jorge Mario Olguín afirmó que el problema del fútbol nacional es que en los clubes no se hace lo mismo que en las selecciones menores.

«Costa Rica probó en el Mundial de Fútbol que tiene cara y jugadores para mostrarse honestamente al mundo; enseñó individualidades interesantes y muy buena actitud; el equipo de Alexandre Guimaraes aprovechó la vitrina de la Copa del Mundo para anunciar que hay mano de obra excelente y de calidad, algo que desde hace rato muestra el fútbol costarricense en los mundiales de categorías menores», expresó el argentino Jorge Mario Olguín, extécnico del Deportivo Saprissa y hoy al frente del equipo de Santa Bárbara.

«En los clubes de la primera división no se repite el fenómeno que se da en las selecciones menores; los entrenadores en su mayoría, en busca de los buenos resultados que les permitan mantenerse en sus puestos, dudan y temen dar oportunidad de jugar a estos jóvenes talentos y así, el fútbol de Costa Rica sigue acudiendo al mercado extranjero, no siempre para traerse algo mejor o un jugador que le de más al desarrollo del fútbol criollo, que lo que puede aportar un futbolista joven de la cantera», agregó quien fuera defensor derecho de la Selección de Argentina, campeona del mundo en 1978.

Cuando Costa Rica se decida a poner a jugar en los equipos de la primera división, a esta enorme cantera de futbolistas que se lucen en las selecciones Sub-23, Sub-20 y Sub-17, su fútbol se va a desarrollar y potencializar hacia los primeros planos; toca a los técnicos tomar los riesgos, en procura de que no se pierda ese semillero amplio de jugadores que pocas naciones, al menos por estas zonas geográficas tienen, dijo.

¿Fue la corona del 78, un título político?

-Había que ver las condiciones que se daban en aquel entonces en Argentina; nosotros estábamos concentrados bajo la vigilancia del ejército; nuestro propósito era darle al pueblo una felicidad, darle al país algo que los alegrara, situación bastante similar a la que se presentó en el último Mundial.

Con un país en caos y en bancarrota, los futbolistas argentinos querían ganar el Mundial de Corea y Japón, para que sus compatriotas, al menos tuvieran algo que festejar, y olvidar por un rato tanta desgracia y problema. No pudieron, nosotros sí», manifestó Olguín cuando le planteamos la interrogante.

Integramos un grupo muy difícil, con Italia, Francia y Hungría; superamos la fase; había que golear a Perú para seguir con vida y fue en Brasil que se corrió el rumor de que los políticos de mi país tenían arreglado el juego, para que Argentina fuera campeón del mundo.

Lamentablemente, un sector de la prensa deportiva argentina, con mucho poder, esos periodistas que quitan y ponen jugadores de la Selección Nacional, estaban opuestos a la política que siguió César Luis Menotti para integrar el proceso de esta selección, que fue formada con futbolistas del interior, como yo; de River solo estuvo al inicio Passarella, luego llegaron Fillol y Alonso; de Boca no había nadie, excepto Gatti y eso exasperó a la prensa que, enemiga del «Flaco» Menotti, hizo eco del rumor que se propagó en Brasil.

Cuando empezó el partido contra Perú, ellos se nos vinieron encima, pegaron dos remates en los postes -pregunto- ¿fueron adrede esos tiros en los palos?-, -¿qué pasa si Perú nos anota esos dos remates?-; al final del primer tiempo logramos anotar dos veces y en la segunda parte, Perú se desplomó y ganamos 6-0.

La goleada nos dio el pase; le ganamos la final a Holanda, pero el rumor de «arreglo» creció, bola de nieve de la propia prensa argentina, enemiga de César Luis, que no cesó en sus críticas, sobre todo los periodistas de la revista «Goles», competencia de «El Gráfico» que alargó la situación hasta caer en el gran tema de nuestro fútbol: ¿Menotti o Bilardo?

Esto se comprueba después, cuando cierra esa revista y varios de sus periodistas forman la empresa «Torneos y Competencias», un gran negocio del fútbol con acciones en canales de televisión, representación de jugadores y organización de torneos.

Cuando la selección de Argentina fracasa y no puede defender su corona en el Mundial España 82, estos enemigos de Menotti arrecian sus críticas y empiezan a hacer crecer la figura de Carlos Bilardo. Con Carlos, Argentina campeoniza en México 86 y se monta la historia. De ahí en adelante todo es, Menotti o Bilardo. Dos escuelas, dos estilos, dos personalidades, dos formas de ver al fútbol diferente.

¿Cómo jugador ¿cuál fue su gran momento en el Mundial?

(El técnico barbareño medita y responde:)

– En el terreno de juego no hubo algún momento especial; ya Argentina había enfrentado en el proceso a casi todas las selecciones, solo a Holanda no la conocíamos; al momento de ganar la corona es difícil expresar el mejor sentimiento; todo es gratificante, de ahí que no dudo en responder que lo más grandioso de ganar ese Mundial fue que durante más de 30 días, le dimos al pueblo argentino una fiesta completa. Nuestros sufridos compatriotas, víctimas de una dictadura militar, vivieron muchos pero muchos días felices y fuimos nosotros los responsables de esa felicidad. ¡Eso fue lo más grande!

(Olguín, Galván, Passarella y Tarantini, fueron la línea defensiva de aquella Argentina campeona del mundo).

¿Por qué solo Passarella salta a la fama y al fútbol del primer mundo?

-La respuesta es sencilla. Daniel es de River Plate; los otros éramos de clubes pequeños; después de ganar el Mundial, de la selección solo un jugador va a jugar al extranjero, Osvaldo Ardiles que viaja a Inglaterra; Mario Kempes fue el único que ya jugaba en España, con Valencia y fue repatriado para el Mundial. Todos los demás nos quedamos en Argentina y perdimos la oportunidad de ir al fútbol europeo, porque en aquella época no se movía el mercado de jugadores como ahora.

Yo jugaba con San Lorenzo, apenas terminó el Mundial quedé libre, estuve cinco meses sin equipo hasta que firmé con Independiente; después fui a Argentinos Juniors y ganamos todo, dos títulos, la Copa Libertadores y el subcampeonato intercontinental (perdimos la final con Juventus). Fui seleccionado para el Mundial en España y fue ahí que se movió el mercado de los fichajes; no fue en Argentina 78. Ya yo tenía 30 años y no pude saltar, algo que sí logró Daniel porque la imagen de River lo ayudó. Son oportunidades, momentos que ofrece la vida; a mí, no me los brindó.

¿Qué hace un mundialista como usted, que entrenó en Argentina y en Japón, en Santa Bárbara?

-Los siete meses que trabajé con el Saprissa me marcaron, a mí y a mí familia; tengo negocios en Argentina, hijos grandes que los cuidan, mi esposa se ha visto muy afectada por los sucesos de mi patria; se deprime, se estresa; acá en Costa Rica la pasamos muy bien y cuando nos llegó el contacto y la posibilidad de trabajar en un club chico, pero con aspiraciones de protagonismo, nos vinimos. Estoy muy feliz en este país, porque veo el rostro de mi mujer que transmite paz y felicidad, con solo eso basta.

¿Conformista?

– Jamás.Nunca lo he sido, ni lo seré; no vine a Santa Bárbara a reposar, quiero hacerlo protagonista, quiero que se luzca porque si el equipo se mete arriba, yo también gano y puedo saltar, quizá, a un equipo grande.

Siempre voy para adelante; en Saprissa ganamos una fase y perdimos una «muerte súbita» con la Liga; se trabajó bien, dejé algo; los jugadores morados respetan mi trabajo y lo reconocen. Fui candidato de nuevo a entrenarlos, lo mismo que al Alajuelense. Eso me llena, pero hoy estoy aquí; derrotamos a Saprissa en el primer partido, nos paramos muy bien ante Herediano; esto, apenas empieza y quiero que Santa Bárbara termine arriba; en eso estamos y hacia eso vamos.

 

 

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