«La vida nos da sorpresas…»

No se trata de la tonada salsera  de Willy Colón. No. Simplemente son hechos ocurridos en el campeonato mundial de fútbol, próximo a bajar

No se trata de la tonada salsera  de Willy Colón. No. Simplemente son hechos ocurridos en el campeonato mundial de fútbol, próximo a bajar el telón.

Los «cuates» de México cayeron frente a los «gringos» de Bruce Arenas  2-0 y dijeron adiós a los cuartos de finales.

Para decir lo menos – el comentarista César Luis Menotti fue durísimo  en el programa  » Los Protagonistas»:  «México en esta oportunidad  no tuvo respuesta ante los estadounidenses. Lució alicaído, sin ideas, resignado. Nunca pudo reponerse del gol tempranero».

Un aficionado, luego de la derrota mexicana  frente a sus vecinos del norte, realizó un gesto inusual: dejó botado en la gramilla su sombrero de charro.  Y para que un verdadero «cuate»  de los que siguieron en el pasado a «Pancho» Villa o Emiliano Zapata, abandone su  sombrero a mitad de una batalla,   es  que renunció a la victoria.

Claro los tiempos han cambiado en el México actual. La incógnita ahora es si el simbolismo de ser charro en el «México lindo y querido» de Jorge Negrete, se mantendrá con la globalización.

COREA VENCEDOR

La otra sorpresa para la hinchada  italiana la protagonizó el seleccionado anfitrión de Corea del Sur. Los coreanos, con un fútbol  de impulso, fuerza y un par de individualidades,  enviaron de regreso a Roma a una selección que tiene una de las ligas profesionales más caras del orbe, pero que en este mundial estuvo al margen de las exigencias.

Italia, en pocas palabras, no fue sorpresa. Fue más bien sorprendida por los coreanos que no tienen aún pasta para ser campeones del mundo, pero ya pueden contarse entre los ocho primeros seleccionados.

La otra sorpresa la constituyó España. Si alguna selección debió regresar a la casa desde la primera fase, esa es la española.

Todo el juego pasa por los pies del talentoso Raúl y punto. Esto fue evidente durante el partido entre irlandeses y españoles.

Los primeros dominaron, humillaron a los ibéricos, pero al final perdieron 3-2 por los penales. Cruel destino para los irlandeses que llegaron al mundial con un fútbol sencillo, defensivo en exceso, pero de resultados.

De esta manera, los irlandeses y los daneses experimentaron en Corea y Japón un fútbol bastante distinto en comparación  con el latinoamericano (brasileño o argentino) o el que juegan en Inglaterra o Alemania. Es una mezcla de pasos largos para que corra el balón y luego el rival… mientras ellos se reservan energías para apretar clavijas en los cambios de ritmo del encuentro. Filosofía balompédica – nada tiene que ver con disposición táctica-  de la que tarde o temprano nuestros técnicos hablarán.

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