Las excusas de La Volpe

Cuando Ecuador derrotó a Costa Rica 2-0 en el último partido amistoso en el Estadio Nacional, el público se metió de lleno contra el

Cuando Ecuador derrotó a Costa Rica 2-0 en el último partido amistoso en el Estadio Nacional, el público se metió de lleno contra el técnico Ricardo La Volpe y horas después, el argentino anunció su decisión de abandonar el barco. Los costarricenses que gustan y entienden de fútbol comprobaron, tras el pobre desempeño de la Tricolor, que el proceso de don Ricardo estaba en cero.

La formación que presentó el entrenador de Costa Rica ante los suramericanos -donde jugaron jóvenes futbolistas como titulares (como José Salvatierra, Óscar Duarte, Pedro Leal y Bryan Oviedo), junto a otros intermedios (Johnny Acosta, Porfirio López, José Cubero y Heiner Mora), al portero veterano, Donny Grant, y a los legionarios Marco Ureña y Bryan Ruiz- no era novedosa, pues la mayoría de estos jugadores venían bajo las órdenes del entrenador desde el arranque del proceso en la UNCAF, cuya final se perdió con Honduras.

De manera que si la Selección Nacional jugó con La Volpe el peor partido bajo su mandato técnico, lógico concluir que no había mejoras en el grupo ni se estaba dando la correcta coordinación y conexión entre el trabajo del estratega en las prácticas y lo que se apreciaba a la hora de presentar los exámenes.

Con el argentino no se ganó ninguna de las tres competencias en que se participó: UNCAF, Copa Oro y Copa América. Desde luego, no se le exigía conquistar esta última, reservada para las potencias suramericanas, pero sí podía ganar la UNCAF y tener un papel más protagónico en Copa Oro, donde fuimos barridos por México y eliminados de nuevo por los catrachos.

Ricardo La Volpe puso como primera justificación, cuando no se empezaron a dar los resultados, que él empezaba de cero, porque Costa Rica no se había clasificado al Mundial en Sudáfrica. ¿De cuándo para acá, un país que no clasifica a una Copa del Mundo tiene que desechar toda la nómina que no logró esa clasificación?

Durante el proceso eliminatorio hacia este Mundial sudafricano, debemos recordar la excelente primera fase hecha con Rodrigo Kenton; debemos recordar que se perdió la clasificación en un instante en Washington -cuando permitimos el gol de Estados Unidos que nos mandó a un repechaje ante Uruguay-, y debemos recordar que empatamos 1-1 a los charrúas en el Estadio Centenario, luego de caer en el Saprissa 1-0.

Además, recordemos que ese mismo equipo -al que Costa Rica casi derrota en el último minuto, cuando Álvaro Saborío no pudo enderezar un remate al marco, luego de que Walter Centeno había igualado 1-1- fue cuarto lugar en el Mundial y acaba de ganar la Copa América. De manera que sí había mano de obra para escoger dentro de esta nómina, a la cual Ricardo La Volpe, salvo los legionarios, no volvió a ver.

No competir en un Mundial de Fútbol, para ningún país en el mundo, significa comenzar de cero en el siguiente proceso. Cualquier técnico capacitado recoge lo mejor de “los desechos” e inicia la nueva etapa. Esta fue una excusa barata de La Volpe a la hora de abandonar el barco.

Si bien es cierto, quedar eliminados del Mundial de Sudáfrica significó el adiós del seleccionado de algunos referentes como Luis Antonio Marín y Walter Centeno, quedó toda la base de los legionarios: Navas, Saborío, Bolaños, Ruiz, Barrantes, Azofeifa, Borges, Herrera y otros, a la que se unía la Selección Nacional Sub 20 (cuarto lugar en el Mundial de Egipto 2009), con valores como Alvarado, Gamboa, Oviedo, Hernández, Madrigal, Ureña, Guzmán, Martínez y otros.

Poner a jugar buen fútbol a esta combinación de jugadores, los más jóvenes que no fueron al Mundial con los juveniles que se llenaron de gloria en Egipto, era la obligación de Ricardo La Volpe. No pudo. Quizá por su responsabilidad o porque los jugadores no le respondieron, pero jamás decir que tuvo que empezar de cero.

EQUIPO SIN LÍDERES

Una segunda excusa del entrenador argentino fue que no encontró jugadores referentes, líderes que se echaran al grupo al hombro. El estratega dio a entender que su grupo nunca tuvo un Marín, un Víctor Cordero, un Walter Centeno, un Hernán Medford o un Rolando Fonseca, para que los jóvenes giraran en torno a su figura.

Aquí también se equivocó y lo hizo desde que decidió escoger a Bryan Ruiz como capitán del seleccionado. Ruiz es hoy el mejor jugador de Costa Rica, pero solo esa característica no le da la personalidad que requiere el capitán de una Selección Nacional.

Si fuera por calidad, Lionel Messi sería el capitán de Argentina; Diego Forlán, el de Uruguay y Andrés Iniesta, el de España; empero, ninguno lo es.

La personalidad y la academia de Bryan Ruiz no son las características de un líder ni las que debe reunir el capitán de un equipo. El capitán de Costa Rica debió ser Keylor Navas por los valores que transmite en su vida personal y por ser un futbolista sobrio y equilibrado.

La Selección de La Volpe sí tenía líderes, pero el no supo hallarlos: Navas, Celso Borges, Randall Azofeifa y otros jugadores que nunca llamó, tipo Gabriel Badilla, Giancarlo González o el mismo Álvaro Saborío, si se le sabe manejar emocionalmente. Ellos cuentan con la experiencia para que a su alrededor se desarrollen los jóvenes de Egipto e incluso la nueva camada que lidera Joel Campbell y que acaba de jugar el mundial en Colombia.

Ricardo La Volpe renunció a la dirección técnica de Costa Rica porque nunca se acomodó en el entorno nacional.Cabe mencionar que los Alcohólicos Anónimos ruegan cuando llega a la primera reunión un nuevo compañero, que ojalá le guste la reunión. Si le gusta la reunión, se queda y sigue asistiendo. A don Ricardo no le agradó ninguna reunión y se marchó hablando de piedritas en el camino, las cuales, según él, le fueron poniendo en la ruta a la eliminatoria.

Nada más falso; fue al entrenador que más complació la dirigencia y al que prácticamente se le dio todo lo que pidió, incluyendo su jugoso salario de $50.000 cada mes y los $15.000 mensuales para su yerno que él solicitó como asistente. En todo caso, en buena hora la partida de La Volpe.

Empezamos de cero, en el sentido de que la Selección Nacional jugó cero fútbol en su último partido, pero hay espacio para que un nuevo entrenador arme el rompecabezas y le saque el jugo a los sectores que pueden aportar jugadores al proceso: los jóvenes viejos que es el grupo de los legionarios, a los convocados por La Volpe que no venían de los procesos juveniles, a la camada de Egipto 2009 y la cosecha de Colombia 2011.

A esperar si un nuevo entrenador, y nos agradaría muchísimo que fuera Jorge Luis Pinto, les enseña a jugar un poco mejor al fútbol para arrancar bien la eliminatoria, en la que como lo analizó Universidad, nos va a tocar un grupo muy fuerte con México y seguramente El Salvador y Trinidad y Tobago.

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