La falta de fogueos de peso y los errores recurrentes en diferentes selecciones femeninas hicieron que Costa Rica finalizara en el último lugar en Canadá 2014. (Foto: Federación Costarricense de Fútbol)
El año 2014 se ha caracterizado por ser un año histórico para el fútbol femenino costarricense, ya que por primera vez dos selecciones femeninas lograron clasificarse para los dos mundiales en un mismo año.
Primero, la Selección Infantil logró acoger el Mundial Sub 17, entre el 15 de marzo y el 4 de abril. A inicios de año, la Juvenil logró clasificarse para Canadá 2014, disputado en agosto.
Pese a que en ambas categorías Costa Rica logró clasificar a su segundo Mundial en la historia, obtener tan siquiera un punto en cualquier categoría femenina sigue siendo el reto pendiente.La Selección Mayor, por su parte, espera que su estreno mundialista se dé el próximo año, también en Canadá, previo a lo cual deberán superar el premundial de Concacaf que se realizará en Estados Unidos a inicios del 2015.
En los dos mundiales infantiles a los que comparecieron (Nueva Zelanda 2008 y Costa Rica 2014), las nacionales finalizaron penúltimas entre 16 selecciones.
En territorio neocelandés, sus verdugos fueron Alemania (0-5), Corea del Norte (1-2) y Ghana (0-1). Únicamente Paraguay logró peores registros que las nacionales.
Mientras que en casa, las ticas fueron víctimas de Venezuela (0-3), Italia (0-1) y Zambia (1-2); en la tabla general solo Colombia quedó debajo de las costarricenses.
Ya en mundiales juveniles, la primera excursión fue a Alemania en el 2010. Aquella vez las nacionales fueron víctimas de las anfitrionas (2-4), Francia (0-2) y Colombia (0-3), para finalizar en la posición 15, solo por encima de Suiza.
En esta ocasión, en territorio canadiense, las dirigidas por Carlos Avedissián demostraron ganas y deseos por hacer lo mejor posible, pero los errores defensivos, la ansiedad, la falta de definición y el escaso roce internacional las hizo fallar en su objetivo de puntuar.
Primero, el estreno ante un poderoso y calificado equipo de Francia solo sirvió para demostrar las abismales diferencias entre ambas selecciones, y el marcador se encargó de reflejarlo en un claro 5-1, que aún así se antoja benevolente con las nacionales.
Luego, ante Paraguay, se perdió 2-1, ante un oponente igual de limitado que también esperaba ganar su primer partido mundial en categoría femenina; lo consiguió gracias a un penal de último minuto propiciado por la portera Noelia Bermúdez y ejecutado de forma impecable por la paraguaya Jennifer Mora.
Para rematar, cuando se necesitaba ganarle por dos goles o más a Nueva Zelanda y recibir una ayuda de Francia ante las paraguayas para seguir, más bien fueron las neocelandesas las que se dejaron la victoria al vencer 3-0 a las costarricenses. Aunque las galas les dieron el mismo trato a las paraguayas, ya no servía de nada. La excursión en Canadá había terminado con tres derrotas para la Sele, dos goles anotados, 10 permitidos y, ahora sí, el último lugar entre las 16 competidoras.
Si a esto se le suman las otras experiencias mundialistas en el fútbol femenino, las delegaciones nacionales ya llevan 12 juegos perdidos, únicamente 6 goles concretados y 33 recibidos, para un gol diferencia de -27.
LAS CAUSAS
UNIVERSIDAD ya había señalado en marzo varios de los errores puntuales que se cometieron con la Infantil femenina durante el proceso 2014, y que se extendieron en la Juvenil.
Entre el 19 de enero −cuando la Juvenil clasificó ante Trinidad y Tobago 7-3 en tiempo extra− y finales de julio −a 15 días de empezar la cita mundialista−, las nacionales no habían disputado ni un solo fogueo; fue hasta ese momento cuando hicieron un campamento de 10 días en New Jersey, Estados Unidos. En él solo se foguearon contra tres equipos universitarios de la región. Ganaron dos y empataron el otro, pero la exigencia no fue la misma que enfrentarse a otras selecciones nacionales u oponentes de mayor peso.
Otro error que se repitió fue la excesiva dependencia de una sola jugadora clave, lo cual hace vulnerable a cualquier equipo, en especial si esta individualidad es anulada. En el Mundial Infantil, jugado en el país, fue Gloriana Villalobos; en el sub-20, Melissa Herrera. A sus compañeras les faltó iniciativa y empoderamiento para poder crear sociedades eficaces y aprovechar sus movimientos.
Luego, hubo varios errores defensivos que provocaron situaciones como los penales ante Francia y Paraguay, así como el autogol de Fabiola Villalobos ante las galas, sumado a la falta de definición y los errores de servicio y dominio del balón, factores que le facilitaron el trabajo a sus adversarias.
Hay que agregar que el acomodo técnico y táctico de las jugadoras no fue el mejor, puesto que a algunas se les colocó en posiciones donde no explotaban al máximo su potencial y eran fácilmente anulables; en sus posiciones naturales, tampoco lograron desempeñarse como se esperaba.
Si bien es cierto, el fútbol femenino ha crecido bastante desde sus inicios como liga profesional en 1999, todavía le falta roce internacional de calidad. Incluso, existen enormes diferencias entre los mismos equipos de primera división, amén de que existe falta de un verdadero interés por parte de buena parte de la afición y de las autoridades federativas, plasmada en los recursos asignados a los equipos.
