El presidente de Brasil Lula da Silva, insistió en plantear la aplicación de un impuesto al comercio de armas o la creación de una tasa a transacciones financieras para financiar el desarrollo y combatir el hambre.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, criticó los efectos de la globalización y llamó a las organizaciones de la sociedad civil a jugar un papel más combativo en la lucha contra esos efectos.
Annan habló en la XI conferencia de la UNCTAD, organismo de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo que se reunió la semana pasada en São Paulo, Brasil.
Las cifras sirven para todo tipo de consideraciones. El Secretario General de la UNCTAD, el brasileño Rubens Ricúpero, destacó el crecimiento del comercio entre los países de América Latina y el Caribe. «En Latinoamérica, en el Caribe, tuvimos el año pasado un saldo bilateral de comercio espectacular de $41 mil millones. Es necesario retroceder a 1984 para encontrar un desempeño tan bueno como el del año pasado», señaló.
«También por primera vez en 50 años, la región ha tenido un pequeño pero expresivo saldo – en cuenta corriente, de seis mil millones de dólares», dijo Ricúpero en una conferencia ante la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), celebrada en Montevideo, en vísperas de la reunión de la UNCTAD.El tema es importante para una institución que tiene, entre sus metas, encontrar nuevos mecanismos para el desarrollo. Creada en 1964, la UNCTAD tenía como misión promover el desarrollo, mediante reformas al comercio mundial. Sin embargo, a poco andar se impuso en el mundo un proceso de liberalización en las rondas de negociación del GATT, primero, y luego de su sucesora, la Organización Mundial de Comercio (OMC).
En ese marco, no falta inclusive quienes estimen que la UNCTAD no tiene razón de ser.
Sin embargo, en la reunión de São Paulo se pretendió relanzar algunas iniciativas de ese organismo, entre otras el fortalecimiento la cooperación sur-sur, en medio de las exigencias de los foros de la sociedad civil para que asuma un papel más beligerante en la construcción de alternativas a las políticas neoliberales vigentes en los últimos años.
ADVERTENCIA
Fue el presidente cubano, Fidel Castro, quien lanzó la advertencia más clara sobre los desafíos que enfrenta la humanidad, como consecuencia de un modelo económico que ha agravado las disparidades sociales.
Castro no asistió a la reunión, pero envió una carta en la que expresó sus puntos de vista.
Hoy el terrible flagelo del intercambio desigual apenas se menciona en discursos y conferencias, recordó el dirigente cubano, refiriéndose a la pérdida del poder de compra de la mayor parte de los productos que exportan las naciones más pobres. «El poder de compra de esos productos, excepto el petróleo, es hoy menos de la tercera parte del que tenía al crearse la UNCTAD», afirmó. En esas condiciones, el comercio internacional ha tenido muy escaso efecto en la promoción del desarrollo de esas naciones.
El deterioro de los términos de intercambio, o sea, la relación entre los precios de los productos producidos por los países en desarrollo, y los productos que estos importan, incluyendo los servicios, es cada vez más negativa.
Castro se refirió también a otra situación particularmente grave en el contexto económico y político internacional. Se trata del problema de la deuda externa que afecta a la mayoría de los países en desarrollo e impide la aplicación de programas de desarrollo y de la inversión pública. El resultado es un deterioro de la infraestructura y de los servicios, con consecuencias graves sobre la capacidad de desarrollo de los países.
El presidente cubano, que en los años 80 lanzó una vasta campaña para que se cancelara la deuda de los países en desarrollo, volvió a recordar algunas cifras: la deuda externa de los países pobres, donde vive el 85% de la población mundial, era de alrededor de $50 mil millones en 1964, año en que nació la UNCTAD. Hoy alcanza la cifra de 2,6 millones de millones.
Pero aun más revelador es este otro dato: «entre 1982 y 2003, es decir 21 años, el mundo pobre pagó $5,4 millones de millones por servicio de la deuda, lo cual significa que su actual monto ha sido pagado más de dos veces a los países ricos».
Pese a esto, la deuda no para de crecer, transformándose en una sangría de recursos de los países pobres a los ricos que acentúa la pobreza. En ese contexto, no hay programa de cooperación ni de comercio capaz de contrarrestar esa transferencia de recursos.
DESALIENTO
Un estudio de la UNCTAD ofrece un panorama desalentador de las consecuencias de la pobreza, la miseria y el bajo crecimiento económico.
Sólo durante la década pasada murieron 3,6 millones de personas en conflictos internos provocados principalmente por la pobreza. De esa cantidad, la mitad de las víctimas en los campos de batalla correspondió a niños.
El trabajo menciona a 28 países africanos, un asiático y un latinoamericano (Haití) entre los que sufrieron cuando menos un conflicto armado la década pasada.
En estos 40 años, el ingreso por persona de los países más ricos subió de $11.400 a $32.400 al año, mientras que en las naciones más pobres se limitó a aumentar de $212 a $267, comparó Lula.
Brasil, en nombre de los países en desarrollo, y la ONU, llamaron a una alianza global para combatir la pobreza en el mundo.
A su vez, el presidente de la 58ª Asamblea General de la ONU y canciller de Santa Lucía, Julian Hunte, sostuvo que la realidad desmintió la premisa de que globalización y liberación comercial llevan prosperidad a todos.
La verdad es que muchos países en desarrollo sufren dificultades económicas y sociales, mientras otros, la mayoría industrializados, «navegan en un océano de prosperidad», acusó.
«Globalización no es un sinónimo de desarrollo», enfatizó Lula. «Globalización no es sustituto para el desarrollo. Pero la globalización puede ser un instrumento de desarrollo si sus beneficios pueden ser repartidos entre todos».
El presidente Lula da Silva, en el discurso inaugural de la reunión, insistió en propuestas como la aplicación de un impuesto al comercio de armas o la creación de una tasa a transacciones financieras para financiar el desarrollo y combatir el hambre.
La propuesta, sin embargo, fue rechazada por Estados Unidos. El funcionario del Departamento de Estado y jefe de la delegación de Estados Unidos en la UNCTAD, Terry Miller, dijo que «no se puede encontrar la solución (al subdesarrollo) sólo con dinero», e indicó que la mejor forma de ayudar a financiar al mundo en desarrollo es mejorando los marcos legales para estimular la inversión privada.
Uno de los objetivos más importantes de esta cita de UNCTAD era la reactivación del Sistema Global de Preferencias Comerciales, creada en los años 80. Mediante este los países en desarrollo pueden eliminar barreras comerciales recíprocas sin necesidad de extenderlas a las naciones ricas, como una forma de incentivar el » comercio sur-sur», un tema clave en la conferencia.
