Una mirada a los medios de prensa internacional muestra la dimensión de los desafíos que representa el apoyo de la aviación rusa al presidente sirio Bashar Al Assad, operativos que dieron músculo a las palabras del presidente Vladimir Putin en el debate general de la Asamblea de Naciones Unidas.
“Confrontada con el mayor desafío militar desde el fin de la Guerra Fría, una debilitada Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) adoptó medidas el jueves pasado para proteger sus flancos, tanto en el Oriente Medio como en Europa, mientras Rusia continúa poniendo a prueba la credibilidad de la defensa colectiva, principio básico de la alianza”, decía el New York Times el jueves pasado.
“Autoridades occidentales estaban alarmadas por la velocidad y la escala de la intervención de Moscú en Siria. Los aviones rusos violaron el espacio aéreo de Turquía –deliberadamente, según funcionarios de la OTAN–, mientras sus barcos de guerra en el mar Caspio disparaban misiles contra blancos en Siria”, agregaba la nota.
La OTAN reaccionó el sábado 3 de octubre, luego de que aviones rusos incursionaran en el espacio aéreo turco, país miembro de la organización.
Los rusos minimizaron el incidente, atribuido a las malas condiciones atmosféricas y a la duración del incidente, de solo unos cuantos “segundos”.
Pero fue suficiente para que el comunicado de la OTAN levantara el tono y exigiera el fin de esas operaciones. La sorpresiva intervención rusa “ha alcanzado un nivel más peligroso”, señaló la OTAN.
Turquía comparte una frontera de más de 800 kilómetros con Siria y ha recibido ya más de dos millones de refugiados, la mayoría de ellos espera una ocasión para seguir camino hacia Europa.
Para evitar esto, la Unión Europea quiere que Turquía mejore las condiciones de vida de esos refugiados, incluyendo acceso a salud, educación, vivienda y trabajo, de modo que puedan permanecer en Turquía.
Sometida a una enorme presión, Turquía está interesada en poner fin al conflicto sirio aunque, junto con países como Arabia Saudita, apoya las fuerzas opositoras de Al Assad.
Sacudido duramente
Para el analista de la BBC, Frank Gardner, “el estratégico tablero de ajedrez del Medio Oriente fue sacudido duramente [con la] entrada repentina de modernos aviones de combate rusos en los ya complejos campos de batalla de Siria”.
“Todos los cálculos de la región se derrumbaron por la velocidad y la escalada del despliegue ruso”, señaló otro analista de la BBC, Mark Urban.
Los miembros de la OTAN, tanto los europeos como Estados Unidos, han puesto en duda los objetivos de los ataques rusos. Estiman que incluyen lo que llaman “oposición moderada”, a la que apoyan, financian y entrenan, como lo manifestó McCain.
Rusia dice que sus operativos apuntaban contra las fuerzas del Estado Islámico (EI), “pero el senador estadounidense John McCain denunció que grupos de rebeldes sirios entrenados por la CIA fueron alcanzados por el fuego”.
Para Robert Parry, un periodista de investigación que publicó diversas historias sobre el escándalo “Irán-contras”, para la agencia norteamericana The Associated Press o la revista Newsweek cuando el gobierno de Ronald Reagan organizaba y financiaba los grupos que luchaban contra los sandinistas en Nicaragua, es virtualmente imposible distinguir entre los pocos rebeldes “moderados” y los numerosos extremistas suníes que conforman el EI.
Al Assad
El apoyo ruso ha permitido al ejército sirio lanzar una ofensiva terrestre contra las fuerzas rebeldes, sin que se pueda evaluar todavía el resultado de esas operaciones. Putin anunció la conformación de un nuevo centro de mando conjunto en Bagdad, donde las operaciones serán planificadas por Rusia, Irán, Siria e Irak.
Después de más de un año de ineficaces ataques de la coalición occidental contra el EI y del apoyo otorgado a lo que califican de sectores “moderados” que tratan de derrotar el ejército sirio, la intervención rusa ha permitido a Al Assad retomar la iniciativa.
La coalición de Siria con Rusia, Irán e Irak debe tener éxito o, de lo contrario, la región quedará “destruida”, advirtió el presidente sirio, en lo que la BBC calificó de “una inusual entrevista concedida a la televisión pública iraní en la que habló públicamente por primera vez tras los bombardeos de Rusia en territorio sirio”.
“Asad criticó la coalición liderada por Estados Unidos e indicó que sus ataques aéreos en Siria e Irak han sido contraproducentes, asegurando que no han hecho más que extender el terrorismo”.
“Esta es la verdad de la coalición que vemos –agregó– en referencia a la coalición de 60 países liderada por Estados Unidos”. Después de un año de operaciones, “no hemos visto resultado alguno”, indicó.
El objetivo del Kremlin, dijo Putin, es evitar la implosión del Estado sirio –o lo que queda de él–, como sucedió en Libia después de la intervención de la OTAN en 2011.
El resultado de esa intervención fue la desmembración del país, en el que operan hoy diversas fuerzas sin un Estado que las pueda controlar. Desde Libia, la mayor parte de los barcos lleva inmigrantes hacia las costas de Europa en busca de seguridad. Ahí operan también los traficantes responsables de la muerte de miles de personas ahogadas en el Mediterráneo.
Extremistas controlan lucha
Para el historiador y profesor de estudios internacional hindú Vijay Prashad, “los extremistas controlan ahora la lucha” en Siria. La expansión de IS amenaza la integridad de Turquía y su política interna. El caos se ha extendido a Europa a través de la crisis masiva de refugiados”.
En un extenso artículo titulado “Gambito ruso en Siria”, Prashad afirmó que tanto Rusia como Irán, que también apoyan al presidente sirio, “han puesto sobre la mesa una nueva narrativa: concentrarse en la destrucción de IS y de la franquicia de al-Qaeda Jabhat al-Nusra. Es una narrativa cada vez más atractiva, incluso en las capitales occidentales”.
“El ejército de Assad –afirma– no ha actuado directamente contra el EI”. Las fuerzas del EI están más alejadas; entre ellas y el ejército sirio hay otros enemigos: las milicias afines a Turquía (Ahrar as-Sham) y a Arabia Saudita (Jaish al-Islam), así como el feroz afiliado de al-Qaeda (Jabhat al-Nusra)”. Entre las tropas rusas y sirias y las del EI “hay una franja de terreno en manos de los citados ejércitos afines”.
Refiriéndose al discurso del presidente Putin en Naciones Unidas, señaló que “Putin no ofreció muchos detalles sobre una dirección alternativa, pero sí propuso otra visión de las cosas. La crisis central en Asia Occidental, adelantó, fue el surgimiento del Estado Islámico”.
“Lo que propició el surgimiento del EI –argumentó– fue la invasión ilegal de Iraq en 2003 (…) Es evidente que el vacío de poder creado en algunos países de Oriente Próximo y Norte de África llevó a la creación de bolsas de anarquía que, de inmediato, comenzaron a llenarse de extremistas y terroristas”.
En todo caso, para Prashad, la narrativa rusa es, sin embargo, limitada. “Tiene que reconocer que, sea cual sea el gobierno que se forme a partir del alto al fuego entre Assad y las fuerzas militares delegadas, será un gobierno de base amplia de todo el pueblo sirio”.
En todo caso, la ofensiva rusa ha sido cuidadosamente preparada, incluyendo una reunión de Putin con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que visitó Moscú el 21 de setiembre, antes del viaje de presidente ruso a las Naciones Unidos.
“La llegada a Moscú del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, con el jefe del Estado Mayor y jefe de la inteligencia militar para las discusiones sin precedentes con el ejército ruso, es una medida de hasta qué punto el despliegue ordenado por el Kremlin merece el término ‘cambio de juego”, dijo el periodista Mark Urban, de la BBC.
“Es evidente que los rusos, previamente a la campaña, han realizado un cuidadoso trabajo de inteligencia humana a través del Ejército Árabe Sirio, además de la inteligencia satelital, de drones y de intercepción de comunicaciones. De modo que ni los pilotos ni los misiles vuelan a ciegas sino teniendo claramente definidos y corroborados de antemano los blancos a abatir en cada misión”, señaló el comentarista Ángel Guerra, en un artículo sobre la visión geopolítica de Putin.
“El hecho de operar en cooperación con el ejército sirio les permite un máximo de efectividad dado el íntimo conocimiento por este del terreno y de la problemática local”, explicó.
Precisamente, uno de los acuerdos de los rusos con Israel es para el suministro de drones de tecnología avanzada, de los cuales Israel, junto con Estados Unidos, es el principal productor.
Con la aparición del EI coprotagonista, el Oriente Medio ha hecho posible acuerdos que parecían imposibles, y si los operativos rusos tienen éxito y permiten consolidar la posición del presidente Al Assad podría abrirse una vía para negociaciones políticas que vislumbran poner fin a una guerra que dura ya más de cuatro años.
Putin en Naciones Unidas:“Ellos no son más tontos que ustedes”
A doce años de la invasión de Irak por las tropas norteamericanas, Oriente Medio está sumergido en el caos.
Como ese caos llegó ahora a Europa en la forma de millones de inmigrantes que buscan refugio contra las guerras, la situación se hizo insoportable para los países europeos, que necesitan medidas que promuevan el fin del conflicto.
Fue ante ese escenario político internacional que el presidente ruso, Vladimir Putin, decidió presentarse el pasado 28 de setiembre en el debate general de la Asamblea de Naciones Unidas, por primera vez en diez años.
Su discurso causó expectación, pero no tuvo mayor difusión en la prensa occidental.
“Quiero dirigirme a todos aquellos que ayudaron desde afuera a avivar los conflictos en Oriente Medio y en África: ¿Se dan cuenta de lo que han hecho?”, preguntó el mandatario ruso.
“La injerencia agresiva causó la destrucción total y la catástrofe social”, agregó. Putin condenó también la “exportación” de las llamadas “revoluciones democráticas», principalmente en el norte de África y también en Ucrania.
“Algunos países han empezado a pensar que si son fuertes pueden ignorar a la ONU”, reivindicando el papel del organismo internacional, una propuesta que va en la misma dirección de la de su colega chino, Xi Jinping, quien también defendió el papel de Naciones Unidas en el escenario internacional.
“Resulta imposible seguir aguantando el orden que hay en el mundo”, reiteró el presidente ruso, quien propuso diversas iniciativas para enfrentar ese caos, en particular la conformación de una nueva coalición internacional para luchar contra el Estado Islámico (EI), “similar a la coalición contra Hitler”, en referencia a la gran coalición contra el eje nazifascista de la II Guerra Mundial.
Según Putin, esa coalición debe estar basada “en el derecho internacional”. Hace falta “una resolución para coordinar todas las fuerzas que se oponen al Estado Islámico”.
ALIANZA
En esta alianza, según su propuesta, los Estados de Oriente Medio, en particular Siria e Irán, deben tener un papel protagónico. Sin su participación, cualquier intento de lucha contra el EI sería un esfuerzo condenado al fracaso.
Recordando la historia de la antigua Unión Soviética, Putin destacó las “consecuencias trágicas” del respaldo que prestó a insurrecciones y movimientos comunistas en todo el mundo, resultado que comparó con lo ocurrido con las intervenciones de los países occidentales en Irak, en el 2003, en Libia, en el 2011, y en los levantamientos en los países árabes.
Esas revoluciones democráticas en Medio Oriente y norte de África fueron apoyadas por una intervención extranjera agresiva, pero no representaron ninguna mejora para la vida de las personas ni para la paz internacional, aseguró Putin. Lo único que se obtuvo fue un vacío de poder y una nueva oleada de terrorismo que contribuyó al surgimiento del Estado Islámico.
“Todos los intentos de jugar con los terroristas, de financiarlos, son fatales, y pueden tener consecuencias catastróficas”, destacó.
“Señores, se están metiendo con gente muy cruel, pero no son tontos ni primitivos. Ellos no son más tontos que ustedes, y quién sabe quién utiliza a quién para sus propios fines”, enfatizó.
Según Putin, “solo el ejército sirio y los curdos luchan de forma real contra el EI”. En vísperas de anunciar la intervención militar ruda en Siria, que empezaría dos días después de su discurso ante la asamblea General, Putin insistió en que sería un profundo error negarse a cooperar con las autoridades sirias. El gobierno del presidente Bashar Al Assad “está luchando con coraje contra el terrorismo”, afirmó.
Su apoyo al presidente sirio es la principal diferencia pública con las políticas de Washington en la región. El presidente Barack Obama ha insistido en la salida de Al Assad del poder para negociar cualquier solución política, una medida rechazada por el presidente sirio y que Moscú tampoco apoya.
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