Chile: Bachelet aplica cirugía mayor en su gabinete y da señal de moderación

Catorce meses después de haber asumido el gobierno y con un nivel de popularidad históricamente bajo, la mandataria cambió a 9 de sus 23 ministros.

Santiago de Chile. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, concretó este lunes su anunciado cambio de gabinete, removiendo a su jefe de ministros y al titular de Hacienda, en un intento de aplacar la crisis de confianza y dar una señal de moderación en la nueva etapa de su gobierno.

Catorce meses después de haber asumido su segundo gobierno y con un nivel de popularidad históricamente bajo (29%), Bachelet cambió a nueve de sus 23 ministros, cinco de los cuales dejaron definitivamente el gobierno.

“Hoy es tiempo de dar un nuevo impulso a la tarea de Gobierno, y en esta nueva fase tan exigente como inspiradora, se requiere poner renovadas energías y rostros nuevos”, señaló la mandataria, al revelar la composición de su nuevo gabinete.

 

En un golpe de timón, Bachelet había anunciado el miércoles que le solicitó la renuncia a todos sus ministros en un intento por sortear la crisis abierta tras una serie de escándalos de corrupción política, uno de los cuales tiene a su propio hijo como protagonista.

Los cambios fueron drásticos, al dejar fuera a tres de los ministros políticos más importantes (a su jefe de Gabinete y a los ministros de Hacienda y de Gobierno) y quienes formaban parte de su círculo más estrecho.

“Es un cambio de hoja de ruta (…) no es un cambio cosmético, es uno político y como todo cambio político va implicar una reevaluación en el proceso reformista”, dijo a la AFP Mauricio Morales, politólogo de la Universidad Diego Portales.

Militante del Partido por la Democracia (socialdemócrata), el destituido jefe de gabinete de Bachelet, Rodrigo Peñailillo, era un símbolo de la renovación de la política chilena tras llegar al gabinete con 40 años.

Considerado como el “hijo político” de Bachelet, Peñailillo cayó en desgracia luego su deficiente manejo del escándalo abierto tras el millonario negocio de especulación inmobiliaria que concretó el hijo mayor de la mandataria, Sebastián Dávalos, y al aparecer vinculado a un sonado caso de financiamiento irregular de la actividad política.

En su reemplazo fue nombrado Jorge Burgos, exministro de Defensa demócrata cristiano, que vendría a imponer una cuota de moderación al ambicioso programa de reformas sociales prometido por Bachelet y cuya adhesión perdió apoyo entre la ciudadanía.

“Este es un golpe en el mentón a la izquierda más recalcitrante, a esa izquierda refundacional que quería cambiarlo todo. Burgos buscará acuerdos y va a promover una agenda moderada”, dijo Morales.

“Es una señal de moderación, pero la presidenta logró mantener un equipo que sigue siendo leal con ella”, afirmó de su lado el cientista político Patricio Navia.

Inédito cambio

En un hecho inédito desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet, en 1990, Bachelet resolvió cambiar a su ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y nombrar en su reemplazo a Rodrigo Valdés, de 58 años y expresidente del Banco Estado.

Ingeniero comercial, Valdés trabajó entre 2009 y 2012 en el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que podría significar un guiño hacia los mercados.

La designación de Valdés tuvo una positiva reacción de la Bolsa de Valores de Santiago que cerró con alza de 0,95%, su mayor nivel desde junio de 2013.

El nombramiento “entrega señales al mundo privado de que el Gobierno va a considerar, dentro de sus lineamientos, las variables relacionadas con el crecimiento, la inversión y el empleo”, indicó Hermann von Mühlenbrock, presidente del gremio del empresariado industrial.

Con un crecimiento el año pasado de 1,9%, el más bajo de los últimos cinco años, la economía chilena enfrenta una tibia reactivación, con una perspectiva de crecimiento para 2015 en torno al 3%.

Durante su primer año, el exministro Arenas logró sacar adelante una compleja reforma tributaria destinada a financiar la educación, que le valió un duro enfrentamiento con los gremios empresariales, donde su nombre era muy resistido.

Bachelet resolvió también remover a su portavoz oficial, Álvaro Elizalde, quien será sustituido por el exembajador de Chile en Argentina, Marcelo Díaz, y retiró de sus cargos a las ministras de Cultura y Desarrollo Social.

La mandataria cambió también de roles a otros ministros. La exministra secretaria general de la Presidencia, Ximena Rincón, ahora encabeza el ministerio del Trabajo, mientras que la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, pasó a Justicia.

En tanto, José Antonio Gómez, exministro de Justicia, estará al frente del ministerio de Defensa.

El comunista Marcos Barraza fue nombrado ministro de Desarrollo Social, siendo el segundo integrante de ese partido en sumarse al actual gabinete. Antes de que Bachelet asumiera la presidencia, el Partido Comunista no había tenido miembros en el gabinete en los últimos 40 años.

En tanto, el independiente Ernesto Ottone se hará cargo del ministerio de Cultura.

Bachelet mantuvo en su cargo al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, a la cabeza de una de las principales reformas sociales prometidas por la mandataria para instaurar educación pública, gratuita y de calidad.

El canciller Heraldo Muñoz, fue el único ministro que había sido confirmado tras el pedido de renuncia de Bachelet.

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