El presidente chino, Xi Jinping, visitará Costa Rica la próxima semana, como parte de una gira que lo llevará también a México y a Estados Unidos.
La afirmación de que China “es de los países mejor gobernados del mundo” requiere explicación. Primero su origen, de acuerdo con la opinión de un periodista que ha hecho una larga carrera en algunos de los escenarios internacionales más importantes —como Rusia, China y Corea del Norte—, Rafael Poch, actual corresponsal del diario catalán La Vanguardia en Berlín.
En una entrevista sobre sus experiencias como corresponsal (que puede ser leída en www.rebelion.org), Poch explica sus puntos de vista sobre China. “Durante tu estancia en China, enviaste una crónica en la que hablabas de que era una ventaja para este país no tener democracia, porque se libraba de las políticas cortoplacistas derivadas de las legislaturas de cuatro o cinco años”, lo cuestiona el entrevistador.
Empieza así el intercambio de puntos de vista. “El concepto dictadura contiene realidades muy diversas y muchos matices. Hay dictaduras 100 % nefastas, hay dictaduras que económicamente son eficaces y, muy pocas, políticamente menos impresentables. Hay muchos matices y en Occidente tendemos a obviarlos”, explica Poch.
“Cuando hablamos de dictadura vale la pena enfocar de qué estamos hablando, en un país concreto”, agrega. “Con la crisis que estamos viviendo en Occidente, donde la política está siendo controlada por la economía, la financiera concretamente, en China la gran superioridad que tienen es que es la política la que sigue gobernando a la economía”.
POLÉMICA
Se trata, naturalmente, de una opinión polémica, pero que ayuda a acercarse a la China, cuyo presidente, Xi Jinping, será recibido en Costa Rica la próxima semana.
Hace tan solo dos meses Xi asumió la presidencia de China, después de la celebración, en noviembre pasado, del 18º Congreso del Partido Comunista (PC), del que es también secretario general.
En el congreso, su antecesor, Hu Jintao, defendió la idea de que China debe seguir el camino del socialismo con características chinas. «En los más de 30 años que hemos explorado continuamente la reforma y la apertura, hemos mantenido en alto la gran bandera del socialismo con peculiaridades chinas y hemos rechazado tanto el viejo y rígido camino de enclaustramiento, como todos los intentos de abandonar el socialismo y tomar un camino erróneo», afirmó Hu.
El significado de eso sigue siendo tema de debate. En lo político, Poch asegura que el Gobierno de China es un “despotismo benevolente”. “Hay un gobierno central que más o menos gobierna, pero cuyos impulsos muchas veces se pierden en la enormidad del país, en sus múltiples gobiernos locales. Cada provincia es un Estado. Sichuan tiene más habitantes que Alemania, más de 80 millones. Tiene sus propias lógicas y sus propios intereses de poder. Cada provincia tiene su estrategia”, sostiene.
En lo económico, también hay un debate abierto, recuerda Poch. Desde el año 98, el de la crisis asiática, en Pekín se dice: “Cuidado, que dependemos demasiado de las exportaciones; hemos de ir a un desarrollo más diversificado, aprovechar nuestro mercado interior. Si hay un enfriamiento global nos vamos a quedar con el culo al aire”. Desde entonces, agrega, “buscan la cohesión social, lo que significa desarrollar el mercado interno: tener una población capaz de consumir. Una población pobre no es capaz de consumir; tiene que haber un enriquecimiento más general”.
Durante la celebración del congreso del PC, la prensa, sobre todo la occidental, insistió reiteradamente en que China se enfrentaba a una nueva encrucijada económica, con una economía sobrecalentada y una creciente disparidad social, que ponía en peligro el modelo de desarrollo del país. El coeficiente de Gini (que refleja mayor grado de equidad cuanto más cerca está del cero y de inequidad cuando tiende a uno) pasó en China de 0,27, en 1984, a 0,47, en 2009, además de un crecimiento industrial que ha convertido el país en uno de los más contaminantes del planeta.
Pese a estas observaciones, el exsecretario de Estado estadounidense durante la administración de Richard Nixon (1969-1974), Henry Kissinger −artífice del reconocimiento de la República Popular China por Estados Unidos−, se dijo “impresionado” por el énfasis del informe de Hu “en la reforma, en la expresión de confianza en el futuro de China y en el tono conciliador en política exterior».
RELACIÓN CON AMÉRICA LATINA
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston, Kevin Gallagher, sugirió a América Latina “aprender de los chinos”, en una entrevista concedida a un diario brasileño.
Autor del libro “The Dragon in the room: China and the future of Latin American industrialization”, editado por la Universidad de Stanford, Gallagher sugería a los países de la región aprovechar la capacidad de negociación que les daba ser una de las principales fuentes de abastecimiento de materias primas a China.
“La demanda china de productos, como minerales de hierro, soya y cobre, no solo creó un nuevo mercado de exportación para la región, sino que también elevó el precio de estos productos”, recordó Gallagher. Cerca de un cuarto de las importaciones de materias primas viene de la región.
Las exportaciones de cobre, por ejemplo, son hoy señaladas como el secreto (también la debilidad) de la economía chilena, presentada, durante muchos años, como un modelo a seguir por los demás países de la región. En realidad, los que pretendían que siguiéramos ese “modelo” se estaban refiriendo al proceso de privatizaciones que impulsó la dictadura de Augusto Pinochet y que afectó inclusive al cobre.
Pero el desarrollo chino no presenta solo oportunidades. “China está superando los productos industrializados de América Latina en terceros mercados y en la propia región. Estimamos que 94 % de toda la industria manufacturera latinoamericana está bajo amenaza china, lo que representa 40 % de las exportaciones de la región”, afirmó Gallagher.
Quizás aun más importante es el recordatorio de que muchos países latinoamericanos, entre ellos Costa Rica, liberalizaron diversos sectores de un día para otro, sin que las empresas estuvieran listas para competir. “China tiene sectores liberalizados y otros con fuerte apoyo del Estado”. “Tengo la sensación de que los latinoamericanos se tiraron al río, sin saber cómo nadar en las agua de la globalización. Creo que se fue muy lejos en esa dirección”, agregó Gallagher.
COSTA RICA Y CENTROAMÉRICA
Xi llegará el país apenas un mes después de la visita del presidente norteamericano Barack Obama. También, visitó el país este semestre el nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, y se espera a la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, para completar así una intensa agenda diplomática.
Costa Rica se sumó, la semana pasada, a la Alianza del Pacífico, que conformaban México, Colombia, Perú y Chile, una especie de alternativa a Mercosur, en la que Brasil es el que tiene mayor presencia. Uruguay también ha expresado su deseo de incorporarse como miembro pleno de esa Alianza, que está basada en una integración más orientada al comercio y las inversiones. Se trata, en todo caso, de un modelo que enfrenta crecientes desequilibrios sociales, consecuencia de un proceso de concentración de la riqueza, más polarizado en América Latina que en China.
Reducida a su dimensión comercial, las relaciones de Costa Rica con China dejan de lado otra: la política, particularmente sensible en el área del Pacífico, escenario donde se tensan las relaciones entre Washington y Pekín.
Al ser el único país con el que mantiene relaciones diplomáticas en América Central, Costa Rica representa un punto clave para la diplomacia china, en su esfuerzo por recuperar la soberanía sobre Taiwán, un punto particularmente sensible de su política exterior. Centroamérica es una de las únicas regiones del mundo donde la mayoría de los países mantiene relaciones diplomáticas con la isla.
Pese a la ausencia de relaciones diplomáticas, las empresas chinas tienen una fuerte presencia en Panamá y Nicaragua. La ampliación del Canal de Panamá, que deberá estar terminada en el 2015, dará un enorme impulso al comercio con Asia y, particularmente, con China.
En Nicaragua, una empresa china, HK Nicaragua Canal Development Investment Co. Ltd., con sede en Hong Kong, realiza los estudios de factibilidad para la construcción de un segundo canal a través del istmo centroamericano, una obra que, de llevarse a cabo, tendrá enormes repercusiones en el orden político y económico de la región. Pero los chinos también conversan con Colombia la posibilidad de abrir una nueva vía entre el Atlántico y el Pacífico, acciones todas que potenciarían la importancia estratégica de la región.