Crisis financiera: Se prenden las luces rojas en Grecia, Portugal y España

El primero mes del 2010 cerró lleno de palabras alarmantes, repetidas por todos los medios y por las más diversas autoridades financieras internacionales.Una de

El primer Ministro de Grecia, Yorgos Papandreu hizo un llamado a poner en práctica un severo programa de estabilidad.

El primero mes del 2010 cerró lleno de palabras alarmantes, repetidas por todos los medios y por las más diversas autoridades financieras internacionales.

Una de las principales y más recientes preocupaciones es la situación de España, Grecia y Portugal. El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, aseguró que los tres países tendrán que realizar “grandes sacrificios” y hacer unos “ajustes terribles” para enfrentar la crisis y reducir los enormes déficits fiscales.
Grecia es el país que está en la primera línea de la crisis. El país está siendo objeto de “ataques especulativos sin precedentes”, que están “asfixiando la economía”, dijo el primer ministro griego, al reconocer las crecientes dificultades para colocar bonos de la deuda para hacer frente al déficit. Para poder hacerlo, Grecia debe ofrecer a los inversionistas tasas de interés crecientes y muy superiores a la de otros países europeos.
El primer ministro Yorgos Papandreu hizo, la semana pasada, un llamado a poner en práctica de un severo programa de estabilidad. El objetivo es reducir el déficit público, que actualmente es de casi 13%, a menos de 3%, que es lo que establece el Pacto de Estabilidad europeo para el año 2010.
Para eso, Papandreu anunció reformas impositivas y un aumento de la edad de jubilación hasta los 65 años.
Y ante la duda de que Grecia pueda hacer frente a sus compromisos financieros, los tenedores de bonos del país se están deshaciendo de ellos, haciendo más difícil la salida de la crisis.
“La violenta pauperización de las masas, la rampante privatización de los servicios públicos a través de la reducción radical del sector estatal, así como la creciente dependencia de los mercados exteriores en el servicio de la deuda, equivale a una pérdida de soberanía tal, que admite comparación con la de un Estado sometido a ocupación extranjera.  Esto trae consigo una amplia reestructuración de los activos nacionales a favor del capital y una grave crisis de legitimación europea”, estimó Costas Douzinas, profesor de ciencias sociales en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido.
Si Grecia cae, agregó, “no ofrece duda que los mercados pasarán a atacar a España, Portugal, Italia y Gran Bretaña”.

PREOCUPACIÓN EN LA EUROZONA

Aunque Blanchard desestimó que la crisis griega ponga el peligro la eurozona y haga saltar los parámetros establecidos en los acuerdos que crearon la moneda europea, no dejó de exigir austeridad fiscal a los países más afectados por la crisis.
Pero si el peso económico de Grecia en la eurozona no es tan relevante, mucho más grave sería una crisis en España, otro país en dificultades.
El presidente del Banco Santander, la principal institución financiera española y una de las más importantes del mundo, Emilio Botín, se lamentó de que se estuviese comparando la situación de España con la de Grecia y estimó que las medidas anunciadas por Zapatero, de reformar el sistema de pensiones, ampliando el plazo para pensionarse, y reducir el gasto estatal en 50 mil millones de euros hasta el 2013 iban en la dirección correcta. Pero, agregó, estas iniciativas “exigen un esfuerzo inmenso a la sociedad”.
Blanchard había hablado de una eventual reducción de los salarios en los países que atraviesan la crisis para restaurar su competitividad, parte de ese “esfuerzo inmenso” al que se refería Botín. Pero Grecia, Portugal y España son tres naciones donde los salarios ya son inferiores a la media europea.
Desde hace meses la oposición conservadora viene exigiendo al presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, profundas reformas al mercado laboral, que implican un abaratamiento del despido. Zapatero se ha negado, pero las cifras del desempleo, que superaron en enero los cuatro millones de parados, han renovado las presiones sobre el gobierno.
El anuncio de que casi 125 mil personas se habían sumado a la lista de desempleados en enero, unos 40 mil más de los previstos, volvió, sin embargo,  a encender las luces rojas de alarma en España.
«El incremento del paro es un dato muy negativo», admitió la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, aunque trató de relativizar la situación, pues enero es un mes donde, tradicionalmente, se reduce la actividad económica.
Pero el resultado muestra que la crisis en la economía es una realidad que afecta tanto al sector de los servicios como de la construcción, sobre el que se basó, en los años de gobierno conservador, el boom de la economía española.

UN DESASTRE

«Un desastre. Así están las cosas. Esto es un desastre. Vivimos en un país a la deriva en materia económica…”, decía un comentarista sobre la situación en España.
En todo caso, Botín presentó, la semana pasada, el balance anual del Santander, que mostró resultados espectaculares. El banco logró una ganancia de casi nueve mil millones de euros el año pasado, un 0,7% más que en 2008. Pero estos resultados no fueron suficientes para evitar que, al día siguiente, la bolsa se desplomara, cayendo 5,9%, y las acciones del Santander perdieran un 9,4%, la mayor caída desde noviembre del 2008, ante el temor de los inversionistas sobre lo que pueda ocurrir con las economías más afectadas por la crisis en Europa.
Pero, si las luces rojas se prendieron en Grecia, Portugal y España, una revisión de otros indicadores muestras que quizás no sean estas las más afectadas.
La revista especializada Bloomberg afirmaba que si las bolsas de España y Portugal lideran las caídas, por las dudas de que esos países puedan hacer frente a su déficit fiscal, también se recordaba que la situación en Inglaterra y Estados Unidos es muy complicada.
“Lo que está ocurriendo no debería sorprendernos si tenemos en cuenta que muchos analistas venían advirtiendo del peligro de una nueva recaída, porque nos encontramos en medio de la peor crisis desde la depresión. Eso sí, sorprende la violencia y la profundidad de los descensos, que se esperaban, pero más espaciados”, decían los analistas.

TAMBIÉN EEUU

Los títulos de los estados en crisis están cubiertos por un seguro de riesgo, el Credit Default Swap (CDS, por sus siglas en inglés), un buen indicador de cómo los inversionistas perciben la situación de cada país.
En noviembre del año pasado, la revista británica The Economist publicó un índice de los seguros asumidos y los tres países que aparecen en los primeros lugares son Italia, España y Alemania, en ese orden. Luego sigue Brasil, y, después, Grecia y Francia. De modo que la preocupación está bastante más extendida de lo que indican las advertencias de la semana pasada contra los tres países europeos.
A esto hay que agregar la situación de Estados Unidos, cuya deuda pública se acerca a los dos millones de millones y cuyo pago de intereses se ha convertido en el cuarto rubro de gastos más grande del país, después de los de Defensa, Seguridad Social y atención médica.
La presentación del nuevo presupuesto para este año fiscal dejó claro que Estados Unidos no está en condiciones de mantener sus operaciones militares en Irak y Afganistán, sin que esto lo lleve a una crisis económica más profunda.
“Más allá del debate político, lo cierto es que la deuda que financia este déficit es un espiral ascendente que puede terminar en un infierno”, afirman los analistas.
A esto su suma el desempleo, que en octubre pasado superó la barrera del 10%, su nivel más alto en 26 años. Y nadie se atreve a predecir una recuperación a plazo fijo. Desde el inicio de la crisis, en diciembre del 2007, la economía norteamericana ha perdido más de siete millones de puestos de trabajo.
La esperanza de que los millones de millones inyectados por los Estados a la economía en Estados Unidos y Europa parece haber insuflado también a gobiernos y banqueros la convicción de que la crisis estaba superada y se podía volver a viejas políticas, como es visto en las propuestas de solución a la crisis en los países de Europa.

 

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