Las manifestaciones y la represión policial, han marcado una huelga de médicos y personal de la salud que se oponen a la privatización del Seguro Social salvadoreño
El gobierno de Francisco Flores no está dispuesto a cumplir las exigencias de los sindicatos de salud y el diálogo quedó suspendido.
Desde el pasado 19 de septiembre, los trabajadores de la salud y los médicos del Seguro Social y los hospitales públicos de El Salvador, mantienen una huelga en contra de las intenciones del gobierno del presidente Francisco Flores, en el sentido de privatizar el sector.
La protesta es secundada por una amplia gama de organizaciones sociales, que incluyen a varios partidos políticos de la oposición, — en especial el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) –, sindicatos y asociaciones cívicas. Se calcula que, aproximadamente, un millón de empleados del sector, que incluyen médicos, enfermeras y otro personal de apoyo, se han unido al paro. La huelga complica la gestión de Flores, en momentos en los que el mundo tiene sus ojos puestos en el país centroamericano, debido a la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Las protestas se iniciaron porque los trabajadores y la mayoría de la sociedad se oponen a las intenciones del gobierno de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que pretende incentivar la participación privada en el sector de la salud pública.
ENFRENTAMIENTOS
Desde septiembre, además de los problemas en la atención de pacientes, los hospitales, en especial los que se ubican en su capital, San Salvador, han sido escenario de encarnizados enfrentamientos entre los huelguistas y las fuerzas antimotines de la Policía Nacional Civil. Estos choques, en los que la fuerza pública no duda en utilizar gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los médicos y enfermeras, han tenido un saldo de decenas de heridos. La violencia en las calles de San Salvador ha ido en aumento y se teme que la situación se deteriore, ya que un acuerdo entre los sindicatos de la salud y el gobierno de Flores es muy difícil a estas alturas. Hace aproximadamente dos semanas el diálogo entre ambas partes quedó interrumpido. Esto desembocó en duros enfrentamientos que tuvieron lugar durante las manifestaciones del pasado 28 de noviembre, día en que los galenos que tienen a su cargo los servicios mínimos declararon que iniciarían una «huelga de brazos caídos» y que sólo atenderían las emergencias más desesperadas. Durante los choques entre la Policía Nacional Civil y los huelguistas, también han resultado heridos pacientes que no tienen nada que ver en la disputa. Muchas voces se han alzado en contra de la violencia de la fuerza pública; no obstante, el ejecutivo ha indicado que los altercados los inician miembros del ala más subversiva del FMLN, que se infiltran junto a los trabajadores de la salud durante las protestas. Según las autoridades, individuos armados con piedras, palos y bombas incendiarias han causado numerosos heridos entre los agentes del orden. Flores acusó a los médicos de intransigentes e hizo un llamado para que se retome el diálogo; además, les dio plazo a los huelguistas hasta el 6 de diciembre para que se reincorporen a sus trabajos sin mayores sanciones. Según la postura oficial, el gobierno ya ha cedido lo suficiente, ya que sancionó una decisión de la Asamblea Legislativa, — dominada por la oposición –, que prohíbe la privatización de los centros de salud que dependen del Estado. No obstante, los líderes gremiales no están dispuestos a deponer la huelga hasta que no haya un compromiso serio del gobierno por asegurar servicios de salud gratuitos a todos los habitantes y hasta que no se cancelen los despidos y se reviertan las sanciones impuestas a raíz de la actual protesta. El gobierno de Flores no está dispuesto a cumplir las exigencias de los sindicatos y el diálogo quedó suspendido. Ante esta situación, los más afectados son los pacientes, que, al menos por ahora, carecen de los servicios básicos de atención, lo que pone en riesgo sus vidas en el corto plazo.
CARIZ POLÍTICO
El gobierno, para subrayar su negativa a transigir ante las demandas de los gremios, insiste ante los medios de comunicación en que la huelga ha adoptado un cariz pol’tico y que más mucho más allá de las simples reivindicaciones laborales. Para el presidente Flores, detrás del movimiento se encuentra el FMLN, una fuerza política en ascenso que pretende entorpecer la gestión gubernamental con este tipo de medidas. Los sindicalistas lo niegan y aseguran que luchan por un sistema de salud público al que tengan acceso todos los salvadoreños por igual, sin distinción de clases. Debido a problemas similares, en los vecinos países de Guatemala y Nicaragua los trabajadores del ámbito de la salud han iniciado protestas similares. En la raíz de todo este problema, se encuentran las graves deficiencias y el poco financiamiento estatal con el que cuentan los servicios de salud pública en la mayor’a de los países de Centroamérica. Situación ahora agravada por el auge de los modelos neoliberales y, por consiguiente, de la privatización.