Embajador Daniel Saban: “Israel cree tajantemente en la solución de dos Estados”

Daniel Saban, embajador de Israel en Costa Rica: “La motivación detrás de los asentamientos es histórica, cultural y religiosa, por culpa de los árabes”.

Daniel Saban, embajador de Israel en Costa Rica: “La motivación detrás de los asentamientos es histórica, cultural y religiosa, por culpa de los árabes”. (Foto: Katya Alvarado)

En una entrevista con UNIVERSIDAD, el embajador de Israel en Costa Rica, Daniel Saban, se refirió a situaciones propias del conflicto que su país mantiene con la Autoridad Nacional Palestina −como la edificación de un muro de 700 kilómetros en Cisjordania,  la construcción de asentamientos judíos en territorio palestino o los bombardeos llevados a cabo por las fuerzas de su país− y dijo que la región vive un estado de “guerra asimétrica, lo más precisa con mínimo daño a los civiles, aun arriesgando la sociedad civil de nuestro pueblo en los kibutz o moshav y de los soldados”.

Saban, veterano de la guerra del Yom Kipur de 1973, enfatizó que el Estado de Israel ocupa sus “territorios ancestrales” y criticó a la Autoridad Nacional Palestina por asegurar que, por la vía internacional, van a lograr un Estado palestino. Aunque eso puede pasar, “no va a garantizar la paz ni la estabilidad de la región”; solo lo ve posible mediante una negociación bilateral.

 

El encuentro se realizó en un hotel capitalino por iniciativa del funcionario, quien ha ocupado puestos diplomáticos en países como Ecuador. La conversación se extendió a lo largo de más de una hora.

 

¿Cree el Gobierno de Israel en la solución de los dos Estados, Palestina e Israel, conviviendo uno al lado del otro?

—Tajantemente y sin lugar a dudas. La formación del nuevo gobierno lo refleja plenamente, más que el anterior.

Entonces, ¿por qué sigue adelante con la política de asentamientos calificados como ilegales por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y como un obstáculo para la paz por el presidente de Estados Unidos? Recientemente, el primer ministro Benjamín Netanyahu dio luz verde a la construcción de 3000 nuevas casas.

—El tema de los asentamientos es un detalle en todo este complejo conflicto. Lo fundamental para nosotros es que el conflicto no es territorial. El establecimiento de asentamientos durante estos 40 años, en los que no hemos tenido un interlocutor palestino serio, es parte del paquete de negociación acordado en Oslo en 1993: fronteras, asentamientos, refugiados, Jerusalén y aspectos ecológicos y económicos. Por eso, digo que no es un tema territorial, sino de diálogo.

Desde nuestra independencia, en 1948, hasta 1967, no hubo ningún asentamiento en todo un gran territorio bajo control árabe. Luego de la Guerra de los Seis Días en 1967, empezaron a surgir voces de grupos que vieron la guerra como una señal divina, que indicaba que el pueblo de Israel regresaba a su tierra y que con esa guerra se reunificaba todo su territorio ancestral de la época bíblica: Judea y Samaria. La motivación detrás de los asentamientos es histórica, cultural y religiosa, por culpa de los árabes.

Desde la época de Ariel Sharon, se tomó la decisión de que ya no se construirían más. Las construcciones en la actualidad son dentro de lo que ya existe, hay un crecimiento natural. El Gobierno por iniciativa propia no construye más asentamientos y cuando algunos grupos lo intentan se los desmantela.

Netanyaju hizo coalición con el  partido Habait Hayehudi, que representa a esos sectores.

—Cierto, es un partido religioso nacionalista y es parte del paquete, pero al lado de él están los partidos Yesh Atid y Hatnua, de la corriente central, laica y liberal de la sociedad israelí, a favor de cualquier arreglo con los palestinos. Habait Hayehudi no es el que marca pauta.

“GUERRA ASIMÉTRICA”

Saban vituperó a los palestinos porque “si hubieran aceptado y respetado” la resolución 181 de la ONU de 1947, “hoy tendrían un Estado palestino libre, viable y sin asentamientos”. Ese mandato disponía la creación de los dos Estados y delineaba fronteras claras entre ambos. “Nuestro liderazgo ha cometido errores, nadie es perfecto, pero los graves yerros de los palestinos han sido dramáticos”.

Al recordarle que la resolución 242 de 1967 manda a Israel a retirarse de de los territorios ocupados luego de la Guerra de los Seis Días, replicó que ese mandato “no menciona a los palestinos”. Sin embargo, reconoció que “todavía no hemos cumplido con esa resolución, porque no hemos encontrado un interlocutor válido que quiera llegar a un arreglo de paz”, pues el pueblo palestino “está dividido en dos, como una entidad esquizofrénica”. Por un lado, está el oficialista Al-Fatah; por otro, los islamistas nacionalistas de Hamas, quienes no reconocen el derecho de Israel de existir.

Cuando se le planteó que Hamas utiliza los bombardeos israelíes como arma propagandística y que inciden en que personas jóvenes sean reclutadas por el terrorismo, el funcionario adujo que ese movimiento fundamentalista goza de popularidad desde “mucho antes de los bombardeos” y lamentó que esos ataques proveen de reclutas al movimiento islamista.

Aseveró que los bombardeos son “precisos y puntuales; sirven para evitar que los terroristas continúen haciéndonos la vida imposible”. Puntualizó que, en eso, consiste la “guerra asimétrica”, que su país libra “ante quienes declaran que quieren aniquilarnos” y la hacen “lo más precisa, con mínimo daño a los civiles”.

También, calificó las llamadas ejecuciones extrajudiciales, o asesinatos selectivos de personas consideradas peligrosas, como “un método de la guerra asimétrica, que no existe en el derecho internacional; hay que hacer un nuevo protocolo para esas guerras y reflexionar qué se puede permitir”.

Sobre  la construcción del muro en Cisjordania, argumentó que fue necesario para “frenar toda la avalancha de la segunda Intifada” y que “no es el muro de Berlín”, ya que a pesar de que hay secciones de concreto −“de protección ante terroristas con ametralladora”−, la mayor parte “es una cerca con sistemas eléctricos y sensores”.

CONFLICTOS SOCIALES

Se confrontó a Saban con datos de la ONU, según los cuales para de febrero se contabilizaban 4700 presos palestinos en cárceles israelíes. De ellos, a 169 no se les ha presentado cargos ni han sido enjuiciados y 235 son niños. De acuerdo con cifras aportadas por la UNICEF, en los últimos 10 años −en promedio− 700 personas entre los 12 y los 17 años de edad han sido detenidas.

¿Cómo puede Israel desde su perspectiva de Estado democrático defender estas cifras?

—En Medio Oriente, lo fundamental son las corrientes religiosas; hay una gran variedad y la religión es un factor fundamental.

Somos un pueblo de una larga historia, de 2000 años de persecuciones. Todas las barbaridades humanas le sucedieron al pueblo judío, así que ¿cree usted que con esos antecedentes podemos darnos el lujo de tratar a nuestros adversarios con malas intenciones? Lamentablemente, son medidas que nos obligaron a tomar. El pueblo judío no es guerrero. Tenemos premios Nobel de la paz, filósofos, personalidades de todo tipo. Con esos valores que el pueblo judío introdujo a la humanidad, ¿podemos permitirnos el lujo de hacer a los demás algo con mala intención, como lo que nos hicieron?

Hay un millón de niños palestinos que viven en sus ciudades y aldeas; ninguno está en la cárcel. ¿Quién está en la cárcel? A quien capturaron con evidencias de cámaras de que lanzaron piedras. Todas las medidas que Israel está tomando para arrestar a esta gente se encuentran en el Código Jurídico.

¿Es la religión el principal obstáculo para la paz?

—No. El líder fundador de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), George Habbash, era un médico comunista; el mismo Mahmoud  Abbas  hizo su doctorado en Moscú. Era gente laica fuera del contexto religioso y armaron la parte de lucha nacionalista, contra el enemigo sionista.

Uno de los factores de rechazo a los sionistas pioneros fue que llegaron de Europa, con el socialismo aplicado en los kibutz a inicios del siglo XX. Eso asustó a la población árabe, porque vieron a mujeres con pantalones cortos conduciendo un tractor, lo cual generó un choque cultural antropológico de primer orden. Fuimos portavoces de una era moderna y modo de vida diferente.

¿Es lo más sano, en pleno siglo XXI, justificar la creación de un Estado en un texto religioso de hace 2000 años?

—Es resultado de la historia. Desde 1905, la “Declaración Balfour” advirtió el surgimiento y choque inminente en Medio Oriente de dos movimientos nacionalistas: el recién nacido sionismo y el “panpalestino”, y que chocarían dramáticamente.

Israel es un caso único diferente a todos los conflictos del mundo; tiene una dimensión y contexto histórico, religioso y territorial. Es muy difícil encontrar una fórmula mágica para resolverlo.

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