Guerra en Siria

En el tablero de ajedrez del Medio Oriente todos mueven sus piezas

Austria fue sede de una reunión de 17 países, para analizar cómo poner fin al conflicto que se vive en Siria.

Dos potencias mundiales –Estados Unidos y Rusia– y las tres potencias

regionales más directamente involucradas en el conflicto sirio –Irán, Arabia Saudita y Turquía– se reunieron el viernes pasado en Viena para tratar de encontrar un camino político que les permita poner fin a una crisis que adquirió dimensiones extraordinarias. No se trata solo de los 250.000 muertos y los once millones de desplazados (la mitad de los habitantes del país); se trata, sobre todo, de los cinco millones de exiliados que desbordan las fronteras de Europa, haciendo insostenible un conflicto que amenaza algunos de los principios fundamentales sobre los que se construyó la Unión Europea (UE).

La reunión dejó en evidencia lo que diversos analistas han destacado desde hace mucho tiempo: sin la participación de los actores regionales no habrá solución al conflicto.

“El Irán chiita y Arabia Saudita sunita –las dos grandes potencias rivales de la región– se enfrentan abiertamente en Siria. Teherán aporta un apoyo financiero y militar al régimen de Damasco, mientras que Arabia Saudita apoya los grupos rebeldes y participa en los ataques aéreos de la coalición internacional controlada por Estados Unidos, contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI)”.

Mireille Duteil destacó, en el diario Le Point, la importancia de la presencia de Irán en estas conversaciones, que calificó de “legítima”. Irán “no solo es la gran potencia de Oriente Medio, sino que lo será aun más” después de que se levanten, a principios del próximo año, las sanciones económicas y financieras que le fueron impuestas para obligarlo a negociar su programa de desarrollo nuclear.

La ayuda de Irán en armas, recursos financieros y asesoría militar –agregó Duteil– permitió al gobierno de Siria mantenerse en el poder, luego de cuatro años de guerra.

“Si ellos son serios, nosotros lo sabremos. Si no lo son, lo sabremos también y dejaremos de perder el tiempo con ellos”, declaró el miércoles de la semana pasada el jefe de la diplomacia saudí, Adel al-Jubier al referirse a Teherán y Moscú, luego de una reunión con su colega británico Philip Hammond, en Riad.

Se trata del debate sobre el futuro régimen político sirio y del papel que el actual presidente Bashar al-Assad va a jugar en él.

Jubier y Hammond aseguraron que en la reunión de Viena, del viernes pasado, se iba a discutir la fecha en que al-Assad debería dejar el poder. “La fecha y la forma de la partida de al-Asad es un punto importante en la mesa de las conversaciones”, aseguraron.

La visión de Estados Unidos

Esa es la reivindicación principal de la coalición encabezada por Estados Unidos.

Analizando el escenario después del inicio de los bombardeos rusos contra las posiciones yihadistas en Siria, la principal responsable del Departamento de Estado de Estados Unidos para la región, Anne Patterson, estimó que se ha exagerado “la influencia rusa” en la zona.

Los países del Golfo “viven de forma muy segura bajo el paraguas de defensa de Estados Unidos, que los protege de Irán y otras amenazas”, expuso en una audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

“Saben, porque no son estúpidos, que los rusos no pueden darles eso. Saben que los rusos pueden proporcionar algo de equipos militares, pero que el mejor socio para su desarrollo militar es Estados Unidos”, agregó.

El jefe de la coalición contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), el general retirado estadounidense John Allen, reconoció en la misma audiencia los problemas que había representado el fracaso del programa del Pentágono para entrenar y equipar los rebeldes sirios. Allen, que deberá dejar el cargo en pocos días, estimó, sin embargo, que la mayor disposición de Turquía por participar en la coalición le da mayores opciones de éxito en la lucha.

Las intervenciones de ambos funcionarios deja en evidencia el papel de la coalición creada por Estados Unidos para financiar y armar una oposición al gobierno sirio, cuya capacidad y representación política es puesta en duda por otros sectores.

“La tan evocada oposición moderada siria es más una ficción que una realidad. La oposición en el país está fragmentada en centenares de grupos armados, que solo se distinguen entre sí por su grado de extremismo religioso”, dijo un comentarista.

“Un indicador del apoyo al presidente al-Assad todavía goza entre la población es el hecho de que de tres a cuatro millones de migrantes internos sirios, que huyen del EI, buscan refugio en la capital, Damasco, bajo las alas de al-Assad”, agregó

Francia y UE

Francia y la Unión Europea apuestan también a un cambio de gobierno que se sienten autorizados a exigir en Siria, como lo han hecho en otros países del norte de África y de Oriente Medio, como en Irak o Libia.

El canciller francés, Laurent Fabius, enfatizó, a la salida de la reunión de Viena, que al-Assad “es el principal responsable del desastre sirio”; sin ninguna alusión al papel de las potencias occidentales en la transformación de la oposición siria en grupos armados. Fabius, al igual que los cancilleres inglés y saudita, insiste en que al-Assad debe estar excluido de cualquier solución política en un futuro gobierno del país.

La alta representante para la política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, por su parte, se refirió al papel de los musulmanes sunitas para limitar los alcances de la intervención rusa en Siria.

“Creo que los dirigentes rusos son conscientes de que si no colaboran en un proceso de transición corren el riesgo de verse atrapados en un escenario donde la comunidad musulmana rusa, mayoritariamente sunita, reclame a sus dirigentes de haber tomado partido por los chiitas”, afirmó en una entrevista publicada por un diario francés y otro inglés.

Una esperanza similar externó la norteamericana Patterson, quien afirmó en su presentación en el senado que “Moscú pronto se dará cuenta de que todo el mundo suní está en su contra”, tras su incursión en Siria.

“Muchos de nuestros aliados en el Golfo (Pérsico) nos han dicho que, en términos de yihadistas y extremistas, todavía no hemos visto nada, porque llegarán a Siria en números aun más amplios para luchar contra los rusos”, agregó.

Nuevo escenario

El fracaso de la coalición encabezada por Estados Unidos para frenar el crecimiento del EI, la intervención militar rusa y la crisis migratoria en Europa crearon un nuevo escenario que hizo viable la búsqueda de una alternativa política para la crisis siria.

En la mencionada reunión de Viena estuvieron 17 países. A los cinco ya mencionados se sumaron las naciones del Golfo, Egipto y Francia.

La participación de Irán ha sido destacada como expresión más clara del cambio ocurrido en la región. La de Turquía plantea otros problemas, principalmente relacionados con el papel muy activo de los curdos en la lucha contra el EI. El gobierno turco –que celebró elecciones el domingo 2 de noviembre– ha renovado sus ataques a la organización curda que opera en la frontera con Siria y que ha resistido militarmente a los yihadistas cuando estos han tratado de incursionar en sus territorios.

En todo caso, la reunión de Viena despierta nuevas expectativas. Habríamos podido llegar a este punto hace tres años, aseveró al diario británico The Guardian −en setiembre pasado− el expresidente finlandés, Martii Ahtisaari, premio Nobel de la Paz y antiguo negociador en Siria.

Ahtisaari comentó que en el 2012 Rusia propuso la renuncia de al-Assad, “guardando las formas”, como parte de una salida negociada a la crisis; pero Estados Unidos, Reino Unido y Francia estaban tan seguros de la caída de al-Assad que rechazaron la propuesta, recordó. “Esperemos que los cinco negociadores en Viena no desperdicien ahora la posibilidad”.

 De izquierda a derecha: El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov; el secretario de Estado estadounidense, John Kerry; el ministro de Exteriores saudí Adel al- Jubeir; y el ministro de Exteriores turco, Feridun Sinirlioglu, se reunieron un día de la cita del pasado 30 de octubre, en Viena, Austria.
De izquierda a derecha: El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov; el secretario de Estado estadounidense, John Kerry; el ministro de Exteriores saudí Adel al- Jubeir; y el ministro de Exteriores turco, Feridun Sinirlioglu, se reunieron un día de la cita del pasado 30 de octubre, en Viena, Austria.

Avances en reunión de Viena

En un proceso paulatino de reuniones celebradas en las últimas tres semanas, los países involucrados en la crisis siria intentan encontrar una solución política a una situación que ya dejó 250.000 muertos, once millones de desplazados y cinco millones de exiliados, en una población de 22 millones de habitantes.

Dos diarios franceses de diferentes posiciones políticas –Le Monde y Le Figaro– recogieron los resultados del encuentro celebrado el viernes 30 en Viena.

Según informó Le Monde, no hubo “ningún acuerdo sobre la suerte de Bachar Al-Assad, principal punto de discordancia entre las diferentes partes, pero se lograron progresos.

En un comunicado, los 17 países reunidos en la capital austriaca afirman haberse puesto de acuerdo en la importancia de mantener una Siria unificada, aun cuando importantes divergencias persistan”.

“Los participantes en la conferencia, por otro lado, se han puesto de acuerdo para reclamar la aplicación de un alto al fuego en todo el país. Han hecho también un llamado a las Naciones Unidas para reunir la oposición y el gobierno sirios alrededor de una mesa, a fin de lanzar un proceso político que debe conducir a una nueva constitución y a elecciones”.

Mientras tanto, Le Figaro informó que “como era de esperar, la reunión multilateral sobre Siria que se realizó el viernes en un gran hotel de Viena no llegó a un resultado. Como se esperaba, el punto conflictivo de este encuentro, del que participó por primera vez Irán, fue el papel del presidente sirio Bachar al-Assad en un proceso político todavía hipotético”.

“Hemos tratado todos los temas, aun los más difíciles. Hay puntos de desacuerdo, pero hemos avanzado lo suficiente para que nos volvamos a encontrar, con este mismo formato, en dos semanas”, declaró Laurent Fabius (el ministro de Relaciones Exteriores de Francia), a la salida de la reunión, que duró ocho horas.

“Hay una determinada cantidad de temas sobre los cuales avanzamos, en particular sobre el proceso político, sobre la cuestión del gobierno de transición, sobre las elecciones, sobre la Constitución futura y sobre otros aspectos, afirmó Fabius”.

Refiriéndose al presidente sirio, el canciller francés afirmó que él es el principal responsable del desastre sirio y, por lo tanto, no hay duda sobre su papel en el futuro de Siria.

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