José L. Rodríguez Zapatero encabeza el gobierno español
El Partido Socialista Español (PSOE) celebró al semana pasada su Congreso, con un balance del triunfo electoral de marzo pasado y una revisión de la situación política en el país.
El congreso reviste particular interés en medio del esfuerzo de la izquierda por renovar su pensamiento y enfrentar los cambios, no solo en el terreno político y económico, sino también en el tecnológico. El PSOE hace una propuesta cuyas dimensiones, si bien aportan nuevas consideraciones, parecen estar lejos aun de la renovación que la izquierda requiere.
El PSOE rechazó la idea de que su triunfo electoral fue el resultado de los atentados que, en vísperas de las elecciones, sacudió a todo el país y dejó centenares de víctimas entre la población que viajaba hacia sus trabajos en trenes urbanos. La interpretación presentada a su 36º congreso es mucho más ambiciosa y rastrea en las políticas de una derecha que gobernó durante ocho años el país, la mitad de ese período con mayoría absoluta, y en los cambios de la propuesta de izquierda, los orígenes de los resultados electorales recién pasados.
La agrupación obtuvo casi 11 millones de votos en las pasadas elecciones, el mayor número de votos jamás obtenido por un partido político en España, tres millones más que en las elecciones de 2000.
«Las interpretaciones interesadas que tratan de explicar nuestra clara victoria en función del espantoso atentado que segó la vida de 192 compatriotas nuestros, (…) carecen del más mínimo fundamento, salvo en un punto esencial. En aquella dramática coyuntura (…), el comportamiento del Gobierno popular mostró a las claras algunos de los peores rasgos que había ido manifestando a lo largo de los últimos años», dice el documento presentado por el PSOE al congreso.
La ahora oposición, agrupada en el Partido Popular (PP), pretendió explicar la derrota como consecuencia de la reacción del electorado, que habría cobrado en las urnas la decisión del gobierno conservador de José María Aznar de apoyar la invasión de Irak y enviar tropas a ese país para apoyar la ocupación.
El gobierno de Aznar, como ha quedado en evidencia, manipuló la información con que contaba sobre la autoría del atentado, para evitar que se supiera, desde el primer momento, que los autores eran grupos árabes radicales y no miembros de la organización vasca ETA, que también promueve atentados para reivindicar la independencia del país vasco.
DERROTA DE LA DERECHA
Las elecciones generales celebradas el pasado 14 de marzo, afirma el PSOE, «han abierto un nuevo ciclo en la vida política española. Tras ocho años de ejercicio continuado del poder, ha concluido el periodo de hegemonía de la derecha».
El proyecto de la derecha, sustentado hace ya un cuarto de siglo en las medidas neoliberales, orientadas a la privatización de los activos del Estado, cobró fuerza en Europa con el gobierno de Margaret Thatcher en Inglaterra, acompañada por la presidencia de Ronald Reagan en los Estados Unidos en la década de los 80. La izquierda europea se vio arrinconada y desde la caída del muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética no ha encontrado una alternativa viable que oponer al modelo de la derecha.
Sin embargo, el agravamiento de la situación social y un modelo social que da muestras de agotamiento, especialmente en Estados Unidos, después de tres décadas de crecimiento basado en un fuerte endeudamiento público y privado, ha abierto puertas para nuevas alternativas.
El Congreso del PSOE es el primero de los grandes partidos socialistas europeos que nos ofrece un balance del período conservador y propuestas para un cambio de políticas.
El balance del período del PP hecho en el congreso señala lo que califica de
componentes muy negativos de la gestión popular. Entre otras destaca: «la configuración y ocupación de grandes conglomerados empresariales, la estructuración de una potente estructura clientelar, la génesis de potentes grupos de comunicación puestos al servicio de su preponderancia política, la persecución de los medios privados desafectos, el abuso desmesurado de los públicos, el maltrato a la oposición, el inicio del deterioro de las instituciones o los sutiles cambios de orientación en algunas políticas del bienestar».
La situación de los medios era particularmente grave y se describe así: «el gobierno popular ha hundido a televisión Española (RTVE) por debajo de un mínimo umbral democrático hasta el límite de su condena judicial por un delito de alcance constitucional, el de faltar a la veracidad y objetividad de la información».
El cuadro pintado por el PSOE caracteriza la actuación de partidos que actuaban convencidos de que era inútil para la oposición buscar alternativas a sus propuestas, pues estas no existían. Dueños de la verdad absoluta, el mundo parecía tener solo un camino, el de la propuesta neoliberal.
Eso explica el abuso de los medios de comunicación y el desprecio por los puntos de vista de la oposición que denuncia el PSOE.
ECONOMÍA
El éxito del PP se basaba también en un crecimiento económico apoyado en la especulación inmobiliaria y el crecimiento de la construcción. El PSOE señala que pese a esos resultados, la economía había crecido a un ritmo inferior al del periodo 1994-1996, con un aumento del paro a partir de 2001, 2002 y 2003. En todo caso, los índices de desempleo eran los más altos de Europa en los últimos años de gobierno socialista, encabezado por Felipe González, lo que contribuyó a su derrota hace ocho años.
El crecimiento económico no se ha manifestado, en todo caso, señala el documento de los socialistas, «en una mejoría generalizada de las condiciones de vida, y muchos de los problemas que preocupan a los ciudadanos no se han encauzado debidamente, sino que, por el contrario, se han agravado, sin que el Gobierno se haya prestado siquiera a reconocer su existencia. Tal es el caso de la subida descontrolada de los precios de la vivienda, la precarización generalizada de los puestos de trabajo, el deterioro de los servicios públicos básicos o la privatización de la seguridad».
En materia económica, el PSOE parece privilegiar en su análisis el tema de las nuevas tecnología de la información. Es una interpretación bastante extendida, que evita abordar la transformación más profunda que he sufrido la economía mundial, sometida a un proceso de acelerada concentración, que está en la base de la crisis actual.
El documento destaca la «aparición de las nuevas tecnologías de la información; los avances de la genética, que permiten incrementar los recursos, prevenir y curar la enfermedad, revolucionar la reproducción humana misma; el alargamiento de la esperanza de vida; el peligro de que el modelo dominante de desarrollo esté alcanzando el punto de incompatibilidad con la preservación de medio natural; el desarrollo de las comunicaciones, que arriesga la uniformización y la anomia cultural; la fuerza de las migraciones y la creciente conformación de mosaicos culturales o de culturas de mestizaje; las dificultades para construir consensos sociales sobre problemas novedosos; la debilidad de las instituciones multilaterales y de los mecanismos de toma de decisiones de alcance global».
El surgimiento de una nueva economía es atribuido a la revolución científica y tecnológica, lo que no parece ofrecer todos los elementos necesarios para una necesaria alternativa de izquierda que pueda enfrentar con éxito los desafíos de la época.
