Multitudinarias manifestaciones han conmovido a México tras la desaparición de los estudiantes, como esta ocurrida en el Distrito Federal el 22 de octubre de 2014. (Foto: Mauricio Herrera)
“Lo único que dicen en la Universidad de Insbruck es que encontraron una muela de un muchacho, una muela que alguien se la pudo tirar a patadas cualquier persona”.
“Tiene que haber información completa y con evidencias de qué fue lo que pasó, que se juzgue a los responsables y se establezcan las sanciones que corresponden”.
“Encuentro muy sano que por fin los muchachos universitarios, por sus propios medios, hagan un esfuerzo por entender lo que está pasando, de mostrar que tienen sangre en las venas”.
“Esto tiene que ver con un grupo mafioso que se adueñó del Gobierno por vías ilícitas desde hace muchos años”, afirma la historiadora y socióloga mexicana Raquel Sosa. (Foto: Archivo)
El Gobierno mexicano es cómplice o es inepto ante la desaparición de 43 jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, ocurrida desde el 26 de setiembre.
Lo afirma Raquel Sosa Elízaga doctora en Historia, socióloga e investigadora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, en México.
Ella ha sido una cercana colaboradora del excandidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador, y responsable del área de Desarrollo Social en pasadas campañas de ese agrupación.
Ella renunció a su partido y tampoco la convencen las explicaciones del Gobierno mexicano. Aún tiene fe en que los jóvenes están con vida, privados de su libertad en algún lugar oculto.
El 26 de setiembre policías municipales de Iguala y Cocula, junto con pistoleros del cartel narco “Guerreros Unidos”, atacaron a unos 80 estudiantes que intentaban llegar en autobuses al centro de Iguala para protestar contra la esposa del alcalde.
Tras una persecución, los policías habrían capturado a decenas de estudiantes y los entregaron a miembros de Guerreros Unidos. Más de un mes después, 43 siguen desaparecidos.
Este es un extracto de la conversación sostenida en teleconferencia con la experta mexicana, el pasado 17 de diciembre, con el respaldo de la Rectoría de la Universidad de Costa Rica.
¿Cuáles son las condiciones del contexto mexicano que permiten que ocurra un hecho como el de Ayotzinapa?
-Esto tiene que ver con un grupo mafioso que se adueñó del Gobierno por vías ilícitas desde hace muchos años. Es un proceso muy prolongado (ya casi 30 años) y tiene que ver con que se paralizó el crecimiento económico por completo. Desde luego, la educación pasó a ser tripulada por el Banco Mundial, se redujo el presupuesto para educación pero sobre todo se excluyó a los sectores más pobres prácticamente de todas las posibilidades de acceder a la educación; de manera que una agresión salvaje como la que sufrió Ayotzinapa no se entendería si no hubiera habido un largo proceso de desacreditación de la educación rural, de los maestros y de las normales.
Ha producido gran enojo el hecho de que, con todo el poder del Estado, no ha habido ninguna información clara de qué paso con los muchachos. La verdad es que no hay una sola evidencia clara. Eso indica una de dos cosas: (el Gobierno) tiene información completa de lo que pasa y por un motivo determinado no quieren dar a conocer la verdad y están buscando ocultarla, o efectivamente son incapaces de guardar el orden, incapaces por completo de actuar frente a una situación crítica como la que se produjo en Ayotzinapa.
En cualquiera de los dos casos, estamos en un desastre. Y esto agravado, porque hay una situación económica desastrosa, con un desplome de la producción del producto interno bruto, de las divisas internacionales, de los precios del petróleo y una pérdida completa de credibilidad del desgobierno de Peña Nieto.
¿Por qué no creen en la información oficial de que al menos aparecieron restos de uno de los jóvenes, que habrían sido asesinados e incinerados después de ser capturados el 26 de setiembre?
– Los forenses argentinos han tenido muchas dificultades para trabajar conjuntamente con el Gobierno pero, en particular, la bolsa donde se supone que estaban los restos, estos restos que fueron enviados a Austria, es una bolsa que los forenses argentinos dicen que nunca vieron, nunca estuvieron allí cuando la abrieron y han levantado la sospecha fundada de que fue sembrada. En Austria, lo único que dicen en la Universidad de Insbruck es que encontraron una muela de un muchacho, una muela que alguien se la pudo tirar a patadas cualquier persona.
Desde su experiencia como historiadora e investigadora social, ¿esta movilización puede crecer aún más y llegar a amenazar la estabilidad del Gobierno?
– ¿Qué puede ser una buena solución de esta situación trágica? Muchos creemos, y desde luego los padres y madres de familia, que los muchachos de Ayotzinapa están vivos y están siendo o torturados o esclavizados en una cueva, en alguna mina, en algún cuartel, en alguna parte que no sabemos. Entonces tiene que haber información completa y con evidencias de qué fue lo que pasó, que se juzgue a los responsables y se establezcan las sanciones que corresponden legalmente, pero ese sería el principio positivo. Si esto no ocurre así, como aparenta ser, si no están dispuestos los órganos de Gobierno a dar información y a presentar las evidencias de algo que suponemos que sí saben pero que no quieren decir, las cosas se van a seguir agravando. Por supuesto, no solo se incrementa la perdida de legitimidad del Gobierno sino que se cae en un abismo de donde ya no va se va a recuperar de ninguna manera. No hemos llegado a esa situación extrema, pero nos estamos encaminando al agravamiento de esta crisis.
Desde afuera se veía al Partido de la Revolución Democrática (PRD) como un partido alternativo y renovador. ¿Por qué esta tragedia ocurre en un Estado y una comunidad gobernadas por el PRD?
– Lo que ocurrió es que el PRD que se fundó en 1989 y lo que ahora se presenta como el PRD son dos cosas completamente distintas. Hubo desde la fundación del PRD, pero sobre todo en años posteriores, una tendencia a buscar pactos con distintas fuerzas políticas para conquistar gobiernos a nivel municipal, estatal y federal.
Eso, para muchos de nosotros, fue absolutamente inaceptable y dio lugar a, por ejemplo, la salida del (excandidato presidencial) Andrés Manuel López Obrador y de muchos de nosotros del PRD, que ya no queríamos ni queremos tener nada que ver con estos supuestos tratos pragmáticos, que entregan el Gobierno a quien sea con tal de que tengan dinero para pagar la campaña ocupar el cargo. Ese señor Abarca (el alcalde de Iguala) pues es uno de los tantos pillos que hay en el país, unos amparados por el PRD y otros amparados –la mayoría– por el PRI y por el PAN, que prácticamente compran un puesto. Esa corrupción es la que hace que el PRD ya no signifique lo que significó en el pasado. A más abundamiento, Cuauhtémoc Cárdenas (fundador del partido y excandidato presidencial) también acaba de abandonar el PRD.
¿Cuál es la articulación que existe entre las universidades con el movimiento para exigir justicia y verdad en Ayotzinapa?
-En las universidades mexicanas, de todas partes, lo muchachos se están preguntando muy seriamente por qué la agresión a los muchachos de Ayotzinapa y de qué forma eso está detonando un proceso de politización de los estudiantes que les fue negado durante años.
Encuentro muy sano que por fin los muchachos universitarios, por sus propios medios, hagan un esfuerzo por entender lo que está pasando, de mostrar que tienen sangre en las venas y que lo que están viendo no es lo que queremos que siga ocurriendo en el futuro. Independientemente de los resultados de esta crisis, va a haber un saldo doloroso pero positivo, en esa dirección.
¿Cómo pueden manifestar con efectividad las universidades extranjeras, especificamente de Costa Rica, su solidaridad con los muchachos de Ayotzinapa?
-Hay muchas formas de acompañamiento que valen la pena: es importante que haya muchos foros de discusión en América Latina y que se empiecen a interrogar seriamente las visiones del Banco Mundial y de la OCDE; desde luego, pensar que es necesario reconstruir la educación, también recuperar nuestras tradiciones pedagógicas. En México, la tradición pedagógica es muy poderosa, vinculada con la educación indígena y rural.
Aparte de eso, toda la solidaridad que le llega a los maestros, a los padres de familia a los muchahos de las normales es alimento del alma. Si ustedes como universidad se manifiestan con la preocupación, con la simpatía, con el dolor del alma y el acompañamiento de estas personas que están sufriendo tanto, si nos proponemos todos a entender mejor de dónde salen estos conflictos tan dolorosos, creo que se van a sentir muy reconfortados.