La parte de salarios en los ingresos nacionales declinó notablemente en España, hasta caer al 52%, el porcentaje más bajo de la historia.
Las políticas de ajuste aplicadas en Europa para enfrentar la crisis económica han agravado la situación social de la región hasta niveles inimaginables, según datos divulgados en meses recientes.
La semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) −un club exclusivo de 37 países al que Costa Rica aspira ingresar, dirigido por el negociador mexicano del Tratado de Libre Comercio de América el Norte (NAFTA), Ángel Gurría− dio a conocer su “Panorama de la sociedad 2014”.
El informe de la OCDE “es demoledor”, dijo la corresponsal del diario español El País en París, ciudad donde tiene su sede la Institución.
El documento señala que “el 10% de los hogares españoles con menores ingresos perdió prácticamente un tercio de sus ingresos entre 2007 y 2010, con una caída anual del 14%”. Comparada con la pérdida de ingresos de los hogares más desfavorecidos en los países de la OCDE −cuya media fue del 2%−, la situación española es particularmente negativa.
Pero no sólo se deterioró la situación de los más pobres en España, sino que aumentó la desigualdad, consecuencia de una afectación mucho menor de los sectores más ricos, que vieron disminuir sus ingresos sólo cerca del 1% anual.
Como consecuencia, la desigualdad entre el decil más rico y el más pobre alcanzó 13 veces en España, cuando la media en la OCDE es de 9,4 veces.
RECORTE SALARIAL
El economista español Viçenc Navarro publicó en el Social Europe Journal, a principios de marzo, el artículo “El desastre de las reformas laborales y sociales en España”.
Las reformas tuvieron un “enorme impacto” en los salarios, que cayeron 10% en dos años. La parte de salarios en los ingresos nacionales declinó notablemente en España hasta caer al 52%, el porcentaje más bajo de la historia, dijo Navarro.
Aunque la productividad laboral se ha incrementado desde antes de la crisis en un porcentaje mucho mayor que el aumento de los salarios, agregó, la “troika” (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional) y el Gobierno español “insisten en que estos están todavía demasiado altos”.
Navarro, columnista habitual en medios españoles y fuerte crítico de las políticas del Gobierno conservador español, tampoco ahorra críticas a su antecesor Gobierno socialista. “España [y Grecia] están en la cumbre de la liga del desempleo. Desde el inicio de la crisis, ambos −tanto el Gobierno socialista (PSOE) como el conservador (PP)− promovieron reformas orientadas a lo que llamaron ‘desregulación del mercado laboral’, asumiendo que el problema del alto desempleo fue creado por las muchas rigideces del mercado laboral”.
Producto de ello, se han dedicado a facilitar a los empresarios el despido de trabajadores. El resultado no ha sido la reducción del desempleo, sino todo lo contrario. “El número de desempleados es ahora de 6 millones de personas, 47% de las cuales no recibe seguro de desempleo alguno”, mencionó Navarro.
Además del desempleo, otra consecuencia de las reformas ha sido “el rápido deterioro de las condiciones de trabajo” ya que 92% de los nuevos contratos de trabajo son temporarios; mientras, crece el tiempo en que permanecen sin trabajo los desempleados. “Seis de cada diez desempleados han estado sin trabajo por más de un año, una verdadera tragedia”, lamentó Navarro.
Para el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, esa “moderación salarial” ha sido clave en lo que califica como recuperación de la economía española.
Para Navarro, el otro “dogma” en que se basan estas políticas de recortes “es la creencia de que el estado de bienestar ha crecido fuera de control y está arruinando la economía”.
Si, bien, España tiene uno de los menores gastos sociales per capita entre los países del euro, el Gobierno ha aplicado recortes por más de 12,8 mil millones de euros, un 18,2% en el Servicio Nacional de Salud. Eso ha promovido el crecimiento de los seguros privados de salud y ha abierto el sector a los “hedge funds y los capitales de riesgo”, denunció Navarro.
La situación de Grecia es aun peor, sometida al más severo programa de ajuste entre los países del euro. Datos del último trimestre del 2013 revelan que la tasa promedio anual de desempleo llegó a un 27,5% —más que el 24,2% anual del 2012—. El número de griegos sin empleo se ha más que triplicado desde 2008, cuando comenzó una recesión que hizo reducir un 25% el Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Cerca de 72% de los desempleados en Grecia lleva más de un año parado, por lo que ya no califica para obtener beneficios, reducidos ya a sólo 360 euros por mes.
DESIGUALDAD Y POBREZA
“La desigualdad corroe el proyecto europeo”, dijo en enero pasado un corresponsal de El País en Bruselas, y resumía la situación de la siguiente manera: “Seis largos años después del arranque de la gran recesión, el número de británicos que se ven obligados a acudir a instituciones benéficas para comer se ha multiplicado por 20, según un informe reciente de Trussell Trust. Italia reconoció la semana pasada, a través de su Gobierno, que la pobreza ha subido al máximo desde 1997. El número de españoles atendidos en los servicios de acogida de Cáritas ha pasado de 370 mil a 1,3 millones en lo que va de crisis. A Grecia han vuelto enfermedades como la malaria y la peste”.
La mortalidad infantil creció un 43% en ese país como consecuencia de los recortes en los servicios de salud, según Hannes Swoboda, coordinador del grupo parlamentario de Socialistas y Demócratas (S&D) del Parlamento Europeo.
En vísperas de las elecciones para el Parlamento Europeo, previstas para mayo próximo, Swoboda propuso hacer de la lucha contra las desigualdades el eje de la política europea, pero no hace propuestas muy distintas a las aplicadas actualmente: Libertad de movimiento, mercado único y garantías de respeto a la ley y a la no discriminación son los pilares de una sociedad igualitaria.
Si el deterioro social provoca creciente inestabilidad, con el resurgimiento por todas partes de grupos de tendencias nazis o fascistas, la desigualdad social preocupa de manera creciente a instituciones y políticos, incluyendo a los mismos que promueven las políticas de recortes que la impulsa.
Como lo señaló el informe de la OCDE ya mencionado, es «altamente improbable» que una recuperación económica —algunos la suponen ya iniciada aunque muy débil— pueda, por sí sola, poner fin a la crisis del mercado del trabajo y a la crisis social por la que atraviesan países como España.
Entre los países de América Latina pertenecientes a la Organización, Chile presenta la mayor brecha entre los ingresos del 10% más rico y el 10% más pobre. Medido por el coeficiente de Gini, normalmente utilizado para medir las desigualdades de ingresos en los países, Chile alcanza 0,50 y lo sigue México (0,47). La media en la OCDE es 0,31. En el coeficiente de Gini, el cero representa la igualdad absoluta, mientras el 1,0 representa la desigualdad absoluta.
La cifra no deja de llamar la atención pues Costa Rica (que aspira a ingresar a la OCDE) ha sido el país latinoamericano donde este índice de desigualdades más ha crecido en la región y, actualmente, alcanza 0,51, lo que revela una desigualdad superior a la de Chile.
Los países de la OCDE que tienen más pobres son Israel (20,9%), México (20,4%) y Turquía (19,3%). Todos ellos, al igual que Chile o Estados Unidos (17,4%), están muy por encima de la media del 11,3% de la Organización.
Esta situación podría, según un estudio financiado por la NASA y publicado la semana pasada por el diario inglés The Guardian, llevar al colapso de la civilización industrial en las próximas décadas, debido a “una creciente e insostenible explotación de los recursos de la Tierra y unas insoportables desigualdades sociales entre ricos y pobres”.
