Un Estados Unidos desorientado busca qué hacer en Siria

Una luz de esperanza para evitar un ataque norteamericano parecía surgir a principios de la semana, mientras el país, desorientado, discutía qué hacer en

Una luz de esperanza para evitar un ataque norteamericano parecía surgir a principios de la semana, mientras el país, desorientado, discutía qué hacer en Siria ante la propuesta del presidente Barack Obama de responder con una operación militar las denuncias de que el régimen sirio habría usado armas químicas contra su población.

Una visita del canciller sirio a Moscú dio paso a una propuesta de destrucción del arsenal químico del ejército sirio, pero no estaba claro si sería suficiente para detener un ataque cuyos preparativos están ya bastante avanzados.

En imágenes de fondo, la televisión norteamericana mostraba los argumentos a favor de la petición del presidente: niños llorando, agobiados, cuerpos en camillas; desesperación.

 

Se supone que todo habría ocurrido en Siria, consecuencia del ataque con gas sarín, por lo que el Gobierno de Obama responsabiliza a su colega sirio, Bashar al Assad.

 

El problema es que nadie tiene pruebas definitivas. Después de lo ocurrido en Irak, afirman analistas norteamericanos, nadie confía en este tipo de informes de inteligencia. Aunque para el general Michael Hayden, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entre mayo del 2006, bajo la administración de Bush, y febrero del 2009, al inicio de la administración Obama, el caso está resuelto desde el punto de vista de inteligencia. Ahora es solo un “problema político”, aseguró.

Para enfrentarlo, Obama repetía, desde hace una semana, una única consigna: Siria ha violado la ley internacional al usar armas químicas contra su población y debe ser sancionada.

OBAMA

El 4 de septiembre, camino la cumbre del G-20 que se celebró la semana pasada en la ciudad rusa de San Petersburgo, Obama hizo escala en Suecia. Ahí habló largamente de su caso contra Siria. Insistió en que se usó armas químicas y argumentó por qué, en su opinión, el responsable fue el Gobierno sirio: Siria tiene gas sarín; la oposición no tiene los recursos para manejar las cantidades de gas usadas contra la población. Estados Unidos tendría datos de inteligencia –grabaciones de funcionarios y militares sirios antes y después del ataque– que, para el mandatario estadounidense, dejan pocas dudas sobre la responsabilidad del ataque.

Pero no son muchos los que profesan, en su propio país, la misma fe del presidente. Desde luego, los apoyos más entusiastas son su Secretario de Estado, John Kerry; de Defensa, Chuck Hagel; y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey. A esos se suman algunos senadores y congresistas, pero sin una votación segura en ninguna de las dos cámaras hasta el fin de semana pasado.

No es mi credibilidad lo que está en duda, dijo Obama, refiriéndose a la propuesta de lanzar un ataque militar contra ese país. La frase hacía referencia a la afirmación del mandatario, hace unos meses, de que el uso de armas químicas contra la población sería la “línea roja” que, si el Gobierno sirio cruzaba, desataría un castigo militar en su contra.

En Suecia, Obama prefirió variar el énfasis: “no es mi credibilidad, es la credibilidad de la comunidad internacional y del congreso norteamericano las que están en juego. Esta norma internacional es importante. Cuando estos videos aparecieron, con 400 niños sometidos al gas, todos los países expresaron rabia y su codena”, agregó. Pocos se detenían a reflexionar sobre la ilegalidad de una operación militar sin el respaldo del Consejo de Seguridad.

REALITY SHOW

Los medios norteamericanos, sin embargo, le salieron al paso al nuevo enfoque del presidente. En las pantallas aparecieron sus declaraciones anteriores, estableciendo lo que calificó entonces de “línea roja”, más allá de la cual intervendría en Siria: el uso de armas químicas.

El cambio de posición provocó críticas y agregó un nuevo elemento de desconcierto en un debate que ya parecía poco convincente. Sobra la información. Hasta el punto de ahogar la reflexión.

Imposible seguirlo por la televisión sin la sensación de que un inmenso reality show está en marcha. Las cámaras saltan de Washington a la frontera entre Siria y Jordania; el Secretario Kerry responde a los congresistas en las audiencias en el Senado y la Cámara. Defiende con ardor su punto de vista, poniendo sobre la mesa su pasado en la guerra de Vietnam y, posteriormente, su participación en organizaciones contra esa guerra. No se trata de cambiar el régimen en Siria, se trata de que el uso de armas químicas no puede ser aceptado, argumenta, una y otra vez.

Las cámaras lo enfocan. Las audiencias duran horas. Congresistas y senadores preguntan. Unos no están satisfechos con la operación “quirúrgica” propuesta por Obama. Quieren más. Otros no quieren operaciones militares. El general Dempsey reitera que se trata de “degradar” las capacidades del ejército de al Assad. Y asegura que Estados Unidos lo puede hacer.

–¿Eso garantiza el no uso de gas sarín en el futuro?

–No, no lo garantiza.

Aumenta la confusión. La cámara vuelve al Oriente Medio. Se detiene ante analistas, líderes militares y políticos. El debate sale del aire unos momentos y, luego, vuelve (¿será capaz la audiencia de seguir este ir y venir de la cámara en la geografía y en los temas?). ¿Qué pensará el espectador? Las encuestas muestran que un ataque a Siria cuenta con el apoyo de menos de un tercio de la población.

Kerry interviene: –Se trata de disuadir Irán, Corea del Norte, de mostrarles que no podrían actuar impunemente…

El presidente está comprometido con un cambio de gobierno en Siria, asegura Kerry. Eso se hará por otros medios, principalmente “degradando” el poder militar de Assad y apoyando a la oposición armada, explica.

Nueva inquietud entre los congresistas. Kerry reitera entonces: lo que estamos discutiendo aquí no son medidas para poner fin a la guerra civil en Siria. Es una operación militar para sancionar el uso de armas químicas. Cuidadoso, preocupado en conseguir cada voto parlamentario para la operación contra Siria, pide no confundir las dos cosas en este contexto. “Podríamos discutir en una sesión clasificada las otras medidas del presidente para apoyar la oposición”, sugiere.

La senadora Susan Collins, del Comité de Inteligencia del Senado, es interceptada por la prensa a la salida de una audiencia clasificada: –Hay una amplia gama de medidas entre no hacer nada y las medidas militares. No estoy segura de la sabiduría el presidente Obama en esta materia. Este problema debería ser abordado con una perspectiva  más amplia, sugiere.

RUSIA

Rusia asoma en el debate. “En su opinión, ¿sigue Rusia siendo una superpotencia?”, le preguntan a Dempsey en el Senado. La pregunta causa desconcierto. El ataque a Siria parece ahora un examen de doctorado. La especulación sube de tono, el riesgo va desde la guerra de las Galaxias hasta la inactividad total.

¿Y si Rusia decide atacar? No es el momento de discutir este tema, podríamos discutirlo en una sesión privada, responde Dempsey, visiblemente incómodo. En su opinión, “si no hacemos nada, hay un riesgo evidente de una escalada del uso de armas químicas”.

Interviene Kerry: Rusia no va a entrometerse, Siria no amerita eso. Sus barcos van a permanecer alejados, asegura, señalando con las manos su convicción de que no se acercarán al escenario del ataque.

El presidente ruso expresó sus puntos de vista, refiriéndose al debate en el Congreso norteamericano sobre el ataque a Siria.

«Ningún Congreso en el mundo puede autorizar tales cosas, ya que eso sería autorizar una agresión. Todo lo que se sale del marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es una agresión, salvo la defensa propia», lo citaron las agencias rusas.

«Siria, como todo el mundo sabe –agregó–, no está atacando Estados Unidos, así que no se puede hablar de defensa propia».

La nueva propuesta, de destruir las armas químicas sirias, sube el listón para Obama, hace más difícil el ataque. Pero quizás los preparativos ya han ido demasiado lejos. O quizás las aspiraciones van más allá de castigar a Assad por el uso de armas químicas. Habrá que esperar otros días más…

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