En víspera de que Hugo Chávez cumpla la mitad de su período presidencial de seis años el próximo 19 de agosto, la oposición insiste en realizar un referéndum para tratar de revocar el mandato.
El presidente Hugo Chávez mantiene un diferendo con Washington.
Después del fracasado intento de poner fin al gobierno de Hugo Chávez mediante movilizaciones públicas y un paro nacional, en diciembre y enero pasados, la oposición pretende ahora acortar el mandato presidencial mediante un referéndum revocatorio que aspira realizar este año.
Sin embargo, ese camino parece lleno de escollos, desde las discrepancias en el congreso que impiden nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) hasta las diferentes interpretaciones sobre los procedimientos, que podrían complicar la realización de la consulta.
Chávez habló sobre el tema el pasado 30 de julio, al conmemorar su último triunfo electoral. Ahí acusó a la oposición de sabotear el nombramiento del CNE en el congreso. La integración de ese organismo provoca agrias polémicas en el parlamento y, ante la imposibilidad de hacerse la designación, el organismo sigue funcionando con una integración provisional que, según Chávez, «no tiene capacidad moral ni para elegir al Mr. Venezuela». Pero, añadió, «nosotros no estamos desesperados, ellos son los desesperados», refiriéndose a la oposición.
Este no es el único tema polémico en torno al referéndum. Chávez señaló que la oposición deberá recoger de nuevo las firmas para convocarlo y desestimó que se pueda usar para eso las recogidas durante el paro del año pasado, pues no se había cumplido aun el plazo estipulado para se convocatoria. La otra parte rechaza esa interpretación.Recordó también que en caso de una eventual derrota en la consulta, podría presentarse nuevamente como candidato. Y agregó que hay más de 50 solicitudes para la realización de referendos, que incluye mandatos de diputados, gobernadores y otras autoridades, consultas que se deberían realizar según el orden en que fueron salicitadas.
El viceministro de Agricultura de Venezuela, Ricaurte Leonett, quien visitó Costa Rica la semana pasada, dijo a UNIVERSIDAD que la oposición no había logrado las firmas necesarias para convocar el referéndum e insistió en que Chávez mantiene una popularidad superior a la de cualquier otro mandatario latinoamericano.
Leonett destacó una serie de iniciativas que está llevando a cabo el gobierno, tanto en el sector agrario como en ámbitos sociales.
«El 85% de los alimentos que consumimos son importados», recordó, al manifestar el interés del gobierno de revertir esa situación.
Las tierras más productivas están en manos de latifundistas, afirmó, y la constitución establece que el latifundio es contrario al interés social. El gobierno, sin embargo, no está promoviendo la expropiación de tierras, sino distribuyendo terrenos del Estado. La meta es entregar 1,5 millones de hectáreas hasta final del año y ya se ha distribuido la mitad de ese total.
El gobierno inició también un programa de distribución de alimentos de la dieta diaria, a precios controlados, con 7 a 10 productos básicos que, en su opinión, ha contribuido a controlar los precios y la inflación. Esto, junto con el incremento del presupuesto de educación y salud, que representan hoy 7 % y 8% del gasto público, es parte del programa de gobierno de la actual administración.
OPOSICIÓN
La posibilidad de realizar el referéndum fue el resultado de intensas negociaciones entre el gobierno y la oposición, después del fracaso de la huelga convocada en diciembre. Con el patrocinio de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el apoyo de un grupo de países amigos se llegó a una salida para el conflicto, de acuerdo con lo que dispone la nueva constitución venezolana.
Pero la oposición rechazó los criterios de Chávez con respecto al referéndum. El jefe de la fracción parlamentaria de la socialdemócrata Acción Democrática, Alfonso Marquina, afirmó que el 20 de agosto la oposición estará «consignando las firmas» necesarias para la convocatoria y que, a más tardar en tres meses, «todos los venezolanos estaremos expulsando al dictador de Miraflores», en alusión al palacio de gobierno en Caracas.
Delegados de la opositora Coordinadora Democrática, que participaron en la Mesa de negociación, protestaron ante la OEA y otras instancias internacionales por las declaraciones de Chávez sobre el referéndum.
La realización de la consulta cuenta también con el apoyo de la iglesia católica, cuyos jerarcas no ocultan su oposición al régimen.
«Llegó un momento maravilloso para que el pueblo venezolano salga a rescatar y recuperar lo que nos corresponde», afirmó el portavoz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Pedro Freitas.
Del mismo modo, portavoces del gobierno de los Estados Unidos se manifestaron la semana pasada, en diversas ocasiones, en torno a la situación.
El portavoz del Departamento de Estados, Richard Boucher, criticó también las afirmaciones de Chávez. «Hacemos notar que la constitución dicta que la decisión de realizar un referéndum incumbe a los tribunales, el Consejo Nacional Electoral y el pueblo de Venezuela, no a la rama ejecutiva del gobierno», afirmó.
El presidente rechazó esas declaraciones. «No aceptamos que ese gobierno declare, cada vez que le viene la gana, comunicados que se entrometen en los asuntos internos de Venezuela (…) El pueblo estadounidense debe darse cuenta de lo que está pasando en su país», dijo.
»No nos importa nada lo que diga el vocero del Departamento de Estado, aquí hay una República que se respeta y que tiene dignidad… no nos importa el poder que tenga el que pretenda agredir esta tierra», enfatizó Chávez. »EEUU debería ocuparse más bien de los problemas que han generado en el Medio Oriente y de aquel pueblo que está siendo atropellado… deberían revisar esa política, es una recomendación desde aquí al Gobierno de EE.UU», advirtió Chávez, subiendo el tono en la polémica con Washington.
En Buenos Aires, donde se encontraba en visita oficial, el canciller Roy Chaderton criticó también «las andanadas de algunos burócratas en el Norte que todos los días a las 12 m. dan lecciones de buena conducta al resto del mundo».