Venezuela: PSUV triunfa en país dividido

Al cerrar su campaña electoral, el 12 de abril, el oficialista Nicolás Maduro pronosticó un triunfo con más del 15% de diferencia sobre su

Al cerrar su campaña electoral, el 12 de abril, el oficialista Nicolás Maduro pronosticó un triunfo con más del 15% de diferencia sobre su rival, pero al final la diferencia fue de apenas 1,5%.

Nicolás Maduro, candidato del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), triunfó en las elecciones presidenciales del pasado domingo, pero se enfrenta a un país dividido en mitades prácticamente iguales: sacó poco más de 7,5 millones de votos, frente a los 7,27 del opositor Henrique Capriles.

El resultado, como señalan algunos analistas, deja sobre la mesa el mismo desafío planteado desde mucho antes de estas elecciones: ante la incompatibilidad de los objetivos políticos de las dos partes confrontadas, se impondrá finalmente aquella que transforme a su favor ese virtual empate que se expresó el 14 de abril en las urnas.

Es, en ese contexto, que deben entenderse los discursos de los dos candidatos, pronunciados poco después de conocerse las cifras oficiales, que Capriles no reconoció.


 

MADURO

Mientras Maduro defendía la legitimidad de su triunfo –a todas luces legal, según los procedimientos electorales y el criterio de los observadores– y anunciaba los primeros pasos de su Gobierno, Capriles acomodaba sus fuerzas sobre otro terreno, alistándolas para una batalla de naturaleza distinta.

Para revertir el empate a su favor, se señaló, Maduro tiene como arma fundamental el hacer un buen gobierno. Eso implica enfrentar desafíos económicos, particularmente el problema con las divisas y el desabastecimiento. Estos son dos terrenos en los que la oposición es fuerte (quizás más fuerte que el Gobierno), los mismos usados ya hace 40 años para debilitar y derrocar el Gobierno de Salvador Allende en Chile.

En su discurso, después de conocidos los datos oficiales, Maduro se dispuso a defender sus posiciones: “Llamamos al respeto a los resultados”, afirmó, recordando que “después de 18 elecciones, de 14 años, hemos venido aquí 17 veces, con 17 victorias del pueblo”, dando la sensación –destacaron observadores– de estar alistándose para la defensa de una plaza sitiada.

“Hay una operación internacional para atacar la democracia en Venezuela”, agregó Maduro, antes de proponer que se abriera el 100 % de las urnas electorales, para certificar el resultado.

La evidencia de esa “operación internacional” vino al día siguiente, con el “silencio” de los países miembros de la Unión Europea (UE) y de Estados Unidos, en respaldo a la posición de Capriles.

Como recuerdan los analistas, son los mismos países que, en abril del 2002, acudieron rápidamente a apoyar el golpe contra el presidente Hugo Chávez, que puso en el poder al presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona, para un mandato que duró apenas dos días.

Medios internacionales ayudaban también a reforzar esa posición. CNN en español desplegaba en su pantalla, al conocerse los resultados oficiales: “Lucena da a Capriles como ganador”, refiriéndose a la presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibsay Lucena. No decía que Maduro era el ganador, parecía que era solo la opinión de Lucena. Solo después de un rato en pantalla cambiaron el texto por el de “Maduro gana las elecciones”.

NUEVO GOBIERNO

Pero el presidente electo sabe que, además de defender posiciones, tiene que moverse hacia adelante. “Yo llamo a una rectificación profunda. El poder popular tiene que ser el instrumento de esa rectificación”, afirmó.

Fue en su discurso de cierre de campaña que se extendió sobre el tema, anunciando cinco objetivos del que sería su nuevo Gobierno.

El primero es el de la inseguridad, afirmó. El segundo, el de la eficiencia contra la corrupción y el burocratismo. El tercero, la economía: inversiones para generar empleo, control del desabastecimiento “provocado por la guerra económica de la burguesía”. El cuarto es el fortalecimiento y la creación del “Sistema de misiones Hugo Chávez”.

Maduro las calificó de “sistema socialista de misiones”. Son los grandes proyectos de promoción de la salud, educación, abastecimiento popular y otros, que el exmandatario llamó “misiones”. “Voy a mantener las misiones, todas”, dijo Maduro; “No voy a privatizar la educación, vamos a fortalecer la salud pública”, aseguró.

El quinto tema es el suministro eléctrico. “Nos están saboteando desde adentro, vamos a revisar, a dar vuelta la empresa. Ya hemos militarizado las estaciones y subestaciones. Voy a militarizar el servicio eléctrico”, dijo.

Luego agregó otros más: el sexto es el tema del poder popular. “Vamos a fortalecer el poder de las comunas, de los sindicatos, de los consejos obreros, del movimiento estudiantil”. Y habló también de un plan para desarrollar la infraestructura del país.

Maduro previó entonces una victoria con no menos de 10 millones de votos, con al menos un 15 % de diferencia sobre Capriles, cifras que hoy contrastan con el resultado oficial.

CAPRILES

Henrique Capriles, rodeado de su comando de campaña, desconoció el resultado de las elecciones y exigió un recuento del 100% de los votos.

Por otro lado, Capriles tiene las manos libres —y los recursos— para lanzar su ofensiva en el terreno económico, buscando debilitar al Gobierno. En la medida en que tenga éxito, cosechará apoyo político que le permita romper a su favor el actual empate electoral.

El candidato, derrotado en estos comicios, ya anunció su estrategia. A la “guerra de posiciones” de Maduro va a oponer su “guerra de guerrillas” en la economía, en la electricidad, en el abastecimiento, en todo lo que pueda debilitar a la nueva administración.

En su discurso, luego de conocidos los resultados electorales, advirtió: “Esta lucha no ha terminado. Esto es un mientras tanto”, mientras desconocía la legitimidad de la elección de Maduro. Y resumió su visión del momento afirmando: “Estamos aquí para hacer los cambios que la mayoría de los venezolanos quiere. Este sistema que se está derrumbando, si toca y se cae”.

Capriles, que fue reelegido gobernador del estado de Miranda (que abarca parte de Caracas), con solo 50,35 % de los votos en diciembre pasado, se permitió no reconocer la victoria del PSUV, más amplia que la suya.

Al día siguiente de las elecciones, “Analítica”, una página de la oposición venezolana, en su nota editorial, titulada “Un triunfo pírrico”, afirmó que la oposición “salió fortalecida” de los comicios, y agregaba: “Ahora [Capriles] tendrá que asumir su papel de líder indiscutible de la alternativa democrática y encabezar la lucha por el rescate de las instituciones en las que se acabe para siempre el poder hegemónico, que las controle y use para beneficio exclusivo de un solo segmento político”.

El politólogo Ángel Álvarez, citado por el periódico opositor venezolano El Universal, señaló, por su parte, refiriéndose al triunfo de Maduro: “Si quiere darle sustentabilidad a su Gobierno, ‘no le queda más remedio que pasar a una etapa del postchavismo despolarizado’». En todo caso, no fue esa la propuesta del candidato ganador al intervenir después de las elecciones.

REACCIONES

El triunfo de Maduro fue reconocido por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, incluyendo el de Costa Rica, el mismo lunes. Rusia y China también reconocieron el resultado.

El jefe de la Misión de Acompañamiento Electoral de la UNASUR, Carlos Álvarez, afirmó que los candidatos deben respetar el resultado oficial de las elecciones: “La misión de acompañamiento declara que dichos resultados deben ser respetados por emanar del Consejo Nacional Electoral, única autoridad competente en la materia”, agregó.

En cambio, “la negativa de Henrique Capriles a reconocer la ajustada victoria de Nicolás Maduro en las elecciones venezolanas mantiene en silencio a las cancillerías europeas. Estados Unidos tampoco se ha pronunciado, mientras China, Rusia y varios países latinoamericanos ya han felicitado al candidato socialista”, decía un medio de prensa europeo.

Pasado el mediodía del lunes en Europa, solo la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic, había hablado. En declaraciones a la agencia española Efe, Kocijancic señaló que la UE «toma nota» del resultado. Y añadió: «Si el Consejo Nacional Electoral (CNE) decide hacer un recuento, confiamos en que se haga rápido y con total transparencia, en especial a la vista del margen extremadamente estrecho» del resultado.

La reacción en América Latina ha sido distinta. La presidente de Argentina, Cristina Fernández anunció que estaría presente en la juramentación de Maduro, el 19 de abril, en el que, seguramente, será acompañada por otros mandatarios de la región, lo que no se había confirmado aun al cierre de nuestra edición.

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