Me permito saludarle de la manera más respetuosa.
Yo soy uno más de lo cientos de miles de costarricenses que decidió realizar un cambio en el país.
Por eso vi los debates de televisión y leí las notas de los periódicos. Quería fervientemente ser responsable y un buen ciudadano. Creo, a pesar de todo, en la democracia de mi país
Déjeme presentarme por favor. Soy uno más de los que la política no es su pan de cada día, pero que debe ir a comprar ese pan cada mañana en la pulpería de la esquina y se da cuenta lo que cuestan las cosas. De los que buscan en su bolsillo las monedas para poder pagar el autobús y si se cae una de ellas, se agacha para recogerla, pues seguro el chofer no va a querer llevar.Soy una de esas personas que trabaja y que no recibe un salario semanal ni quincenal, que le permita hacer planes para salir de vacaciones o comprar una pantalla gigante para ver el mundial. Me las ingenio para poder aprovechar las ofertas que hay en el comercio. Que cuando regresa a la casa va por las calles casi corriendo, por el temor de ser asaltado por tercera vez y de vez en cuando tropieza en los huecos, que hay tanto en las aceras como en las calles.
Soy, don Luis Guillermo, un ciudadano más. No soy de los quiere vivir a expensas del Estado, aunque sienta que ese Estado quiere vivir a costa mía. Veo el recibo de la luz y arrugo mi cara. He tenido que pagar la reconexión del teléfono que fue cortado y ando cerrando lo tubos para que no se desperdicie el agua. No tengo cuentas bancarias, pero sí muchas de esas otras cuentas que deben pagarse. Tengo hijos que desean estudiar y tener un futuro mejor. Por cierto, en confianza, le comento que un día de estos debo estar a las 4 de la mañana en la clínica, para sacar una cita con el doctor y que me diga por qué me duele tanto la espalda.
Don Luis Guillermo, yo nunca lo he visto junto a mí haciendo fila en la parada del bus, ni cerca del parquecito que hay por mi casa, donde llegan a venderles droga a los muchachos. Usted no tiene la obligación de conocerme, ya que nunca hemos concordado en nuestro círculo de amistades ni en el ámbito profesional. Nunca he sido dirigente de ningún partido político. No he sido parte de ninguna junta de notables, ni he estado a cargo de una embajada.
Usted nunca ha oído hablar de mí, pero ¿sabe qué?: yo sí lo conozco. Yo voté por usted.
Por tanto y para despedirme, le deseo muchos éxitos en la difícil gestión de sacar adelante a mi país y le ruego de la manera más atenta que, por lo menos en estos cuatro años venideros, no me moleste sin haberme visto como lo han hecho sus antecesores, de los cuales no tengo ningún grato recuerdo. Usted no me conoce. Yo sí. Le repito, yo voté por usted.
Se suscribe, su atento y seguro servidor.
Posdata: Si nos encontramos, le aseguro que va a tener que darme cuentas de su labor.