A propósito de la toma de los edificios en Golfito

En días pasados un grupo de estudiantes procedieron a tomar las instalaciones del Recinto de Golfito de la Universidad de Costa Rica.  El movimiento

En días pasados un grupo de estudiantes procedieron a tomar las instalaciones del Recinto de Golfito de la Universidad de Costa Rica.  El movimiento se desencadena por el cierre de la promoción del año 2014 de la carrera de Inglés, acuerdo tomado obedeciendo a razones académicas en razón de las bajas promociones de graduados a la fecha y el traslado de estudiantes a la Sede Rodrigo.  Otras reivindicaciones esgrimidas por los estudiantes se pueden resumir en la solución a diferentes problemas de infraestructura física y administrativa. Finalmente se presentan reivindicaciones de carácter más político como lo es la declaratoria del Recinto como Sede Regional, lo que le daría más autonomía, capacidad presupuestaria y plazas para su personal docente y administrativo.

Es nuestra opinión, como académicos con larga experiencia de trabajo en la Zona Sur, que el conflicto suscitado en el Recinto de Golfito  resulta de  la creación de una unidad académica improvisada, sin planificación de su desarrollo dentro de su contexto regional, y en una sede física completamente inapropiada para desarrollar un recinto universitario. El Recinto de Golfito ha tenido problemas desde su fundación y requiere de una transformación profunda en su contenido curricular, planta física, programa académico, personal docente y administrativo.

En el año 1985 se traspasan a la Universidad de Costa Rica un conjunto de edificios donados por la Compañía Bananera en la ciudad de Golfito.  El área central de estas construcciones son patrimonio histórico y sus ampliaciones y reformas deben respetar la normativa arquitectónica respectiva, lo que encarece considerablemente su mantenimiento.  En el año 2007 se decide abrir las actividades de docencia regular en la modalidad de Recinto Universitario. Las carreras que se ofrecen son más bien de duración corta y de un nivel técnico: Informática Empresarial, Inglés, Turismo Ecológico y Bibliotecología, así como una promoción de Enfermería con recursos del CONARE.  Esta oferta académica duplica la ya ofrecida por la UNA y la UNED en sus sedes en el Cantón de Corredores, que ofrecían estas carreras, junto a una oferta académica mucho más extensa, desde antes de la creación del Recinto de la UCR en Golfito. Puede verse por este contenido curricular que el Recinto cumple un papel académico no muy diferente al de una universidad privada: ofrecer cursos cortos, rápidos, de especialidades sobre las cuales existe la idea que hay un mercado de trabajo local.  En realidad no hay un solo documento que demuestre que hubo un estudio integral y un ejercicio de discusión universitaria detrás de estas decisiones. Las instalaciones donadas a la UCR en Golfito han perdido parte de su extensión original, inclusive con la presencia del Recinto universitario. Un edificio no ha podido ser desalojado de sus antiguos ocupantes, otro fue vandalizado hasta su desaparición y dos más fueron desmantelados con permiso de la dirección anterior del Recinto, en un fin de semana. Actualmente, en el Recinto habitan 41 estudiantes en residencias y 25 profesores. Además hay 89 estudiantes que reciben beneficio complementario por reubicación geográfica o residencia estudiantil. Estos estudiantes y profesores se hospedan en muy malas condiciones: del total de edificios del barrio Alamedas, donde están las viviendas («bachers») y los edificios administrativos, únicamente el 10% tiene condiciones óptimas de uso; se podría decir que hay otro 10% relativamente habitable y el resto fácilmente podría ser declarado inhabitable. Solo por dar un ejemplo, poner a derecho las instalaciones mecánicas y eléctricas sólo del Edificio Administrativo, para continuar bajo el mismo modelo de uso, implicaría una inversión de más de ¢400 millones.

Nuestra propuesta en torno a la presencia universitaria en el Pacífico Sur:

Más inversiones en la infraestructura en Golfito, así como su cambio a una sede académica de rango superior, no pueden realizarse sin una reflexión profunda sobre su proyección social, la pertinencia de su oferta curricular y la capacidad de su actual infraestructura física.  Desde la Universidad debemos primero resolver las siguientes preguntas:

1-¿Cuál ha sido la estrategia de desarrollo académico de lo actuado en el Pacífico Sur hasta ahora? ¿Estamos realmente ofreciendo a la juventud de la Zona Sur, igualdad de oportunidad de acceso a una educación superior de calidad, o simplemente le damos una formación básica para acceder a una oferta de empleo local,  limitada e inestable?

2-¿Cuáles acciones podemos tomar desde la Universidad pública para facilitar el acceso a la educación superior a la población estudiantil de los colegios de la Zona Sur? El problema de la cobertura y de la calidad de la enseñanza secundaria pública, recientemente mejor revelado con el Informe del Estado de la Educación (2013), requiere de una especial atención de la Universidad porque impone un límite educativo difícil de traspasar para este sector de nuestra juventud.

3-¿La docencia universitaria formal, o la formación de profesionales, debe ser la prioridad en el Pacífico Sur? El dilema anterior pasa por la integración a la docencia de  las experiencias en investigación y acción social, principalmente con proyectos coordinados entre sí que puedan ofrecer perspectivas para una región donde el dilema entre conservación y desarrollo se juega con especial intensidad. En este sentido, la capacitación de líderes locales, la educación continua, la educación biológica y todas las posibilidades de extensión universitaria deben ser consideradas como alternativas docentes tan válidas como la formación de profesionales.

4-¿Cuáles son los  recursos humanos y financieros que se requieren para dar espacio a esta visión integradora de la presencia universitaria? Existe la posibilidad de acceder a estos recursos a través de iniciativas conjuntas con las otras universidades públicas con presencia en la región, así como debe considerarse la necesidad de invertir en la contratación o reubicación de personal de alto nivel académico y profesional.

5-¿Es responsable cambiar el estatus del Recinto a Sede? Para las personas que hemos estado trabajando en la región Sur es un anhelo que la presencia de la UCR sea tan grande hasta el punto de que pueda tener una Sede universitaria o hasta un Centro Regional en la región. Sin embargo, sería irresponsable, tanto con la comunidad local así como con la Universidad, que en las condiciones actuales de infraestructura, de nivel académico y de deficiencia administrativa, se eleve su categoría a Sede sin antes definir el horizonte de su desarrollo futuro, decidiendo este tema al calor de demandas inmediatas.

Es evidente que el planteamiento anterior rebasa en mucho las reivindicaciones que motivaron la toma del Recinto, así como las intenciones de parte de su personal por convertirse en Sede Regional. Nuestra intención es colocar esta discusión en otra perspectiva, aquella necesaria para dar una salida donde converjan todas las experiencias y lecciones obtenidas de la historia del quehacer de la UCR en la Zona Sur.

Prof. Jorge Arturo Lobo (Escuela de Biología)

Prof. Gerardo Cortés (Escuela de Agronegocios)

Prof. Eduardo Chacón (Escuela de Biología)

Eyleen Alfaro (directora Recinto de Golfito)

Analucía Hernández (Escuela de Geografía).

 

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