Gran debate ha suscitado la propuesta del dirigente sindical más reconocido por la gran prensa de este país: Don Albino Vargas, secretario general de la ANEP. Nos referimos a su propuesta que en definitiva cuestiona la ley de incentivos para los profesionales en ciencias médicas.
Cada vez se hace más evidente que don Albino le sirve en bandeja de plata al Gobierno su ofensiva para dividir y golpear los derechos laborales a las y los trabajadores, mientras los altos jerarcas siguen el festín de las consultorías y las «trochas mochas». Pareciera que la mayor tarea de don Albino se fundamenta en la consigna del imperio romano: divide y vencerás.
Pero no busca don Albino dividir a los de «arriba», a los explotadores que detentan el poder, como se podría suponer, más bien comparte con ellos la preocupación por la contención del gasto público (cuyo déficit ellos mismos han provocado con el paraíso fiscal neoliberal y su corruptela). Aunque a simple vista parezca incomprensible, el divisionismo que ejerce don Albino (muy aplaudido por La Nación) es para dividir las filas del movimiento sindical.No obstante, el mismo Albino, que ataca a los incentivos médicos, por otro lado, defiende 30 años de tope de cesantía para las y los trabajadores municipales. Entonces ¿cómo es? ¿Le pagará con la misma moneda el Gobierno de Laura Chinchilla? ¿Medirá Albino a los municipales con la misma vara que mide a los médicos? ¿Será posible que un dirigente que se ha perpetuado por más de dos décadas como secretario general de la ANEP, no vea que el Gobierno y sus testaferros atacan como privilegio cualquier derecho adquirido por las y los trabajadores, de cualquier gremio que sea, desde los profesionales en ciencias médicas hasta los compañeros obreros de las municipalidades, golpeada ahora su Convención Colectiva por don Johnny Araya? Pareciera que a Albino Vargas le cabe bien el refrán: ¡mal paga el diablo a quien bien le sirve! Pareciera que se comporta como la serpiente que se muerde su propia cola.
Obviamente no parece ser que un dirigente con la experiencia de don Albino padezca de tanta ceguera o ingenuidad. Lamentablemente el asunto luce más siniestro. No por casualidad una semana después de las «innovadoras» propuestas de don Albino, ampliamente publicitadas por la gran prensa, en el sentido de «desenganchar a los médicos de la escala salarial del sector público», con bombos y platillos y en primera plana La Nación destaca que Ileana Balmaceda, la Presidente Ejecutiva de la CCSS, amenaza con ponerle candado a la institución emblemática de nuestra seguridad social, por la que el movimiento obrero luchó a brazo partido en los años cuarenta del siglo XX. ¿Y cuál es la causa de la inminente bancarrota según Balmaceda? Pues la Caja está al borde de la quiebra −nos dice− por culpa de los salarios de los médicos y sus demandas laborales en los tribunales. Mayor cinismo imposible: lo dicen los jerarcas que durante varios gobiernos de turno, han saqueado a la CCSS, usándola ilegalmente como caja chica del Gobierno Central en detrimento de la atención de las y los asegurados, se han hecho la visto gorda frente a la enorme evasión y morosidad patronal de las cuotas, y han auspiciado la expansión de la medicina privada con la onerosa compra de servicios a las empresas privadas que lucran con la salud. Lo peor del caso es que doña Ileana Balmaceda coincide bastante con don Albino Vargas en poner el dedo en la llaga de los incentivos médicos. ¿Mera casualidad o acto concertado? Para responder esa pregunta habría que tener presente que al ser humano como al árbol, por sus frutos los conoceréis. Juzgue el lector.