Llegar a alcanzar 30 años de estar siempre juntos, o 70 como mis abuelos, o casi 50 como mis padres, hasta que la enfermedad terminal se los llevó desde nosotros a Dios. Que la pareja que se ama esté siempre uno junto al otro, cambiando juntos. Y haber cambiado 20 o 30 veces en ese tiempo… pero juntos.
Cambiar juntos para seguir siempre juntos. Porque nos gusta vivir juntos y la vida nos permite la posibilidad de seguir juntos un poco más.
El amor se extingue cuando no cambiamos juntos. Cuando alguien en lugar de reír y llorar junto al otro, prefiere gritarle: ¡cambia así y cambia ya!