Si existe un aspecto que está caracterizando la época actual, son los vertiginosos cambios tecnológicos que se están generando en diferentes ámbitos del acontecer nacional e internacional. Ahora bien, ninguna disciplina del quehacer del humano se ha visto más impactada por tales transformaciones que a nivel educativo mediante la educación virtual. Esta es una realidad que no se puede ocultar, de ahí la importancia de que tanto docentes como estudiantes asuman este cambio desde una perspectiva positiva y dinámica para que el ámbito educativo se vea, determinantemente, favorecido.
Es cierto que lo nuevo siempre genera un poco de temor; además, se piensa que es mejor seguir aplicando un método ya conocido en lugar de hacer uso de uno nuevo, el cual va a demandar un renovado esfuerzo de aprendizaje y enseñanza, una actualización de la información hasta ahora adquirida y un tiempo extra de la labor docente. ¿Acaso para muchos profesores no les es mejor estar frente a sus alumnos repitiendo mecánicamente una serie de conceptos, mientras los estudiantes se desviven por copiar todo lo que el docente dice? ¿No es más sencillo para algunos estudiantes memorizar todo lo que se le ha trasmitido, que ponerse a pensar en la utilidad que ello tiene más allá de un examen? ¿No es mejor para muchos docentes el que sus estudiantes no emitan sus pensamientos críticos para continuar ellos en un sitial de honor y de poder frente a sus alumnos?
Puede que esta mecánica les resulte dentro del aula; sin embargo, estas se convierten en razones superficiales, y muy dañinas, ante un mundo que avanza día con día, y que como tal, demanda de nosotros un rol más activo y actualizado en la adquisición de conocimientos, sin depender de los demás y que nos convierta en protagonistas de nuestro propio entorno. Si nos negamos a ser parte del avance tecnológico y de cualquier otro adelanto que beneficie a la sociedad, en este caso particular la educación, es muy posible que sobrevivamos, pero sería muy difícil que estuviéramos a la altura de los grandes procesos de cambios educativo-sociales que ocurren a nuestro alrededor.
Evidentemente la educación virtual no es la panacea del sistema educativo, existen múltiples aspectos desde el compromiso, la formación profesional o el sentido ético de los profesores, hasta la voluntad de querer aprender de los estudiantes, que entran en juego para lograr una educación de calidad.
Sin embargo, si la educación virtual nos está ofreciendo una ingeniosa manera de complemento de los cursos presenciales en beneficio de todos los partícipes del proceso educativo, y, por ende, de la sociedad en general, entonces ¿por qué negarse a aplicarla?
Ante esta perspectiva, la educación virtual se ha convertido en una ventana al progreso, pues al permitir que el estudiante se sienta más motivado al concebirse protagonista de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje, entonces este se transforma en un agente más activo y constructivo del accionar social en el que se desenvuelve.
Ciertamente, la educación se ha visto potencialmente beneficiada con el uso de la tecnología en la medida que ha hecho los roles tradicionales educativos más fluidos; aún más, ha desvirtuado aquella percepción de que la educación virtual es fría e impide un contacto efectivo entre docente-alumno, idea bastante alejada de los resultados que ha generado la experiencia virtual pues, aunque parezca contradictorio, la educación virtual sí permite un contacto personal entre los docentes y los estudiantes mediante el intercambio de mensajes escritos y el respectivo seguimiento que el profesor hace del progreso de los alumnos, lo cual ofrece un conocimiento muchas veces mayor que el que se genera en los cursos presenciales.
La realidad es que estamos en un mundo informatizado y tecnológico; por ello, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, muchos miedos, apatías y desinformaciones que erradicar, en este propósito de hacer de la enseñanza virtual una efectiva y eficaz vía de complemento del sistema educativo tradicional y presencial, lo cierto es que tanto docentes como estudiantes deben acomodarse al mundo tecnológico en pos de una educación de mayor calidad.
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