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Los primeros tres meses de la administración SolísFrancisco Barahona R.
Politólogo y abogadoLo anterior, de cara a una opinión pública y a los medios de

Los primeros tres meses de la administración Solís

Francisco Barahona R.

Politólogo y abogado

El 8 de mayo asumió el poder y las tres primeras semanas se fueron en nombramientos de gabinete, juntas directivas de instituciones públicas, lectura y elaboración de agendas de acción, llamados a evaluar la realidad de cara a la herencia dejada por el gobierno saliente, e inicio de relaciones con la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial y organizaciones privadas representantes del empresariado y otros grupos de interés. No olvidemos el tratar de resolver la fuerte huelga del sector educativo, que le dejó como pesado lastre político la Presidenta Laura Chinchilla.

Lo anterior, de cara a una opinión pública y a los medios de comunicación que  muy de cerca le seguían los pasos al nuevo Presidente; concluyó positivamente la huelga, se comenzó un nuevo proceso, donde ahora sí se tenían las riendas de la cosa pública y donde los ministros y demás funcionarios del aparato estatal comenzaron a aplicar el programa de gobierno del PAC, sus políticas, sus acciones y sus nuevos planes, algunos de ellos de emergencia y otros destinados a cumplirse a mediano o largo plazo; varios de ellos probablemente serán anunciados por el Presidente Solís en su primer informe de los cien días y otros serán incorporados en el Plan Nacional de Desarrollo que el Ministerio de Planificación elabora en el presente y del que pronto tendremos noticias, según nos lo ha anunciado su titular.

Claro que no todo ha sido miel sobre hojuelas y varios temas han comenzado a sacudir el nuevo mandato que se supone está destinado a realizar un gran cambio, de acuerdo a lo expresado claramente por más de un 1.300.000 votos el pasado abril. En primer lugar, el nombramiento de varios de sus más cercanos colaboradores produjo sorpresa y  anticuerpos, en especial porque varios de ellos recayeron en personas que no pertenecían al PAC y sí a algunos otros partidos como el PUSC y PLN o inclusive, personas que no contaban con militancia política reconocida, aunque en principio sí tenían cualidades técnicas, de conocimiento y experiencia que nadie puso en duda. Pero el PAC se resintió como partido político triunfante y muchos electores que votaron a favor de un cambio fuerte, comenzaron a dudar, más si inclusive personas cercanas a la candidatura del PLN resultaron incorporadas en la acción del nuevo gobierno. También el nombrar en el Ministerio de la Presidencia a un obispo luterano sorprendió de cara a la prohibición constitucional; recursos ante la Sala IV están pendientes de decisión y ya la Procuraduría emitió un pronunciamiento desfavorable, así que este tema ha producido inquietud de cara a su permanencia y más cuando se sabe que buena parte de los nombramientos pasaron por su opinión e iniciativa.

También el tema del compromiso ético, bandera distintiva del PAC,  se ha visto en entredicho, al extremo de que en una asamblea reciente se le pidió al Presidente prescindir de los servicios de un  asesor, muy querido por él, pero que no tiene formación en el manejo de las relaciones políticas y que además, menospreció la agenda ética de ese partido y en especial se refirió despectivamente a su fundador, el actual diputado Otón Solís, a quien mencionó como un extremista y fundamentalista de la ética. También hay otro diputado cercano al Presidente que pese a desear pertenecer a la fracción del PAC y haber sido nombrado en su lista nacional de diputados, encuentra feroz  resistencia; todo esto contribuye a desestabilizar la imagen de la nueva administración, que es aprovechada por los liderazgos de los partidos de oposición, para lanzar sus críticas y así hacerse presente en la conformación de la opinión pública, que todavía  le es muy favorable a don Luis Guillermo.

Podría decirse que algunos de estos errores o supuestas contradicciones del accionar político, obedecen  a cierta ausencia de pensamiento  autocrítico, al no estar todavía plenamente conformados los equipos de gobierno, pero sí hay aparentemente una ausencia de asesoría política de la buena, desinteresada, basada en la experiencia, el conocimiento y el sentido de la oportunidad y proyección en el futuro. Todo esto puede corregirse si se quiere y si efectivamente se reconoce su necesidad de implementación, pero el paso es de la absoluta decisión del Presidente, que en estos días debe estar absorbido por la redacción del informe de los 100 días.

Siento también preocupación en relación con el contacto con los medios de comunicación, que puede y debe mejorarse con sentido de urgencia; quizás no se ha tenido tiempo para definir las áreas, los procedimientos y las personas, un equipo completo que lleve a buen puerto un esquema de comunicación que no se agota en el contacto con los periodistas, sino también con la ciudadanía en pleno. Este tema es crucial para el presente y el futuro de la administración Solís, y más si se cuenta con ese portentoso apoyo de los votos; ningún  otro presidente electo desde 1848, obtuvo semejante mayoría, pero cuidado que la ciudadanía sigue siendo muy crítica, independiente y de acciones por tomar.

Al presente, el nuevo gobierno todavía no marcha a velocidad de crucero y menos ha lanzado el grueso de su artillería pesada; hay que esperar el informe presidencial para tener pistas más serias de sus propósitos, incluyendo las denuncias esperadas de acciones negativas del pasado reciente; ni siquiera puede decirse que los proyectos de ley, cerca de 70, enviados a la Asamblea Legislativa en este primer periodo de sesiones extraordinarias, es un paquete coherente donde se perciben las nuevas líneas de gobernanza, siendo que más bien en su  mayoría son parte de la herencia dejada por la anterior legislatura, y de su trámite depende el cierre de buena parte de la agenda parlamentaria, establecida en tiempos cuando aún el nuevo mandatario recibía −en porcentaje de intención del voto− un número tan pequeño que estaba en el margen de error de las encuestas de la época. Mucha agua ha pasado bajo el puente desde esos días, pero tenemos que ser conscientes de que hay que tener paciencia, la elección nacional ya pasó, dio sus sorpresas y a todos nos corresponde ahora tenerla, pero eso sí, recordando las palabras del mismo presidente Solís: la Casa Presidencial está hecha de vidrio, para que todo se vuelva transparente; él necesita no solo del apoyo, sino de la crítica, de la jalada de orejas que llega a tiempo, de propuestas atinentes y de la colaboración de todos. Sepamos que es el interés de la patria el que está en juego. Así que esperemos su pronunciamiento en los próximos días y de allí para adelante el tiempo de las suposiciones se agotó; ahora es el de la práctica, el de las acciones, el de la crítica y autocrítica de todos, de estos buenos hombres y mujeres, que solo desean lo mejor para sus hijos y nietos; en otras palabras, el futuro está a punto de atropellar el presente, y esperemos que sea para bien.

 

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