Sencillamente repugnante, en extremo ofensivo, para quienes creemos firmemente en el respeto a la dignidad humana. En el programa El Chinamo, del lunes 26 de diciembre, en la sección El Chinaoke, se presentó una parodia de una auténtica canción nicaragüense, del reconocido cantautor Luis Enrique Mejía Godoy, titulada «Pobre La María», pero con una letra que de principio a fin fue un grosero insulto a la inteligencia humana.
Ahí se hizo mofa a ultranza del pueblo nicaragüense, aprovechando los temas del río San Juan y la provincia de Guanacaste.
Para nadie es un secreto que estos temas son relevantes en la dinámica de las relaciones diplomáticas entre Costa Rica y Nicaragua. Pero la solución a ellos no se logra fomentando el chiste mal intencionado, ni la chota, ni burla socarrona.
Hay que apuntar que nos parecen absurdas y ridículas las declaraciones de los gobiernos de Nicaragua (Alemán y Bolaños) y del dirigente sandinista Daniel Ortega Saavedra, cuando en reiteradas ocasiones, han emitido criterios en grado sumo equivocados ante estos temas; esa lamentablemente, ha sido la tónica de esa clase política ambiciosa, prepotente y hurtadora de los bienes y servicios del auténtico pueblo de Nicaragua.
Hay que decirlo con marcado énfasis, el pueblo de Nicaragua es noble, sencillo, generoso, valiente, como todos los pueblos del mundo, y si han venido a nuestra patria, creo que no ha sido de buenas a primeras por su propio gusto, los ha obligado el desempleo, la economía informal, el pluriempleo, lacras del neoliberalismo y de la globalización económica impuestas precisamente por esos gobiernos, que han tenido y han entregado al mejor postor sus grandes riquezas naturales y la venta de empresas estatales con las que se han hecho multimillonarios, esa clase política vende patria. Pero por favor, no confundamos la gordura con la hinchazón, una cosa son esos fariseos del templo (Alemán, Bolaños, Ortega, Chamorro) y otra ese pueblo de Estelí, Chinandega, León, Masaya, Granada, Bluefields, Matagalpa, Rivas.
Del mismo modo en Costa Rica, la clase política dominante (Arias, Calderón, Rodríguez, Guevara, Pacheco, Figueres) han sido un grupúsculo incapaz de resolver por la vía del diálogo y la negociación, los problemas planteados por el gobierno de Nicaragua, y además, son los que coadyuvan a provocar el chauvinismo y la xenofobia contra el pueblo de Nicaragua.
¿Por qué, señores de la Administración de Canal 7, en lugar de provocar xenofobia, más bien no colaboran en que nuestras sociedades se conozcan mejor, rescaten su identidad cultural?
¿Por qué no provocar encuentros con esa pléyade de excelentes escritores y escritoras tanto costarricenses como nicaragüenses, lo mismo en las demás manifestaciones del arte?
Acaso no sería más humano, solidario, altruista, que los nicaragüenses de todas las edades y de los distintos grupos sociales conocieran los aportes culturales de Cantoamérica, Guadalupe Urbina, Esteban Monge; de la poesía de Debravo, Azofeifa, Ana Istarú, Julieta Dobles, y de igual manera nosotros (as), retomáramos el legado de Darío, Salomón de la Selva, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Daysi Zamora.
Si no hacemos algo por parar la xenofobia, tiene razón la Dra. Yamileth González, rectora de la Universidad de Costa Rica, cuando apuntó «Lo de país democrático, patria de asilo, nación de oportunidades queda cada vez más en el mito» (La Nación, 12-12-05, pág. 38A).
De igual forma, señores de Canal 7, ustedes que procuran educar a través de la televisión a la sociedad costarricense, sean conscientes de la verdad de Perogrullo que nos plantean los exrectores Carlos Tünnermann y Jorge Mora, cuando enfatizan que «el chauvinismo y la xenofobia atentan contra los más elementales derechos humanos» (La Nación, 27-12-05, pág. 24A).
Ahí se hizo mofa a ultranza del pueblo nicaragüense, aprovechando los temas del río San Juan y la provincia de Guanacaste.
Para nadie es un secreto que estos temas son relevantes en la dinámica de las relaciones diplomáticas entre Costa Rica y Nicaragua. Pero la solución a ellos no se logra fomentando el chiste mal intencionado, ni la chota, ni burla socarrona.
Hay que apuntar que nos parecen absurdas y ridículas las declaraciones de los gobiernos de Nicaragua (Alemán y Bolaños) y del dirigente sandinista Daniel Ortega Saavedra, cuando en reiteradas ocasiones, han emitido criterios en grado sumo equivocados ante estos temas; esa lamentablemente, ha sido la tónica de esa clase política ambiciosa, prepotente y hurtadora de los bienes y servicios del auténtico pueblo de Nicaragua.
Hay que decirlo con marcado énfasis, el pueblo de Nicaragua es noble, sencillo, generoso, valiente, como todos los pueblos del mundo, y si han venido a nuestra patria, creo que no ha sido de buenas a primeras por su propio gusto, los ha obligado el desempleo, la economía informal, el pluriempleo, lacras del neoliberalismo y de la globalización económica impuestas precisamente por esos gobiernos, que han tenido y han entregado al mejor postor sus grandes riquezas naturales y la venta de empresas estatales con las que se han hecho multimillonarios, esa clase política vende patria. Pero por favor, no confundamos la gordura con la hinchazón, una cosa son esos fariseos del templo (Alemán, Bolaños, Ortega, Chamorro) y otra ese pueblo de Estelí, Chinandega, León, Masaya, Granada, Bluefields, Matagalpa, Rivas.
Del mismo modo en Costa Rica, la clase política dominante (Arias, Calderón, Rodríguez, Guevara, Pacheco, Figueres) han sido un grupúsculo incapaz de resolver por la vía del diálogo y la negociación, los problemas planteados por el gobierno de Nicaragua, y además, son los que coadyuvan a provocar el chauvinismo y la xenofobia contra el pueblo de Nicaragua.
¿Por qué, señores de la Administración de Canal 7, en lugar de provocar xenofobia, más bien no colaboran en que nuestras sociedades se conozcan mejor, rescaten su identidad cultural?
¿Por qué no provocar encuentros con esa pléyade de excelentes escritores y escritoras tanto costarricenses como nicaragüenses, lo mismo en las demás manifestaciones del arte?
Acaso no sería más humano, solidario, altruista, que los nicaragüenses de todas las edades y de los distintos grupos sociales conocieran los aportes culturales de Cantoamérica, Guadalupe Urbina, Esteban Monge; de la poesía de Debravo, Azofeifa, Ana Istarú, Julieta Dobles, y de igual manera nosotros (as), retomáramos el legado de Darío, Salomón de la Selva, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Daysi Zamora.
Si no hacemos algo por parar la xenofobia, tiene razón la Dra. Yamileth González, rectora de la Universidad de Costa Rica, cuando apuntó «Lo de país democrático, patria de asilo, nación de oportunidades queda cada vez más en el mito» (La Nación, 12-12-05, pág. 38A).
De igual forma, señores de Canal 7, ustedes que procuran educar a través de la televisión a la sociedad costarricense, sean conscientes de la verdad de Perogrullo que nos plantean los exrectores Carlos Tünnermann y Jorge Mora, cuando enfatizan que «el chauvinismo y la xenofobia atentan contra los más elementales derechos humanos» (La Nación, 27-12-05, pág. 24A).