Carlos Poveda, artífice de las formas

El Museo de Arte Costarricense le ha conferido el Premio Teodorico Quirós 2013, al artista Carlos Poveda. Este importante premio trienal fue instaurado en

El Museo de Arte Costarricense le ha conferido el Premio Teodorico Quirós 2013, al artista Carlos Poveda. Este importante premio trienal fue instaurado en 1998, para honrar la memoria de uno de los grandes creadores e innovadores del arte nacional, don Quico Quirós, y se otorga como un reconocimiento a un artista que haya dedicado toda la vida a la obra plástica.

Acertadísima designación la de Carlos Poveda.  Excelente dibujante, de trazos fuertes y firmes de gran pureza y poderosa fuerza expresiva, a los veinte años se dedica a dibujar la figura humana con esmalte negro sobre un soporte blanco, utilizando el cabo del pincel como instrumento, a veces distorsionando o exagerando las figuras, creando seres atormentados y siniestros, pero siempre con gran originalidad.La autenticidad de sus dibujos expresionistas  llama la atención de la crítica y ya en 1961 forma parte de una exposición colectiva patrocinada por la Unesco.  Se une al «Grupo Ocho», y muy pronto participa  en exposiciones individuales y colectivas en Costa Rica, Colombia, Argentina, México, Estados Unidos de Norteamérica y otros países. En 1965 se traslada a vivir a Washington, D.C.; en 1968 a Venezuela, en donde radicará por largos años, y actualmente reside en Francia.

Al período venezolano corresponde la serie de ícaros y dédalos, hombres alados que poco a poco se convierten en aves en vuelo, o solo alas de mínimos trazos, delicados y sugerentes. La transición hacia el ámbito celeste es casi esperable: inspirado en el Antiguo Testamento, elabora una serie temática de «nubes», símbolos de trascendencia y espiritualidad, paisajes cósmicos,  etéreos, intangibles. Esos frágiles trazos evanescentes y materiales a la vez, parecen extraídos de una contemplación particular de la vida, de una interiorización del paisaje que se hace visible pero que brota desde adentro, desde las fuente interna de la expresión creadora.

Hacia finales de 1970 comienza a innovar con otros medios expresivos; experimenta con el color, las texturas, empieza a crear árboles y paisajes con diferentes materiales, collages, ensamblajes. Poco a poco abandona el dibujo para crear cuerpos volumétricos, escultóricos.

En su constante exploración expresiva, combina diferentes elementos tomados de  materiales de desecho, de la industria, con los cuales crea un producto que se transforma, reinventa, dando un vuelco insólito a la creación que busca nuevos sentidos.  Así, innovando, experimentando, trasmutando, va desarrollando una intuición particular del mundo, una Weltanschauung que se plasma en la serie que el artista llama «Paisajes domésticos».  Así crea una serie de formas escultóricas que se emparentan con el arte del bodegón clásico, pero visto desde una perspectiva audaz y novedosa, producto crítico, reciclado,  de la sociedad tecnológica, industrial.  Los bodegones de Poveda tienen una presencia formal que contrasta con el objeto de referencia, son un producto simbólico y a la vez realista, que termina de alcanzar coherencia en el plano de la conciencia intuitiva, desafiantes desde sus platos o soportes ready made, mostrando algo parecido a la comida «real», pero desde el ámbito de  la resistencia creativa, entre la frescura de los alimentos «naturales» y el producto reciclado de una sociedad de consumo, cada vez más artificial y tecnologizada; imágenes distorsionadas de lo natural, que despiertan en el espectador  sensaciones de agrado o desagrado, de aceptación o rechazo, que van más allá de la experiencia sensible, cuestionándola.  En palabras de León Ferrari:«El arte es belleza y problematización del mundo. En las exhibiciones el público puede hallar obras que lo gratifiquen con sus formas y significados o que contradigan sus más arraigadas certezas; allí podrá ver imágenes que lo sorprendan, materiales y técnicas desconocidos e incluso desagradables. Lo que un espectador encuentra en un espacio de arte no siempre confirma su visión del mundo. El arte es, precisamente, uno de los campos que incide en la transformación de las ideas. Muchas veces el artista anticipó, con sus obras, los cambios en la historia”.

El artista explora actualmente una faceta de este tema que tiene que ver con el pensamiento religioso, que son los objetos de culto.  Aunque comenzó con la comida como objeto ritual, ya ha incorporado otros elementos cultuales como figuras o bastones chamánicos.  El tema es apasionante y la creatividad de Poveda es inagotable.

En la trayectoria artística de Carlos Poveda, destaca su fidelidad al oficio.  Efectivamente, el artista ha dedicado toda su vida a la creación, desarrollando un estilo auténtico a través de una búsqueda constante, tanto de diferentes recursos expresivos, cuanto de una exploración introspectiva que parte de una percepción aguda  y de una seria interrogación filosófica de la realidad. No en vano es uno de los artistas costarricenses de más renombre y prestigio, y de ello dan fe los numerosos reconocimientos que se le han otorgado, como el merecido Premio Teodorico Quirós 2013.

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