Carteles costarricenses en La Habana

El primer paso es el inicio del proceso. En términos visuales, el asunto resulta complejo al pensar, concebir y realizar un cartel. En él

El primer paso es el inicio del proceso. En términos visuales, el asunto resulta complejo al pensar, concebir y realizar un cartel. En él es imprescindible una idea, que después los receptores reconocerán al plasmarse esta y exhibirse. Esa idea debe sazonarse con incógnitas, suspenso, intrigas, alegorías, pero de manera bella y comprensible.

Expresada mediante imágenes, textos y colores, ese “adelanto de la historia” en lo temporal del cartel (en tanto comunicador, más adelante obra de arte u objeto de decoración), cumple una función narrativa en el contenido visual, tiene cierta autonomía estructural y mantiene estrecho vínculo con el contexto.

En el cartel, los receptores reciben el primer impacto mediante la visualización: esta, en síntesis, remite al contenido del mensaje: trátese precisamente de una exposición de carteles, la puesta en escena de una obra teatral, la presentación de un libro, una revista, la exposición de obras de arte, una función de ballet, una película, una historia costumbrista, un concierto, etc.

Lo demostró “4 propuestas de cartel cultural”: una exposición que reunió colecciones de estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, cuya profesora, la M.A. Grettel Andrade, estuvo responsabilizada, también  como creadora, y que contó con la participación de un cartel de Rolando de Oraá. Participaron además con sendas conferencias explicativas y proyecciones, la profesora Andrade, la egresada Gabriela Ledezma y la estudiante Rocío Chacón. Estas propuestas fueron: El Gallo Volvió a Cantar, La Cultura Afro en Costa Rica, Carteles Conmemorativos al Centro Costarricense de Producción Cinematográfica CCPC y Carteles de Música de Diego Fournier. Esto aconteció en el Instituto Superior de diseño (ISDI),  en La Habana, Cuba, desde el 14 de setiembre hasta el 15 de octubre del año en pasado.  Con un sugerente mensaje simbólico, que operó connotativamente transmitiendo múltiples significados a partir de imágenes en una atmósfera si se quiere hasta bucólica, mediante procedimientos digitales de imágenes, textos y sintaxis.

En el siglo XXI, es evidente el cambio de percepción de los públicos: necesitan variaciones del lenguaje, en un mundo de imágenes, donde las nuevas tecnologías instauran otro tipo de relación social. Estos carteles son discursivos, hablan en momentos secuenciales: antes, ahora, después. De ahí la importancia de ellos: están concebidos con creatividad, desechando el facilismo, mantienen la relación empática con sus destinatarios.

No basta una buena idea, si no está concretada visualmente, y estos carteles lo están: son creíbles, comunican. Aprovechan las potencialidades del cartel, un medio destinado a educar e informar a los grandes sectores poblacionales.

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